Guatemala tiene el porcentaje de desnutrición crónica más alto en el hemisferio (46.6%). Aparte de los numerosos efectos negativos, este es un problema cuyas consecuencias a largo plazo pueden ser invisibles, ya que afecta las conexiones neuronales en el cerebro de los niños. Uno de cada dos niños en el país tienen retraso en su crecimiento y desarrollo cognitivo.