En los últimos años, Petén ha contribuido enormemente a la economía del país, pero sus problemas cada día son más complejos: deforestación de sus áreas naturales, enquistamiento del crimen organizado, conflictos por tierras, establecimiento de monocultivos sin ningún control, comunidades rurales en el umbral de extrema pobreza, y otras abandonadas a su suerte en la Zona de Adyacencia Guatemala-Belice. El turismo sigue siendo incipiente y no se cuenta con la infraestructura productiva para impulsar su desarrollo económico.
La cobertura forestal en Guatemala está disminuyendo de forma acelerada, a causa de la tala ilegal de los bosques y los incendios forestales. La fauna silvestre está siendo cazada y traficada por guatemaltecos que venden el patrimonio natural del país al mejor postor. Existe un marco jurídico débil e insuficiente para aplicar la ley a estos criminales que hacen de las suyas, algunas veces en confabulación con las autoridades. La corrupción enquistada en el Estado afecta también a la biodiversidad y los bosques en Guatemala.
El Sistema Guatemalteco de Áreas Protegidas (Sigap) ocupa el 32% del territorio nacional. Es rico en biodiversidad, paisajes naturales y culturales, y eso convierte a Guatemala en uno de los 10 países más megadiversos en el mundo.
Los últimos acontecimientos en la Zona de Adyacencia con Belice son parte de un inventario de abusos, injusticias, capturas y crímenes en un territorio lleno de miseria, exclusión y abandono histórico por parte del Estado de Guatemala.