El 23 de diciembre de 1889 tomamos el camino de la ciudad de David. El Patriarca Latino Monseñor Luis Piavi me invitaba a celebrar en Jerusalén la solemne misa del día 25, pero me excusé atentamente apremiado del deseo de decir misa ese día santísimo en los lugares mismos donde se efectuaron los misterios del nacimiento y manifestación del Mesías.