PLUMA INVITADA

Reimaginemos un sistema de la ONU más resiliente

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La pandemia de Covid-19 se ha extendido por todo el mundo, teniendo un impacto socioeconómico devastador, del que prácticamente ningún país se ha salvado. Ha interrumpido el comercio mundial, exacerbado la pobreza, obstaculizado la educación y han sido las naciones de medios y bajos ingresos quienes llevan el mayor golpe a la carga.

' Desde la adopción de la Agenda 2030 de la ONU, Taiwán se ha centrado en ayudar a sus socios a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Jaushieh Joseph Wu

El mundo espera que la Organización de Naciones Unidas (ONU) intensifique los esfuerzos integrales para así resolver la crisis y garantizar la recuperación y reconstrucción de una manera sostenible. Esta tarea requiere todas las manos disponibles. Es hora de que este organismo internacional de la bienvenida a Taiwán, un socio valioso y digno que está listo para ayudar.

En los últimos meses, Taiwán ha logrado controlar la situación y ha emergido aún más dispuesto a trabajar con sus aliados y socios para abordar los desafíos de la pandemia. La respuesta eficaz de Taiwán al Covid-19, la rápida expansión de su capacidad para satisfacer la demanda de la cadena de suministro global y su asistencia sustantiva a países socios en todo el mundo nos demuestran que no faltan razones para las que Taiwán desempeñe un papel constructivo en el Sistema de la ONU.

Sin embargo, bajo a la presión de la República Popular de China (RPC), la ONU y sus agencias especializadas continúan rechazando a Taiwán, citando la Resolución 2758 (XXVI) de la Asamblea General de la ONU de 1971, como base legal para esta exclusión. Dicha resolución simplemente aborda el tema de la representación de China en la ONU; no hay mención de la reclamación china de soberanía sobre Taiwán, ni autorización a la República Popular de China a que represente a Taiwán en la ONU. La República Popular de China nunca ha gobernado a Taiwán y el pueblo taiwanés solo puede estar representado en el escenario internacional por su gobierno elegido popularmente.

Esta exclusión obstruye la participación de la sociedad civil de Taiwán, a quienes se les niega acceso a las instalaciones de la ONU, tanto para visitas como para reuniones. De igual manera los periodistas taiwaneses son incapaces de obtener acreditación para cubrir eventos de este organismo. Este trato discriminatorio basado en su nacionalidad va en contra de los ideales y principios fundacionales de la ONU y obstaculiza los esfuerzos generales de la organización.

Desde la adopción de la Agenda 2030 de la ONU, Taiwán se ha centrado en ayudar a sus socios a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y más recientemente, en la respuesta y la recuperación ante la pandemia. Internamente, Taiwán también ha cumplido con sus ODS en materia de igualdad de género, agua potable y saneamiento, buena salud y bienestar, entre otros. Esta implementación se refleja en la alta clasificación de Taiwán en el Informe Mundial sobre la Felicidad 2021.

En un momento en el que el mundo está haciendo una llamada de atención sobre las acciones climáticas y reducción de emisiones de carbono, Taiwán ha trazado una hoja de ruta hacia este objetivo y redactado una legislación para facilitar este proceso. Taiwán sabe que el cambio climático no conoce fronteras, por lo que está trabajando para convertir los desafíos en oportunidades y colaborar con socios globales.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, destacó que la pandemia ha revelado nuestra vulnerabilidad e interconexión compartidas. Y dijo, que la ONU solo puede beneficiarse de sentar a otros en la mesa. Mientras tratamos de recuperarnos en conjunto, negar a socios con la capacidad de contribuir es una pérdida moral y material para el mundo. Ahora es el momento de sentar a Taiwán a la mesa y dejar que Taiwán ayude.

 

*Ministro de Relaciones Exteriores República de China (Taiwán)

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