CATALEJO
La necesidad de sentir alegría y preocupación
Guatemala, nacida como tal hasta 1847, es una tierra de contrastes en todas las divisiones integrantes, al haber unidad en la diversidad. Su geografía es de una variedad y belleza incomparables. En solo 108 mil kilómetros cuadrados atesora climas y miniclimas, volcanes, y es en general un país verde, exuberante, con flores, ríos, aves, todos ellos vecinos de los vestigios de la cultura maya, una de las más importantes del mundo, pero también de la época colonial. Ello debe provocar la alegría de haber nacido en esta tierra. La manera tradicional de su gente es de amabilidad con los visitantes y desde hace muchas décadas ha abierto los brazos a personas nacidas fuera para sumarse a mucho del progreso histórico y a integrar el caleidoscopio de humano presente en nuestro país.
' Guatemala tiene padres de la patria. La España, antes colonialista, es hoy una sólida aliada, al haber dejado atrás los errores del pasado.
Mario Antonio Sandoval
Deben llenar de alegría y satisfacción muchos de los hechos físicos del pasado en cuanto a arquitectura. Su cultura humanística incluye una literatura de primer orden desde tiempos coloniales, cuando se mezclaron las historias del Popol Vuh con la Rusticatio Mexicana de Rafael Landívar, y llevada a su cúspide con el premio Nobel a Miguel Ángel Asturias, quien acompaña a otros grandes escritores como Tito Monterroso, José Batres Montúfar y muchos más. La ciencia no ha estado ausente, con figuras como el médico colonial José Felipe Flores y el descubridor de la oncocercosis, doctor Rodolfo Robles, en 1915. No pretendo hacer una muestra exhaustiva, sino solamente demostrar la variedad de grandes representantes guatemaltecos de la ciencia y la cultura.
El área donde es necesario sentir preocupación con la idea de cambiar la realidad actual, heredada y aumentada desde hace siglos, es la calidad de la vida cotidiana de la generalidad de los guatemaltecos, sobre todo los ladinos nacidos y residentes en las periferias citadinas y las áreas rurales, integrantes de los grupos indígenas. Ciertamente ha habido avances y existen dignos e importantes representantes de la academia, la industria, el comercio, pero constituyen una minoría. La mayoría sufre como pocos la más alta cantidad de manifestaciones del subdesarrollo. Una realidad irónica es el efecto de no lograr avances a causa de no considerar al español como la lengua franca del país.
Otro factor lamentable y causante de vergüenza es la situación generalizada de las mujeres, a consecuencia del machismo presente en todos los grupos sociales económicos y étnicos. En la política sucia, desvergonzada y corrupta del país, las participantes, desafortunadamente en su mayoría son ejemplos de estas lacras sociales. Esto es lamentable comprobación de cómo la corrupción y demás desmanes aparecen tanto en ellos como en ellas. Por supuesto, esto no descalifica la labor de tareas tradicionales, como ser maestras, pero también universitarias dispuestas a luchar por mejorar su estatus personal y el del resto de la mitad de la población nacional. La mujer guatemalteca igualmente destaca en labores empresariales y de valioso voluntariado por los necesitados.
Las guatemaltecas tienen muchas veces la necesidad de realizar el papel de padre y madre, generalmente abandonadas por los hombres o separadas de ellos a causa de la obligada emigración para lograr en el extranjero las divisas necesarias para mantener a la familia. También deben enfrentar la viudez causada por la violencia desbocada. Tanto la alegría como la preocupación por haber nacido en Guatemala deben ser fomentadas. Al comenzar los siguientes 200 años del 15 de septiembre, se puede abrir una puerta para analizar los errores de la historia, comprenderlos y evitar su repetición. Guatemala tiene también padres de la patria, quienes con aciertos y errores soñaron con horizontes propios, alejados de la entonces tambaleante España, ahora una gran aliada.