Heissy Celaya dice que hace 10 días no tiene vida, que tiene un dolor tan grande y tan profundo que no la deja ni dormir: su hija Amanda, de solo 17 años, fue arrestada el 11 de julio en La Habana en las protestas que sacudieron Cuba.
BBC NEWS MUNDO
Protestas en Cuba: la incertidumbre de los familiares de los detenidos en las manifestaciones y los testimonios de abusos en las cárceles
De acuerdo con varias denuncias, en algunas provincias y municipios la policía ha ido incluso casa por casa buscando a quienes participaron o tras identificar a algunos por los videos en redes sociales.
Ahora, la menor de edad está en una cárcel de adultos en la capital de la isla, a la espera de un juicio sumario el próximo jueves en el que ha sido acusada de “desorden público”.
Celaya cuenta que el día de su arresto, Amanda -quien cursa el 12 grado en el Preuniversitario de La Habana- iba a una clase de danza cuando la llamó para decirle que el taxi en el que iba no podía pasar por la protesta.
“Cinco minutos después me llama mi hija llorando histérica que se le estaban llevando presa, que la estaban montando en una patrulla. Desde ese momento yo pierdo la comunicación con mi hija”, dice Celaya a BBC Mundo.
La madre -que trabaja cerca del lugar donde Amanda le dijo que estaba sido detenida- salió corriendo a buscar a su hija.
“Salí como loca. Traté de buscarla entre la gente”, recuerda.
Creyó verla en la parte de atrás de una patrulla de policías. Dice que salió corriendo detrás del carro hasta donde le dieron sus fuerzas, pero no pudo.
A partir de entonces, dice que empezó a buscarla por todas las estaciones de policía de la ciudad, hasta que finalmente le dijeron que estaba presa en la temida cárcel de “100 y Aldabó”.
“Yo entré llorando allí histérica, mal, porque es una experiencia que no se la deseo a nadie. Me dijeron que le llevara aseo como si fuera una criminal, como si la fueran a tener allí 20 años. Y al día siguiente le llevé eso y una tarjeta para llamar por teléfono. Hasta el sol de hoy vivo ilusionada por lo menos esperando una llamada de mi hija”, dice.
“He ido 3 veces a 100 y Aldabó. No nos dicen nada, no nos dejan verla. A ella no la han dejado llamarme. Tengo que conformarme con lo que ellos me dicen, que está bien. No he sabido nada de ella”, agrega.
Celaya asegura que sigue sin entender por qué detuvieron a su hija -una joven con una prometedora carrera en la danza-.
“Yo estoy segura que mi hija estaba allí sacando fotos, que fue lo que me dijo. Pero vamos a suponer que ella también gritó. Dime, Dios mío, en cuál de los dos está el delito? ¿En filmar o en gritar, dónde radica el delito? Mi hija no pertenece a ningún grupo de disidencia, no es periodista independiente, nada. Es solo una joven que vive por la danza”, opina.
El caso de Amanda no es único: una lista conformada por grupos opositores y varios testimonios de familiares en redes sociales muestran que varios menores de edad fueron arrestados, algunas veces con violencia, durante las masivas manifestaciones contra el gobierno, las mayores que vivió Cuba en más de 60 años.
La edad de algunos, como Glenda de la Caridad Marrero Cartaya, de la provincia occidental de Matanzas, rondan los 15 años.
BBC Mundo contactó con la Unicef para conocer su posición sobre las detenciones de menores de edad durante las protestas en Cuba.
En su página web para la isla, la organización señala que “la legislación penal cubana establece que solo son imputables los mayores de 16 años y reconoce un tratamiento diferenciado al comisor de un hecho delictivo que se encuentre entre las edades de 18 y 20 años”.
Los adolescentes detenidos durante las protestas en Cuba forman parte de las más de 500 personas que han sido arrestadas en la isla en los últimos días, no solo durante las marchas, sino en las redadas que les han seguido.
De acuerdo con varias denuncias, en algunas provincias y municipios la policía ha ido incluso casa por casa buscando a quienes participaron o tras identificar a algunos por los videos en redes sociales.
