LIBERAL SIN NEO
Anzuelo, hilo y plomo
Cuando es engañado con facilidad, cree todo sin dudar, cae felizmente en la trampa, ve solo lo que le conviene, es más crédulo y bobo que víctima, entonces reza el modismo que se tragó el anzuelo, el hilo y el plomo. Es una metáfora del pescado, que en su ingenuo entusiasmo por comer el anzuelo del engaño se traga todo, cae con ganas.
' Un artista del engaño y el fraude es súbitamente elevado al estrellato, porque conviene.
Fritz Thomas
Héroes y villanos se crean por las historias que se cuentan sobre ellos. En tan solo una semana de marzo 2018, las cadenas de televisión y cable ABC, MSN, CBC, NBC, MSNBC y CNN lo entrevistaron 147 veces. Lo trataron como a una estrella de rock o descubridor de la vacuna contra el cáncer. “Es una bestia”, declaró un comentarista de NBC, “podría ser el salvador de la república”. En el afamado programa The View, a Joy Behar se le caían las babas al presentarlo y Ana Navarro lo comparó con el Espíritu Santo. Stephen Colbert lo presentó en CBS como “un luchador” y MSNBC hizo eco al decir que “las personas valoran a un luchador, se cometería un serio error con subestimarlo”. Brian Seltzer, de CNN, lo calificó como un “serio contendiente” a la presidencia de EE. UU.; Anderson Cooper y Rachel Madows lo entrevistaron, colmándolo de elogios, alabando su brillantez y heroísmo.
¿Qué lo catapultó al estrellato? En marzo 2018 interpuso una demanda como abogado de la actriz de películas porno Stormy Daniels, que buscaba invalidar un acuerdo de no divulgación que ella había firmado, sobre un supuesto amorío con Donald Trump en 2006. El abogado fue héroe instantáneo. Montado sobre la ola de su estrellato, en septiembre 2018, el héroe presentó una declaración de una testigo acusando al conservador juez Kavanaugh, en proceso de confirmación para la CSJ de EE. UU., de haber drogado a mujeres jóvenes en una fiesta para que pudieran ser violadas, cuando él estaba en la escuela secundaria. ¿Sería posible obtener más laureles?
El destino de Michael Avenatti, el héroe, se empezó a desenredar cuando la supuesta testigo de las fechorías del juez negó conocerlo o haber presenciado semejantes hechos. Mientras Avenatti nadaba en fama y plata, su cliente, Stormy Daniels, bailaba en barras shows para ganarse la vida, ya que su abogado se había embolsado el anticipo pagado por un libro que escribiría la bailarina. En febrero 2019 Avenatti fue detenido por fiscales federales de NY, acusado de extorsionar a la empresa Nike, de quien exigía US$22.5 millones a cambio de no revelar información potencialmente dañina para la empresa. Un cliente de Avenatti denunció que le había entregado US$1.6 millones para pagar un reclamo a un tercero; el abogado se quedó con el dinero y lo usó para pagar la compra de un jet. Avenatti fue procesado en California y NY por extorsión, fraude y malversación; hallado culpable por un jurado, en julio 2021 recibió sentencia.
Esta historia no es sobre Avenatti, Stormy o Trump, sino cómo un hábil artista del engaño y el fraude es súbitamente elevado al estrellato porque encaja en la narrativa que se quiere promover. La subida de Avenatti tuvo densa y obsesiva cobertura en una estampida mediática de los formadores de opinión, las elites de los medios de comunicación. La brusca caída de Avenatti fue noticia discreta, sin mucho ruido, nada parecido a los titulares escandalosos y desvergonzada admiración cuando servía el propósito de la dirección que quería darse a “las noticias”. Disculpas por la campaña de desinformación, muestras de remordimiento o arrepentimiento, admisión de error, de parte de los “noticieros”, no hubo. Total, ya pasó, hoy las noticias son otras y los héroes que escogen, también.