La Unión Europea (UE) no logra concretar la fórmula efectiva para conseguir que Rusia deje de ser una amenaza latente en su contra. Varias voces coinciden en que el intervencionismo militar de Vladimir Putin, presidente ruso, en Ucrania debería entenderse como una agresión indirecta contra la eurozona, porque ocurre en sus propias narices. Esa sería la razón de que los europeos hayan emprendido la guerra económica contra Moscú disfrazada de sanciones cada vez más fuertes, con el apoyo de EE. UU., que alienta la baja del precio del petróleo que ha causado estragos en las finanzas rusas.

Los bombardeos de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos desde septiembre del 2014, no han frenado las acciones de barbarie del grupo Estado Islámico (EI) que mantiene tomada una buena parte de los territorios de Siria e Irak. De hecho, Washington DC dijo que en esos ataques está usando el bombardero F-22 Raptor, lo último en la tecnología de aviones de combate, pero los yihadistas avanzan.

El expresidente de Panamá, Ricardo Martinelli, abordó su jet privado en el Aeropuerto Internacional La Aurora, en la capital guatemalteca, y partió rumbo a Miami-Dade, el jueves último, en lo que podría ser el principio de su exilio, tras conocerse que la Corte Suprema de Justicia de su país comenzará una investigación en su contra por varios delitos que habría cometido durante su mandato (2009-2014). Martinelli es un magnate que desarrolló la cadena de Supermercados 99, tiene inversiones en la industria azucarera, de plásticos, la televisión y la banca, entre otras áreas empresariales. De la mano de su partido Cambio Democrático alcanzó la presidencia panameña con el 60.11 por ciento de votos, en las elecciones celebradas en mayo del 2009.

En las últimas semanas, los venezolanos están desesperados por la escasez de productos mientras el Gobierno ha desplegado soldados para impedir turbas y saqueos de supermercados, en tanto que dirigentes empresariales han advertido de que las existencias de alimentos se habrán agotado a principios de marzo.

De manera sorpresiva, el mundo  se enteró el 17 de diciembre recién pasado del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, y en parte comerciales, entre Estados Unidos y Cuba, dos viejos enemigos que pasaron 53 años peleando y que pusieron al mundo al borde de una guerra nuclear. Fue un largo período de Guerra Fría, muy dañino para los cubanos. Esta medida es un gran paso entre  dos naciones que llevará alivio al pueblo cubano, que ha sido víctima  de un brutal embargo económico impuesto por EE. UU.  desde 1961, producto de las rencillas ideológicas entre los políticos norteamericanos -promotores del más puro capitalismo- y los líderes cubanos -representantes del socialismo-.

La derrota que sufrió el partido Demócrata y, por consiguiente, el presidente Barack Obama en las elecciones legislativas del martes 4 de noviembre reciente también deja otra derrotada: la comunidad hispana, que prácticamente perdió las esperanzas de que el Congreso de Estados Unidos apruebe una reforma migratoria. Los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en EE. UU.  trabajan muy duro y aportan para ese país, y esperaban que una reforma en el sistema de migración les diera la oportunidad de regularizar su estatus; es decir, convertirse en ciudadanos estadounidenses.