Desde el inicio de las manifestaciones, BBC Mundo contactó con el Centro de Prensa Internacional para buscar una entrevista con las autoridades de Cuba para conocer su posición sobre las protestas y la situación en la isla, pero no ha tenido respuesta.
Sin embargo, el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel -que dio una “orden de combate” a sus seguidores para salir a la calle y frenar las marchas en su contra- ha calificado a los manifestantes de “mercenarios”, de “marginales” de ser “pagados por EE.UU.” o de buscar generar “disturbios”, de “manchar” la imagen de Cuba.
“Ayer vimos delincuentes. Ayer la propuesta no fue pacífica, hubo vandalismo (…) apedrearon a fuerzas de la policía, viraron carros. Un comportamiento totalmente vulgar, indecente, delincuente”, dijo el día después de las manifestaciones.
Las protestas contra el gobierno fueron mayoritariamente pacíficas, aunque algunos manifestantes volcaron carros de la policía tras ser reprimidos por ella o saquearon algunas de las llamadas “tiendas en moneda libremente convertible”, donde están los escasos alimentos que se venden en la isla y a los que no pueden acceder los cubanos que no cuenten con divisas extranjeras.
La angustia de las madres
A medida que pasan los días, la angustia de los familiares se acrecienta.
El lunes, fotos en redes sociales mostraban largas filas de madres frente a la cárcel de “100 y Aldabó” esperando noticias de sus hijos.
Era el caso de Raisa, la madre de Anyelo Troya, el director de la sección cubana del video de “Patria y vida”, la canción que se volvió un himno para los manifestantes por transformar el clásico lema de Fidel Castro (“patria o muerte”).
“Yo estoy que no tengo vida. Estoy a base de pastillas. Tan mal que no puedo ni hablar. Es mucho el dolor que nos están provocando a las madres”, dice vía telefónica desde La Habana.
“Hemos ido a la cárcel de ´100 y Aldabó´ pero no nos dejan verlo. Ahora sabemos que lo quieren llevar a juicio por ´desorden público´”, agrega.
Para otras, como Yamelic Bernal, el “suplicio” es mayor por ni siquiera estar en Cuba para tratar de hacer algo por su hijo.
“Imagínate qué dolor para una madre, ver videos y fotos a la distancia de cómo arrestan con violencia a tu hijo y se lo llevan preso”, dice a BBC Mundo al recordar cómo supo de la detención de Liam Sánchez Bernal, un joven músico de 25 años.
“Mi niño vive conmigo en Estados Unidos, pero estaba en Cuba desde abril haciendo su música y cuidando a su abuela, que está sola allá. Yo me estoy volviendo loca. Ahora no sabemos si lo van a llevar a juicio o qué van a hacer con él”, comenta.
El gobierno de Cuba anunció la semana pasada que realizaría juicios sumarios a los manifestantes y amenazó con penas de hasta 20 años de cárcel.
Según un documento enviado a BBC Mundo por la organización Prisioners Defenders, que aboga por la libertad de presos políticos, los juicios se realizarán bajo la figura de “atestado directo”, en la que se pasa de la investigación policial, sin acusación fiscal ni proceso, a la vista oral.
Esto, según la organización, eleva “la inmediatez y las carestías de defensa efectiva y debido proceso a la enésima potencia”.
Algunos familiares se quejan de que esta modalidad les dificulta contratar abogados y preparar la defensa.
“Yo voy mañana temprano a tratar de buscar un abogado. Nos la ponen muy difícil, porque no da tiempo siquiera a que busques la defensa y se prepare. Así que tendré que ver si un abogado toma el caso y llevarlo mañana mismo a la prisión”, dice Yuri Troya, hermano de Anyelo.
Testimonios inquietantes
Para muchos familiares de detenidos con los que habló BBC Mundo, los juicios sumarios y las posibles condenas que podrán enfrentar sus seres queridos no son el único motivo de preocupación.
“Tengo el corazón en un hilo viendo lo que están contando lo que han ido soltando de lo que está pasando en las cárceles”, dice Bernal.
