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¿Atrapados en el virus de la deuda?

Debido a la pandemia covid-19, la mayoría de las personas sufrió la pérdida de sus ingresos.

Una de las secuelas silenciosas que ha dejado la pandemia —y los miles de casos afectados por el covid-19— ha sido que muchas personas y empresas se tuvieron que endeudar para poder sufragar sus gastos.

Esto, debido a que muchos se vieron en la necesidad de renegociar menor salario o perdieron su empleo y quienes habían mantenido el sueño de tener su propio negocio, se vieron forzados a buscar trabajo y ver la forma de pagar las deudas provocadas por el cierre de sus empresas.

La gran mayoría de personas sufrió al quedarse sin efectivo y encontró la salvación en prestar dinero y endeudarse.

A lo largo de mi experiencia, he podido notar que como seres humanos pasamos de una a dos crisis inesperadas al año, que pueden ser provocadas por un despido, una enfermedad, una separación, un accidente, etc. Muchas de estas situaciones afectan el bolsillo y en lugar de tener de dónde tomar, vemos de dónde prestar.

Vivir endeudado puede convertirse en algo normal, cuando en realidad no debería serlo. En una oportunidad leí una frase que decía: el que debe, se vuelve esclavo de quien le presta. Esto me chocó en un principio, pero luego de encontrarme en mi peor crisis financiera, vi  lo cierto que era.

Para evitar lo anterior, les comparto algunos consejos para tener inmunidad ante las deudas:

Evite el hambre de gasto: Este tiempo requiere que detenga gastos innecesarios. Quien mejor la pasa en la crisis no es quien gasta más sino quien gasta menos y mejor.

Ponga nombre y apellido a su deuda: debe determinar cuánto debe. Si no tiene el dato exacto, nunca sabrá cuando parar y cómo pagar.

Pierda el miedo a negociar su deuda. Deber no es una vergüenza; dejar de pagar, sí.

Tome la iniciativa de buscar a quienes les debe y enfrente las consecuencias de sus decisiones: Les aseguro que les asombrarán los buenos resultados que pueden obtener cuando dan la cara.

No se acostumbre a vivir endeudado: No hay nada más frustrante que llegar al 15 y 30 de cada mes, sabiendo que el 1 y 16 ya se quedó sin nada porque todo lo debe.

Salir de deudas es una decisión: no soy epidemiólogo, pero les puedo afirmar que, si no se endeudan, no se van a contagiar de covid-19.

Recuerdo que mi primera crisis financiera fue por una emergencia familiar. Ese evento afectó mis ingresos económicos. Pero luego de poner en práctica estos consejos, logré acelerar el fin de los compromisos y encontrar de nuevo el balance.

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El autor es conferencista y consultor empresarial en temas de empleabilidad y desarrollo del recurso humano en la firma International Grow. También, es asesor en temas de finanzas personales, coaching ejecutivo y desarrollo de competencias laborales.

luisfernando@internationalgrow.com