Si se llegara a concretar la salida de Nicaragua del bloque comercial con EE. UU. en los próximos meses, el efecto para Guatemala sería la interrupción de las cadenas productivas, y la industria textil llevaría las de perder y recibiría el mayor efecto.
La medida que EE. UU. pretende invocar aún no está clara, ya que en los textos del Tratado de Libre Comercio (TLC) no existe un mecanismo de “expulsión” de algún país, específicamente si es señalado de violaciones a los derechos humanos, aseguran especialistas en el tema.
Sin embargo, la sola posibilidad causa incertidumbre entre el sector textil, pues puede salir perjudicado en el corto plazo, ya que Nicaragua se ha especializado en el ensamble de prendas que requieren telas fabricadas en Guatemala.
El análisis de impacto incluye las áreas legales y comerciales, pues Centroamérica pasa por un período de inestabilidad política.
Del 2010 al 2020, las exportaciones de Guatemala a Nicaragua fueron por US$5 mil 724 millones, y las importaciones, por US$1 mil 323, lo que significa una balanza favorable y un socio importante en la región.
Solo el año pasado las exportaciones fueron por US$662 millones, la cifra más alta en esta década.
Lectura
Alejandro Ceballos, vicepresidente de la Comisión de Vestuario y Textil (Vestex), afirmó que, desde el punto de vista global, Centroamérica es una región que compite con Asia, y si, por ejemplo, Nicaragua sale del TLC, se pierde la mano de obra que se emplea para la confección. Además, se pierde el programa y se elevan los costos de producción.
Ceballos aseguró que después de la pandemia, que encareció los costos de fletes de Asia, Centroamérica pasa por un mejor momento para despachar al mercado más importante, pero se podría perder esa oportunidad de recuperación.
El empresario enfatizó que Guatemala, en Centroamérica, se especializa en la confección de telas con menores costos de generación eléctrica, pero son altos los costos de manufactura de prendas y, además, no tiene flexibilización laboral, contrario a Nicaragua y El Salvador.
En los costos de confección, según Ceballos, Guatemala sigue siendo más alto respecto de esos países y Honduras.
Inicialmente, la salida de Nicaragua del TLC podría ser perjudicial para Guatemala porque representaría 70 millones de libras de tela que no tendrían dónde confeccionarse; pero también se podrían quedar en Guatemala y crear nuevas fuentes de empleo, sobre todo en la provincia, pero no existen las condiciones laborales y no se percibe legalmente viable que eso pueda suceder en este gobierno ni con los próximas.
En ese sentido considera que una salida de la industria textil podría ser Haití, que también está creciendo en la confección, aunque también afronta serios problemas políticos.
Rompimiento de cadenas
Enrique Lacs Palomo, exviceministro de Comercio Exterior y exnegociador del TLC, confirmó que el sector textil sería el más afectado en caso de una salida de Nicaragua, así como otra pequeña parte relacionada con el sector de alimentos y hierro.
Afirmó que todas las cadenas productivas que tiene Guatemala con Nicaragua, al integrarse se pueden utilizar las materias primas, transformarlas y exportarlas a Estados Unidos, y aunque no es una integración muy robusta, sino pequeña, se romperá esa conexión competitiva.
También se debería empezar a estudiar sobre las posibles sanciones, en el sentido de que empresas en Guatemala adquieren materias primas de Nicaragua, se transforman o manufacturan y se despachan a EE. UU.
Recomendó a los proveedores que tienen relación con Nicaragua a estar pendientes de estas sanciones.
Precisó que, en un primer análisis, a Guatemala no le puede afectar y que el comercio con ese país es por el Mercado Común Centroamericano.
El directivo de Vestex comentó que el crecimiento de la industria textil en Guatemala se debe, en parte, a la fabricación de playeras en las plantas de Nicaragua, y ese modelo se puede terminar.
Crisis política
Nicaragua atraviesa desde el 2018 uno de los momentos políticos más críticos de su historia, el cual comenzó con la muerte de cientos de nicaragüenses que fueron reprimidos por el Gobierno durante protestas cívicas, y ahora vive un nuevo capítulo con la ola de arrestos de opositores cuando faltan menos de cuatro meses para las elecciones generales.
El régimen del presidente Daniel Ortega, que gobierna Nicaragua desde el 2006, cuando regresó al poder, ha desoído los llamados de organismos multilaterales y de una serie de países como EE. UU. o los que conforman el bloque de la Unión Europea para que cese la represión y persecución a los opositores.
Guatemala también se ha pronunciado. El presidente, Alejandro Giammattei, instó al gobierno de Nicaragua a dar marcha atrás a sus acciones y a liberar a las personas que han sido detenidas por delitos que “pareciera no tienen sustento”.
Varios de los que han sido detenidos bajo cargos de traición a la patria se perfilaban para competir con Ortega en la elección presidencial.
Repercusiones
Enrique Sáenz, analista político nicaragüense, dijo que el “aferramiento enfermizo al poder”, de Ortega, “con un sentido mesiánico” ha colocado al país al borde del abismo, lo que tarde o temprano tendrá consecuencias en las naciones vecinas.
Los efectos adversos podrían sentirse, en primer lugar, con la profundización de la crisis económica y social de Nicaragua, que repercutirá en las inversiones extranjeras en ese país, muchas de las cuales son de capital guatemalteco.
Otro efecto que se teme, como ocurrió en la década de 1980, es el aumento de la migración, que hasta ahora solo se ha notado en Costa Rica, que ha albergado a unos cien mil nicaragüenses. Sin embargo, un eventual éxodo podría fluir también hacia los países del norte.
