César Augusto Sagastume
NOTAS DE César Augusto Sagastume
Cada vez que se cierra un período del calendario es obligatorio hacer un recuento de los éxitos y fracasos, de las alegrías y las penas, de los aciertos y desaciertos, de las turbulencias y la calma, del perdón y las discordias, de los amigos y enemigos, de las envidias y la comprensión, de las arrogancias y las humildad de tantos pasajes del comportamiento humano, que obligan a hacer una evaluación de manera individual, del círculo familiar, agrupaciones sociales, barrios, aldeas, parejas, caseríos, municipios, departamentos y, por lo consiguiente, en el contexto de Nación, en donde es más exigente y obligado un análisis interno y externo y sacar conclusiones de por qué le llamamos “el período gris de la Historia Nacional”, al estar en deuda, por no cumplir con nuestros derechos y obligaciones para hacer de nuestra patria una gran nación.
Al acercase el fin del año 2018 se vuelve a vivir un ambiente especial que nos brinda el último equinoccio, que marca el fin de una circunvalación del planeta alrededor del sol, se vuelve a sentir la belleza de un momento espiritual que hace sentirnos más humanos y se trasluce en una hermandad que quisiéramos que perdurara las 8,760 horas que dura ese ciclo, para vivir en una convivencia de paz y armonía.
Al revisar las páginas escritas en los diarios en la historia mediática se pueden encontrar valiosas ideas y sugerencias planteadas por diferentes personas, para atender las demandas del soberano, tomándose el derecho de representar las voces silenciadas que, por causa de la opresión, no pueden expresarse para exigir sus derechos, con lo que se da cabida a los poderosos para que puedan ocultar la verdad y justificar sus acciones en contra de la sociedad.
El principio del aprendizaje que nos lleva a ser libres de pensar, reflexionar, analizar, recrear conocimientos para conceptuar la vida, la cultura histórica y enfrentar los cambios constantes y vertiginosos de la naturaleza y de la humanidad marca la diferencia del aprendizaje para alcanzar la sabiduría, que será el instrumento básico para la sobrevivencia humana.
En este momento crucial de la historia de Guatemala para rencontrar el camino correcto que nos conduzca a la reconversión del Estado, para tener un patria como lo reza nuestra Constitución de la República en su Título I, Capítulo Único, que contiene el artículo 1 y 2, en donde se sintetiza el sentido filosófico de una nación libre, soberana e independiente que aún respeta los recordados postulados de la Revolución Francesa, cuyos principios de igualdad, fraternidad y libertad resuenan como estandarte para edificar las naciones civilizadas del planeta que garanticen el bienestar de toda su ciudadanía.
Después de las muestras cívicas dadas por el pueblo cuando se descubrió que los grandes de la política, los empresarios y los que ostentan las fuerzas armadas, sinónimo de poderosos que mantienen el concepto de la dicotomía opresores-oprimidos, de colonos-colonizados, dominantes-dominados, explotador-explotado, como siempre aspirando aparentar ante el pueblo con discursos llenos de verborreas farsantes ser honestos y transparentes, pero con actitudes perversas, como aquellos fariseos de la época del gran maestro, manejando a su antojo la ignorancia del pueblo para evitar que este tome acciones de reflexión y conciencia para analizar la falta de congruencia entre lo que dicen y lo que hacen, ¡Qué farsantes!
Ya suenan los tambores de victoria o derrota y principian la danzas de hombre y mujeres que juegan política con la dignidad del pueblo, político corrupto que algunos llaman protervo, venal, licencioso, pervertido y cuantos más apelativos, caracterizándose por ofrecer servirle al pueblo y termina sirviéndose de él. Estos son los malos que abundan en esa danza, pero debe haber buenos y es el momento de escogerlos, que seguro hay, pero no toquemos los mismos tambores y vayamos al ritmo de la danza de los malvados, porque seremos derrotados una vez más. Nuestra generación tiene la obligación de enmendar y reencontrar el camino que prepare y reconstruya la Nación, para descansar tranquilos después de la vida; multipliquemos el mensaje de ser conscientes de borrar lo malo y los que hicieron mal, volvamos a empezar, olvidando el fanatismo por alguien que no conocemos, y si de verdad queremos que se cambie el rumbo, démonos una mirada al interno y hagamos un cambio del mal al bien, manejando el principio de que si se cambian las partes también cambiará el todo.
Elecciones libres, sin recompensas al financiamiento ilícito a caudillos, sin paternalismo y sin pagar favores.
La erupción del Volcán de Fuego llama a las autoridades para que hagan planes de ordenamiento territorial y que se inviertan los recursos del Estado en programas de vivienda digna para miles de guatemaltecos, a fin de evitar que muchos vivan en zonas de derrumbes y deslaves, faldas de cerros y volcanes, orillas de barrancos, rutas y cuencas, entre otros lugares de riesgo, ya que las autoridades se preocupan reactivamente cuando suceden tragedias o hechos de violencia, y luego vuelven a la normalidad, como si nada ha pasado, a la espera de otro desastre, sin tomar acciones para prevenir y atender las amenazas que se ciernen sobre los más pobres.
Los humanos se empeñan en exterminar la clorofila que mediante la fotosíntesis incansablemente produce el oxígeno vital para la vida humana, que actualmente sufre destrucción por la tala inmoderada de árboles, que se hace en forma directa o indirecta cuando provocan los incendios forestales, por carecer de guardianes forestales, como existieron en su momento, y cuando ya se dio el fenómeno que no logran controlar por no contar con recursos financieros, logísticos y humanos para sancionar a los depredadores que rondan la muerte de los seres vivos.