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La compañía industrial Krupp emprendió la construcción de la línea férrea el 21 de noviembre de 1910 desde Quetzaltenango, y el 15 de marzo de 1911 desde San Felipe. La obra se suspendió en 1914 debido al impacto económico de la Primera Guerra Mundial. En 1920, el presidente Carlos Herrera creó un impuesto a las bebidas alcohólicas para financiar la continuación.
El mandatario José María Orellana firmó un contrato el 25 de septiembre de 1924 con la empresa alemana Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft (AEG) para terminar el proyecto. Orellana visitó en 1925 la construcción de la hidroeléctrica Santa María, que generaría la electricidad necesaria para mover el tren. Se optó por esta modalidad de energía, puesto que una máquina de vapor no podría subir en ciertas pendientes.
La construcción del Ferrocarril de los Altos se concentró entre 1924 y 1930, pese a esfuerzos anteriores. Se optó por una maquinaria eléctrica por la fuerte pendiente, de 627 metros sobre el nivel del mar en San Felipe Retalhuleu, hasta los 2 mil 200 metros de Quetzaltenango. Los puentes, electrificación y planta hidroeléctrica constituyeron un hito para Guatemala.
Se optó por una locomotora eléctrica y vagones livianos, con armazón metálica cubierta de madera. Orellana murió en 1926 y su sucesor, Lázaro Chacón, le dio continuidad al plan. El 22 de agosto de 1927 Chacón asistió a la inauguración de la planta eléctrica e ingreso de la primera locomotora a la Estación de Santa María de Jesús, proveniente de San Felipe Retalhuleu.
La topografía del terreno fue un gran desafío, por lo numerosos barrancos y el empinado ascenso que debía efectuar la maquinaria. Se construyeron puentes, muchos de los cuales siguen en pie. Asimismo, se abrió un túnel en Zunil y finalmente el ferrocarril fue inaugurado el 30 de marzo de 1930. Comenzó a prestar un servicio regular entre Quetzaltenango y Retalhuleu. El plan original era extender los ramales para cubrir Totonicapán, Sololá y Huehuetenango.
El 19 de septiembre de 1933 un temporal destruyó algunos tramos y dañó puentes. En Santa María los rieles quedaron inservibles. La economía del país estaba en crisis por la depresión mundial y el desplome de los precios del café. Aun así, los quetzaltecos impulsaron su reconstrucción. Sin embargo, el gobierno de Jorge Ubico no la autorizó y ordenó su desmantelamiento. Los rieles fueron usados como postes de alumbrado, los durmientes y edificios como combustible, y el material rodante vendido como chatarra.
Con información de Tramz.com/Ferrocarril de los Altos, aspectos históricos y económicos de José Molina Calderón/Libro conmemorativo de la inauguración del Ferrocarril de los Altos (1930)
(72) Serie histórica