Casi todo el mundo hace búsquedas en Google. De hecho, cada segundo se hacen alrededor de 63 mil consultas. No por nada hay quienes aseguran que “Google lo sabe todo”. Pero si lo sabe todo, ¿se ha preguntado qué tanto conoce de usted?
¿Cómo se sentiría si le decimos que navegar y utilizar plataformas como Google, Facebook o cualquier otra página web, deja rastros que pueden ser utilizados por terceros? “Todos dejamos una huella”, dice Cecila Pastorino, Security Researcher de ESET Latinoamérica.
“Tenemos que entender que muchas cosas que consumimos en Internet y que pensamos que ‘son gratis’, en realidad están hechas por empresas multimillonarias y que detrás hay un negocio. Google, Facebook y otras empresas están haciendo muchísimo dinero con el Internet y con nosotros como usuarios, que no pagamos por su servicio. Nosotros no somos los clientes, en realidad, son los anunciantes”, explica Pastorino.
La experta en seguridad asegura que estas, al ser gratuitas, tienen cierto control sobre los usuarios y que eso les da la libertad de mostrarles anuncios y publicidad; Google ha querido que esta sea cada vez más asertiva. “De hecho ya lo logra a través del monitoreo del usuario”, asegura Pastorino.
¿Nos rastrea? ¿Cómo? Uno de los métodos, hasta hoy, son las cookies. “Son como migajas de galleta”, ejemplifica la experta. “Son pequeñas porciones de código que quedan en nuestro navegador para determinar ciertos rastros de navegación”, dice.
Cookies hay de varios tipos, pero hay unas en particular que provocan el malestar de los usuarios. “Están las cookies de primer grado; estas las genera un sitio y guardan información que permite, por ejemplo, que un usuario inicie sesión más rápido. Y están las otras cookies que se les llama de ‘Third Party’ que son generadas por un tercero. A estas, prácticamente, puede acceder cualquiera. Es aquí donde comienza a ser intrusivo. Desde hace tiempo los navegadores han estado implementando medidas para restringir estas cookies, pero es Chrome (de Google) el que se ha quedado un poco atrás”, explica Adrián Catalán, experto en desarrollo certificado por Google.
Si se pregunta hasta ahora qué tipo de información puede ser utilizada por terceros a través de las cookies, Pastorino las enumera: “sitios web en los estuvimos antes, búsquedas que hicimos, publicidad en la que hicimos clic, páginas que nos han generado mayor interés, en qué páginas estuvimos más tiempo leyendo, investigando, mirando. Todo eso para ir perfilando nuestros gustos y mostrarnos anuncios”, dice.
“El modelo de cookies tiene muchos años de funcionar. La intención original era mostrar anuncios moldeados a lo que yo veo. Y sí, funcionó, pero el problema actual es que no permite manejar la privacidad de manera granular”, expone Catalán.
Poco a poco, esta situación ha generado incomodidad en ciertos usuarios. “Llega un momento donde todos queremos tener un mayor control sobre lo que vemos; pero, actualmente, cada vez se tiene menos control cuando navegamos por la web”, asegura el desarrollador.
Nuevas reglas en el juego
Para Google el tema del descontento no pasa desapercibido y por eso anunció que eliminaría las cookies de terceros de sus navegadores. “La publicidad es esencial para que la web permanezca abierta a todos, pero el ecosistema web está en riesgo si las prácticas de privacidad de los datos ya no están alineadas con las expectativas”, dijo Chetna Bindra, gerente de Productos de Google, cuando se hizo el anuncio de este cambio, en febrero de 2021.
“Google, de alguna manera se quiere asegurar de que ningún tercero esté guardando datos de los usuarios. Lo que va a terminar haciendo es que todos aquellos que tenían cookies y se alimentaban de este inventario, ya no van a tenerlo disponible” dice Nelson Osorio, Chief Information Officer (CIO) en Aplitic.
En sustitución, Google utilizará un sistema que llamó Federated Learning of Cohorts (Aprendizaje Federado de Cohortes, FLoC). Este ya no está basado en las cookies que permitían tener información individual de cada usuario, sino que los incluirá entre segmentos con intereses similares para “mantener privado el historial de una persona en el navegador”, dijo Bindra
Según la gerente de Productos de Google, los FLoC son efectivos para generar audiencias basadas en los intereses de los usuarios y, por lo tanto, reemplazan a las cookies.
“Esto cambio va en dos vías: darle al usuario lo que está buscando, pero también, del lado del cliente, asegurar que su anuncio va a salir con el mayor número de clientes potenciales”, explica Osorio.
Por ejemplo, un usuario que ha visitado sitios web de noticias, viajes, tecnología, será incluido en un grupo con gustos similares.
Sin embargo, para los expertos esta “solución” de Google en realidad no es una garantía de privacidad. “No es que Google vaya a hacer algo distinto. Google tiene, además de las cookies, el ID con el perfil de cada usuario que usa cuentas de Gmail y esto lo utiliza para mostrar publicidad”, dice Pastorino.
