En 1976, una gim nasta rumana de solo 14 años cambió el rumbo de este deporte, porque el 18 de julio de aquel año, en los Juegos Olímpicos de Montreal, Nadia Comaneci, que un año antes había conquistado el Campeonato de Europa de Skien, Noruega y relegaba a la rusa Ludmila Turischeva, otra de las más grandes de la historia.