Las autoridades de Cuba cortaron internet durante las protestas y, a medida que el servicio se restablecido con interrupciones, han comenzado a emerger videos, fotografías y testimonios que muestran a policías cubanos, agentes de civil y tropas especializadas golpeando -y, en algunos casos, disparando hasta con armas largas- a cubanos durante las protestas.
Y, también, han comenzado también a publicarse a cuentagotas recuentos de lo que está pasando en las cárceles con los que siguen detenidos, en los que se denuncian numerosos abusos, vejaciones y condiciones de hacinamiento en un país que vive su peor momento de la pandemia de coronavirus.
BBC Mundo contactó con tres de los manifestantes que fueron liberados, pero declinaron conversar por temor a represalias.
“Solo te digo algo y esto sí lo puedes citar: como dijo una vez Martí (el héroe nacional y poeta cubano), si Dante volviera a escribir el Infierno, se parecería a lo que yo viví en esa cárcel de Cuba“, dijo uno de ellos, un artista de 24 años.
En una entrevista que se volvió viral en la isla, otro joven estudiante de Física, Leonardo Romero Negrín, de 22 años, aseguró haber sido golpeado, desnudado y ultrajado reiteradamente por la policía durante su detención.
“Me llevaron a la estación (…) y cuando entramos me tiraron en el piso de un estrallón (sic). Entre cuatro personas me cayeron a patadas por todas partes. Me cubrí la cara con los antebrazos y siguieron dándome patadas, por eso tengo un antebrazo hinchado. Un médico lo vio. También una costilla me duele, no llegó a fracturarse, pero me duele y eso el médico también lo vio”, dijo al sitio La Joven Cuba.
“Después me llevaron para un patiecito. Un oficial fue con una tabla de madera blanca y una cámara en la otra mano. (…) El oficial me dio varios tablazos por las piernas, todavía tengo las cicatrices. Cuando iba a salir de allí vino otro oficial, el 03912 de la estación de Dragones, y le dijo a dos personas que me aguantaran, me cogió con las dos manos por el pelo y me dijo: ´¡Por mercenario!´. Me dio un cabezazo por la nariz, casi me desmayé, y siguieron dándome golpes”, agregó.
En su declaración, que no pudo ser verificada de forma independiente por BBC Mundo, Romero contó que lo que le pasó “fue poco” comparado con lo que vio allí.
“Había gente que tenía un moretón en el ojo, la cara hinchada, otros con yeso, con dedos fracturados. A un viejito lo trajeron el viernes, lo fueron a buscar a su casa porque lo vieron en una cámara. Lo bajaron (…) esposado y lo hicieron pasar por algo que se conoce como Somatón. ¿Qué es eso? Pues los bajan del camión y hay una hilera de militares a la izquierda y otra a la derecha, y tienen que pasar todos los reclusos por el medio de esas dos hileras para que les caigan a tonfazos (golpes con las tonfas, porras)”, dijo.
Varios testimonios obtenidos por BBC Mundo sugieren que antes de ser liberados muchos manifestantes han recibido la advertencia de que volverán a ser arrestados o que enfrentarán consecuencias si cuentan lo que les sucedió en las cárceles en redes sociales o a medios independientes o internacionales.
Díaz-Canel, quien inicialmente dijo que los manifestantes “han tenido la respuesta que merecían” aseguró en un “acto de reafirmación revolucionaria” el sábado que su país sufre una “campaña mediática” y que el suyo “no es un gobierno que reprime a su pueblo”.
“Ahora mismo lo que el mundo está viendo de Cuba es una mentira“, dijo en alusión a las imágenes que circulan de la violencia de sus fuerzas contra los manifestantes.
Organismos independientes como Human Right Watch y Amnistía Internacional (AI) estudian actualmente las denuncias de violencia no solo en las marchas, sino durante la “cacería” posterior de los que participaron en la protesta y en las cárceles.
“Están enviando un mensaje de terror para persuadir a las personas de que no regresen a las calles”, dijo en una reciente entrevista con BBC Mundo Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de AI.