En cuanto a seguridad, Sáenz señaló que el régimen de Ortega ha liberado a miles de presos comunes, no políticos, para tener una base de apoyo. Entonces, cuando la crisis socioeconómica en Nicaragua se agudice, estos exconvictos podrían cruzar las fronteras.
Otra preocupación, dijo el analista, es que recientemente Nicaragua pidió a Rusia armas sofisticadas y entrenamiento militar, lo cual, de concretarse, sería “un factor de perturbación para las sociedades centroamericanas” porque sería el equivalente a tener en el centro del Istmo a un ejército extranjero y a una potencia armamentista.
Óscar René Vargas, sociólogo y economista nicaragüense
Óscar René Vargas, sociólogo y economista nicaragüense
“Los inversionistas guatemaltecos verán reducidos sus beneficios —en Nicaragua— y dejarán de invertir”.
El sociólogo y economista nicaragüense Óscar René Vargas coincide en que el primer efecto en la región será económico y que se traducirá en el cierre de empresas en Nicaragua; sin embargo, también debe preocupar que los países vecinos verán disminuidas sus exportaciones a este país porque su economía estará afectada.
Nicaragua es un socio comercial importante. Es el cuarto país al que se envían las exportaciones guatemaltecas, solo detrás de EE. UU., El Salvador y Honduras.
Solo el año pasado se exportaron mercancías por US$662.36 millones, unos Q5 mil 100 millones, según datos del Banco de Guatemala.
Sica debe mediar
El analista en asuntos internacionales Jorge Wong no duda que lo que suceda en Nicaragua “impactará profundamente” a la región, y citó como ejemplo que millones de venezolanos han salido de su país desde que comenzó a agudizarse la crisis política y económica, al punto de convertirse en una de las mayores crisis migratorias del mundo.
Si eso llegara a pasar en Nicaragua, “¿a dónde van a ir” todos sus migrantes?, cuestiona Wong, a la vez que recuerda: Nicaragua es parte de tratados de libre comercio que se han firmado con la UE, México y EE. UU.; asimismo, es parte de una interconexión eléctrica que atraviesa Guatemala.
Wong señala que Guatemala, al tener la presidencia pro témpore del Sistema de Integración Centroamericana (Sica) y por ser uno de los países fundadores de esa instancia debería encabezar un esfuerzo por hallar soluciones desde el interior de dicho sistema.
El analista, no obstante, duda de que Guatemala, ocupado en sus propias crisis —entre estas la sanitaria—, tenga la voluntad y fuerza diplomática para hacerlo.
Cifras
- 27. líderes opositores han sido detenidos en Nicaragua desde el 28 de mayo.
- 6. de los capturados son candidatos a la Presidencia.
La chispa
Una reforma a la Ley de Pensiones impulsada por el gobierno de Daniel Ortega fue la chispa que encendió la mecha de una bomba que llevaba años de acumular pólvora.
En abril último estallaron multitudinarias protestas ciudadanas que se tornaron violentas al ser reprimidas por las fuerzas del orden. El balance de esa represión se calcula en más de 300 muertos y miles de exiliados.
Desde entonces, Nicaragua ha vivido en medio de un clima de tensión que se agravó con la llegada de la pandemia, que el Gobierno pareció tomar a la ligera. Según cifras oficiales, el virus ha causado la muerte de 192 personas, pero monitoreos independientes contabilizan más de tres mil decesos por el virus.
Ortega, un viejo líder de la revolución nicaragüense que ayudó a derrocar la dictadura de Anastasio Somoza, se ha aferrado al poder desde que lo retomó, en el 2006. Antes ya había gobernado Nicaragua, de 1984 a 1990.
Ortega ha consolidado una red de gobierno en la que ha colocado en puestos claves a familiares y allegados. Su propia esposa, Rosario Murillo, fue nombrada candidata a la Vicepresidencia en el 2011 y ganó.
Inicialmente gobernaría del 2006 al 2012, pero en 2011, tras cambios a la Constitución, se reeligió y extendió su mandato hasta 2017. En 2016, luego de un polémico fallo de la Sala de lo Constitucional, que avaló la reelección continua, fue reelecto para una gestión que termina en 2022, y ya piensa en reelegirse en noviembre próximo.
Legalidad
El exnegociador Luis Pablo Cazali recordó que en los textos del TLC no se establece la expulsión de un país suscriptor de la manera en que EE. UU. lo está proponiendo y por los motivos que expone, como las violaciones a los derechos humanos.
Enfatizó que no existe una razón legal para separar a Nicaragua de las preferencias comerciales que establece el tratado , y aparte está la opinión político-social, y desde el punto de vista legal no existe una cláusula que aplique.
En todo caso, dijo, sería una decisión unilateral, y al ser este un acuerdo multilateral supondría que los demás países tendrían que estar de acuerdo.
Igual que Lacs Palomo, Cazali considera que habría que analizar las implicaciones en el futuro de las relaciones comerciales con Guatemala, y parte de lo que se debe pensar es que habría una reorganización del mercado que pueda implicar que empresas que están en Nicaragua migren hacia países vecinos.
Respecto del limbo legal, el exnegociador dijo que por ahora lo que se sabe es que el Congreso estadounidense estaría dando una recomendación a la administración de Joe Biden, y las autoridades deberán de analizar cómo aplicarla. Planteó una ruta de lo que podría ocurrir y si EE. UU. realizaría una “denuncia” del TLC, solo con Nicaragua, pero existe una laguna legal ya que es un tratado multilateral.