Llevamos varios meses con una clara tendencia internacional a la división, la desintegración, incluso procesos tan bien fundamentados y sólidos como la propia Unión Europea se ven afectados con la salida del Reino Unido (Brexit) y recientemente la salida de los EE.UU. del TPP, la potencial renegociación del NAFTA, el repunte de partidos nacionalistas y antinmigración en Europa, es claro que la integración económica o política ya no está de moda.