En la última década, sin embargo, las antiguas políticas sobre temas como la inmigración o el asilo han cambiado mucho, lo que contradice la imagen de “paraíso liberal” que muchos tienen de este país.
BBC NEWS MUNDO
Dinamarca, el “paraíso liberal” en el que los inmigrantes y los solicitantes de asilo ya no son bienvenidos como antes
Durante décadas Dinamarca fue conocida como uno de los países del mundo que más apoyaban la causa de los refugiados. No en vano fue la primera nación en firmar en 1951 la Convención de la ONU que establece los mecanismos para protegerles.
Este jueves, el Parlamento danés aprobó una nueva legislación para reubicar a los solicitantes de asilo en otros países fuera de la Unión Europea, donde deberán esperar hasta que sus casos sean decididos pero que, además, permitiría la posibilidad de que terminen siendo acogidos no por Dinamarca sino por ese otro país.
La norma fue aprobada con una amplia mayoría de 70 votos a favor y solamente 24 en contra.
En declaraciones citadas por la agencia Reuters, el portavoz del gobierno danés, Rasmus Stoklund, dejo claro el objetivo de la nueva legislación.
“Si solicitas asilo en Dinamarca, sabes que te enviarán a un país fuera de Europa y, por tanto, esperamos que la gente deje de buscar asilo en Dinamarca“, dijo.
Las autoridades danesas se encuentran activamente a la búsqueda de países que quieran acoger a sus solicitantes de refugio y, en abril pasado, firmaron un acuerdo con Ruanda para cooperar en asuntos de inmigración y asilo, lo que generó especulaciones sobre la posibilidad de que se establezca en este país africano un centro de procesamiento de este tipo.
La iniciativa para dejar en manos de terceros la gestión de las peticiones de asilo fue duramente criticada por la ONU, la Comisión Europea y distintas ONG.
“Falta de solidaridad”
Ya en abril pasado, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) había advertido que la propuesta legislativa danesa podía iniciar una “carrera hacia el fondo” si otros países seguían su ejemplo.
El Consejo Danés para los Refugiados (DRC, por sus siglas en inglés) también cuestionó duramente la nueva ley e hizo un llamamiento a su rechazo.
“La idea de externalizar el procesamiento de las solicitudes de asilo es tanto irresponsable como carente de solidaridad“, dijo el DRC en una declaración.
La Comisión Europea, por su parte, puso en duda la compatibilidad de la nueva ley con los compromisos internacionales de Dinamarca.
“El procesamiento externo de las peticiones de asilo genera preguntas fundamentales sobre tanto el acceso a los procedimientos de asilo como a una protección efectiva. Esto no es posible en el marco de las normas actuales de la UE”, dijo Adalbert Jahnz, un portavoz de la Comisión Europea.
Pero esta legislación es solamente el más reciente de muchos pasos que ha dado Dinamarca en los últimos tiempos para endurecer sus políticas de asilo e inmigración.
Cerrando las puertas
Quizá una de las medidas que mejor muestra el giro que ha dado Dinamarca en estos temas, es el hecho de que a mediados de mayo se convirtió en el primer país europeo en revocar el estatus de asilados a más de 200 refugiados procedentes de Siria.
¿Su argumento? Que algunas partes de Siria ya son lo suficientemente seguras como para que puedan regresar.
La decisión desató grandes críticas de parte de organizaciones de apoyo a los refugiados y sembró el temor entre la comunidad de 35.000 sirios que residen en el país nórdico.
“Volver es un riesgo para cualquiera que haya abandonado Siria. Toda mi vida está aquí. ¿Cómo puedo regresar ahora?”, dijo Sara, una joven siria de 19 años a cuya familia le fue retirado el asilo y les fueron concedidos 60 días para abandonar el país.
Mohammed Almalees, un refugiado sirio de 30 años de edad que sí podrá quedarse en Dinamarca -a diferencia de sus padres y hermana que deberán volver-, coincide en alertar sobre los peligros de retornar a los asilados a Siria.
“El régimen tiene los nombres de quienes han manifestado en contra de (Bashar) al Asad tanto en Siria como en Dinamarca. Ellos hacen seguimiento de las redes sociales”, afirmó.
Sara Kayyali, investigadora sobre Siria de Human Rights Watch, ha dicho que la evaluación de las autoridades danesas sobre la situación en ese país está errada.
“Para los refugiados no es seguro regresar. El riesgo de ser detenidos de forma arbitraria, perseguidos y torturados por los servicios de seguridad sirios se mantiene en la actualidad”, señaló.
Pero ¿cómo y por qué ha cambiado la política danesa en esta materia?
De 21.000 a cero
En el año 2015, Dinamarca experimentó el ingreso del mayor número de solicitantes de asilo de tiempos recientes: 21.000 personas.
Sus políticas de asilo fueron endurecidas entonces y, nuevamente, en 2019, con un cambio de enfoque al dejar de buscar la integración de los recién llegados para centrarse en darles una protección temporal con miras a su repatriación.
En estos años, distintos gobiernos daneses han desarrollado campañas agresivas contra los inmigrantes, incluyendo la aprobación de una normativa que permitía el decomiso de las prendas y efectos de valor que traían consigo los solicitantes de asilo.
Según la prensa danesa, esta legislación tuvo un efecto más simbólico que práctico, pues al parecer las autoridades solamente la han aplicado de forma muy limitada.
Hace unos meses, el gobierno danés propuso una legislación para reducir el número de residentes “no occidentales” que viven en los denominados “guetos” o barrios desprotegidos, limitando la cantidad a 30% en 10 años.
El ministro de Interior, Kaare Dybvad Bek, aseguró que el que haya demasiados extranjeros no occidentales en un barrio “aumenta el riesgo de que surjan sociedades religiosas y culturales paralelas”.
Y hay que recordar que en 2015 el gobierno danés publicó anuncios en algunos diarios extranjeros en los que dejaban claro que los refugiados no eran bienvenidos en ese país.
Lo cierto es que el endurecimiento de las políticas migratorias danesas, paradójicamente, no ha sido impulsado solamente por la derecha pues, de hecho, el gobernante partido socialdemócrata también ha hecho lo propio para recuperar electores que se habían escorado a la derecha.
Martin Lemberg-Pedersen, profesor asociado del Centro de Estudios Avanzados sobre Migración, señala que en la actualidad el sistema danés no cree que la integración puede funcionar, por lo que sus políticas se centran en una “lógica de disuasión”, en enviar un mensaje para que los potenciales inmigrantes no vean a ese país como un destino posible.
El año pasado, la cifra de solicitudes de asilo cayó 1.500, de los cuales solamente 600 fueron aprobadas, la más baja en tres décadas.
“Esa es realmente una buena noticia”, dijo al respecto el ministro de Inmigración e Integración, Mattias Tesfaye.
“El coronavirus, por supuesto, jugó un papel, pero creo que -primero y más importante- fue por nuestra estricta política exterior. Muchos de los que vienen acá no necesitan ninguna protección”, agregó.
En la actualidad, la meta de refugiados que el gobierno espera recibir es cero, alegando que el dinero que se ahorren puede ser destinado a reforzar el estado de bienestar.