Los Acuerdos de Paz de Esquipulas II han llegado a su final; han muerto. Fueron enterrados para siempre por sus propios fundadores vivientes, quien no quiera verlo así está participando de una festiva demagogia llena de vacíos logísticos, insensibles e impertinentes incapaces de frenar la violencia y la inestabilidad social que actualmente vive Nicaragua, donde nuevamente el crimen, la crueldad institucional y la represión gubernamental han vuelto de la mano de Daniel Ortega, por lo que no considero oportuno lo dicho recientemente por el creador de dichos acuerdos y actual Secretario General del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), Vinicio Cerezo.