Hoy, la izquierda que se opone al salario mínimo diferenciado es la misma que desconoce que la idea se inspira, en gran medida, en Jacobo Árbenz. En 1951, el expresidente intentó establecer dos salarios mínimos: uno para la ciudad y otro, menor, para el campo. La idea no solo era crear un ingreso mínimo, sino reconocer que la productividad y el costo de la canasta básica en ambos lugares no son iguales.