Kajkoj Máximo Ba Tiul
NOTAS DE Kajkoj Máximo Ba Tiul
Hace unos días me compartieron el documento del movimiento denominado Maya’ Winaq en Resistencia, bajo el título: Oj, k’o qanojib’al che uchomaxik jachi ri q’tab’al tzij kokik (Nosotros tenemos el derecho de decidir y elegir libremente por nuestras autoridades), del que extraigo lo siguiente:
Algo está pasando en Guatemala que aún no logramos asimilar. Antes del 16A, hablar de corrupción era un delito. Todo aquel que se dirigía a una autoridad como corrupto se le podría asesinar y criminalizar. Por eso quedó incrustada la idea de que “no importa que robe un poco pero que haga algo”. Fruto de eso es que nosotros fuimos obligados a desarrollar una sociedad conformista y dependiente.
Qué institucionalidad vamos a proteger, si se rompió, cuando un puñado de políticos, aliados a algunos miembros de la clase económica y militares, decidió convertir al Estado no solo en un instrumento de dominación, sino en un medio para enriquecerse. Así como van las cosas, son pocos quienes se podrán salvar de ser responsables directos o indirectos de esta gran estafa que durante años, por no decir siglos, hemos estado viviendo. Siempre nos quejamos de que la policía nacional donde tenía que estar no estaba, que las medicinas deberían de estar en los hospitales, que las escuelas deberían de ser públicas, que las carreteras tenían que estar bien construidas. Pero no fue así, porque quienes capturaron o secuestraron la democracia y el Estado, lo hicieron para vivir de ella y con ello contagiar hasta el más pequeño de los funcionarios públicos, para robar y estafar.
Genocidio, etnocidio, femicidio, ecocidio, corrupción, impunidad, estos y otros más son prácticas del capitalismo. Son enfermedades que este sistema salvaje nos ha traído e infunde esto terror y miedo y desarrolla la pobreza y extrema pobreza, las desigualdades y la discriminación.
Llegamos al 13J con la aceptación por parte de la Corte Suprema de Justicia para que se le dé trámite a la inmunidad al hasta ahora presidente de la República de Guatemala. Así como van las cosas y con un Congreso tan corrupto y haragán, además con la posibilidad de la presentación de varios amparos, este proceso puede llevarnos hasta la toma de posesión de un nuevo ladrón.
Paralelamente al proceso de colonización y despojo, los pueblos indígenas (Mayas, Xinkas y Garífunas) desarrollamos mecanismos de resistencia y defensa de nuestras tierras y territorios. A la par del despojo también nos hemos levantado para alzar nuestra voz, porque desde el inicio este país se construyó sin nosotros. Por eso este es un País que está en manos de una oligarquía y de una burguesía racista y discriminadora, y que siempre ha actuado bajo la protección de las grandes potencias, asegurando así el control de los territorios para la grandes empresas multinacionales o monopólicas que promueven el desarrollo neoliberal y mayor pobreza para nosotros.
Los intelectuales del sistema mundo neoliberal, tienen como consigna aprovechar y profundizar la crisis para seguir acomodando el modelo y hacerlo apetecible para todos. El neoliberalismo nunca va a proponer cambios revolucionarios para beneficiar a las mayorías empobrecidas del mundo, porque los cambios que propone siempre serán para fortalecerse él mismo, como el monstruo que quiere terminar con todo, que aunque sabe que es un cadáver, se resiste a morir.
16A, 25A, 16M, fechas importantes para la dignificación del pueblo guatemalteco y podría ser el inicio de una mejor relación entre el campo-ciudad, urbano-rural, indígena-ladino, campesino-indígena, hombre-mujer, niños-niñas. El origen para comprender que la corrupción y la impunidad, el racismo y la discriminación son los males que transversalizan todas las relaciones socio-políticas del país, fortaleciendo relaciones injustas y desiguales.
Desde hace más de 50 años, nues- tro país ha sido el escenario para experimentar relaciones geopolíticas de los Estados Unidos con la región y que tiene como objetivo principal controlarnos, para evitar que exista otra Cuba o en situaciones actuales, que nuestro país no se una a los movimientos del sur, en este caso a Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina, principalmente.
En 1821, así se expresaron los criollos: “Tenemos que hacer la independencia, antes que otros pueblos la hagan”. Hoy, a propósito de la crisis en la que se encuentra el actual gobierno y el Estado, pareciera que nuevamente esta frase sigue siendo vigente. Bastó una conferencia de prensa del Cacif y sin temor a equivocarnos una llamada de la Embajada de Estados Unidos para que la Corte Suprema de Justicia resolviera con lugar el antejuicio para la vicepresidenta.