Juan Alberto Fuentes Knight

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NOTAS DE Juan Alberto Fuentes Knight

Lo que se conoce como macroeconomía se desarrolló como una rama de la economía durante la Gran Depresión, en la década de 1930, cuando existía una situación de masivo desempleo en todo el mundo.  La política macroeconómica, como combinación de la política fiscal y monetaria, surgió entonces como una respuesta ambiciosa para contribuir al pleno empleo.
Se requieren nuevos agentes económicos con capacidad de relevo y cambio del patrón de crecimiento.
El barón de Montesquieu tuvo el mérito de plantear desde 1748 la necesidad de contar con Estados sujetos a la división de poderes de acuerdo con sus funciones: el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial.  Era necesario contar con gobiernos “moderados”, no sujetos al despotismo: se evitaría el abuso mediante la conformación de tres poderes —en vez de uno solo— que limitaran su poder de manera recíproca. La Constitución de los Estados Unidos fue la primera en incorporar este principio.
La inversión pública en carreteras, puentes, caminos rurales, edificios, puertos u otras obras físicas no avanza. Un punto de partida para resolver este problema sería reconocer que el proceso de inversión pública involucra varias etapas, que deben estar bien articuladas entre sí para asegurar una implementación eficaz de proyectos concretos.
Paranoia. Incertidumbre. Destino ausente. Acerbas críticas. Existen múltiples percepciones sobre el rumbo de la economía, la política y la sociedad guatemalteca. Lo más visible es lo político: las dificultades que tiene el Estado para cumplir con sus funciones mínimas son enormes.
A veces creemos que Guatemala navega sin rumbo. Pero hay ámbitos donde ese rumbo sí existe, como ocurre con el desarrollo rural. Identifiquemos las principales tendencias. Ha habido una transformación estructural importante de la economía guatemalteca, como en otros países de América Latina. Se refleja en la reducción de la importancia del sector agropecuario en la economía nacional. Los ingresos y el empleo que genera ya no son tan importantes como hace quince años. El comercio y los servicios, cada uno por su cuenta, generan una proporción similar de ingresos y de empleo. A su vez, la productividad del sector agropecuario ha aumentado, debido a la expansión de la exportación de bienes como la palma africana, el hule, el azúcar y el café, a lo cual hay que agregar exportaciones no tradicionales que van desde el brócoli hasta la arveja china.
La elección de Vinicio Cerezo como secretario general del Sistema de Integración Centroamericano (Sica) puede contribuir a reactivar y renovar la integración centroamericana. Se trata de un expresidente que contribuyó de manera decisiva a que la paz se impusiera en Centroamérica a finales de los ochentas. Ahora tendrá la responsabilidad de dar un paso más, y de fortalecer la cooperación y la integración entre los países de la región. El desafío ocurre en un momento difícil, porque actualmente existen hondas diferencias entre gobiernos, especialmente entre Nicaragua y Costa Rica, que al no resolverse han obstaculizado cualquier avance de la integración.
La puesta en evidencia del papel de intermediarios financieros de 4 diputados la semana pasada vuelve a mostrar las limitaciones del actual Congreso y del sistema de partidos políticos.  Existen diputados con capacidad y buena fe, pero son una pequeña minoría.  La mayoría, y la actuación de los 4 diputados, son una manifestación de un sistema de partidos políticos que no se renovó en 2015, a pesar del rechazo que generó ese año.
La reunión celebrada entre los presidentes de Guatemala y Honduras —y el vicepresidente salvadoreño— y altos funcionarios de los Estados Unidos constituye un nuevo marco de las relaciones entre los Estados Unidos y estos países. A pesar del apoyo bipartidista a la cooperación con Centroamérica, el contexto ha cambiado y hay un intento del poder ejecutivo norteamericano de reorientar, aunque sea levemente, los lineamientos establecidos por el Congreso de Estados Unidos.
El Banco de Guatemala tiene el mérito de haber favorecido un mayor conocimiento acerca de las relaciones entre la política monetaria y cambiaria y el crecimiento económico. Lo hizo en sus Jornadas Económicas anuales, llevadas a cabo la semana pasada. Conviene identificar al menos tres conclusiones de los expositores —lamentablemente solo hombres— invitados al evento, sin negar que hubo matices y que en una columna no se puede resumir todo lo expuesto.