Para Osorio, ese seguimiento le permitirá a Google tener un “aprendizaje automático” sobre la actividad de los usuarios, cada uno en su segmento. “Utilizará inteligencia artificial que le permitirá aprender del usuario. El aprendizaje va en dos vías: comportamiento de las personas y saber qué hace para mostrarle cosas relevantes del momento”, dice.
¿Entonces siempre habrá rastreo de los usuarios? “Por supuesto”, asegura Catalán. “Google no puede eliminarlo, porque de ahí vienen sus ingresos. Lo que quieren es que en el nuevo modelo el usuario no se sienta invadido, pero es un modelo que no es fácil de hacer. Es como que fuéramos en un tren y de pronto a Google ya no les gustaron los rieles en los que va y los quiere cambiar… Si no funciona –el nuevo modelo-, es casi seguro que buscará otro”, pronostica Catalán.
¿Cómo estar seguros?
El debate sobre la privacidad ha cobrado vigencia en varios países sobre todo cuando han estallado casos que evidencian que los datos de los usuarios han sido utilizados con fines particulares. “Han ocurrido escándalos como el de Cambridge Analytica, donde la información de los usuarios se utilizó con fines de publicidad política. Esos escándalos hacen que la gente comience a tomar conciencia”, explica Catalán.
Por esto, en algunos países (sobre todo europeos) han surgido regulaciones que permiten a los usuarios tener cierto control de sus datos. Está, por ejemplo, el Reglamento Europeo de Protección de Datos (GDPR) que garantiza a los usuarios ciertos derechos sobre sus datos: cómo se recopilan y utilizan, si se hace con fines comerciales o no, o si están de acuerdo con el uso de cookies.
Otro ejemplo es el de California, en Estados Unidos, que siguió el modelo del viejo continente con la Ley de Privacidad del Consumidor de California (CCPA), que se enfoca en los derechos de los usuarios con respecto al uso de datos personales o privados.
A pesar de los esfuerzos, para Catalán el problema aún persiste. “Con respecto al GDPR y según las encuestas, más del 80 por ciento de los usuarios acepta –las cookies- sin cuestionar”, dice.
Catalán explica que en países como Guatemala el debate de la privacidad aún no ha comenzado. “No hay una preocupación de quienes legislan de ver el tema de la privacidad como algo importante. Uno, por falta de conocimiento tecnológico; y dos, porque no existe el interés. Vamos a ver un cambio hasta que esto nos dé un golpe de cerca”, pronostica Catalán.
Pastorino coincide y afirma que el interés de los usuarios surgirá hasta que se den cuenta qué tanta información dejan en plataformas digitales. “Pasó hace poco con WhatsApp, cuando anunció lo términos y condiciones. Realmente no dijo nada distinto de lo que ya estaba haciendo, pero la gente se puso en alerta. Se percibe que la gente comienza a pensar y decir: yo ya no quiero entregar tanta información”.
Aunque es evidente que en el Internet los usuarios comparten mucha información sin saberlo, Pastorino aconseja tener en cuenta ciertos acciones que podrían blindar la información personal, por ejemplo:
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Navegar en modo de navegación de incógnito.
Se puede hacer en todos los navegadores con el fin de que no quede ningún registro de navegación. “Si queremos visitar sitios que no queremos que queden asociadas a nuestra huella digital se puede visitar de incógnito”, asegura la experta.
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Utilizar herramientas de navegación anónima como Tor
No revela la dirección IP de un usuario. Por decirlo de alguna manera, esconde el origen y el destino del tráfico de un usuario. Sin embargo, expertos advierten sobre el uso responsable de estas plataformas debido a que algunos usuarios pueden utilizarla para distribuir malware.
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Navegadores como DuckDuckGo
Han ganado popularidad ya que no hace ningún tipo de rastreo ni guarda cookies. “Nos da una capa extra de privacidad”, asegura Pastorino.
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Utilizar extensiones AdBlocker
Evitan ventanas emergentes de publicidad. “Sirven para que los sitios web no puedan visitar las cookies de nuestro navegador”, dice la experta.
Páginas calificadas
Eliminar las cookies e integrar los FloC no es el único cambio que anunció Google para 2021. Incluso, algunas páginas web ya han mostrado caídas o subidas de tráfico debido a las nuevas “reglas” que Google puso en el juego.
“El pasado noviembre anunciamos que este año -2021- se implementaría en la Búsqueda de Google el cambio con el que se pasará a tener en cuenta la experiencia en las páginas a la hora de posicionarlas, lo que llamamos ‘cambio en la experiencia en las páginas’”, dio a conocer Google en su blog principal al referirse a su nuevo algoritmo.
Aunque el cambio ocurriría originalmente en mayo 2021, Google compartió recientemente que la implementación sería a partir de junio de 2021 y que podría extenderse hasta agosto. “Empezaremos a tener en cuenta la experiencia en las páginas a la hora de posicionarlas. Es como cuando añades sal a la comida mientras la preparas, no la añades todo de golpe”, informó el gigante tecnológico.
“Google se quiere enfocar en la experiencia del usuario y las páginas se tendrán que preparar técnicamente para posicionarse. Y, claro está, ya deben contar con tecnologías como AMP (Accelerated Mobile Pages), optimización SEO (Search Engine Optimization), que las páginas sean amigables con los móviles, asegurarse que los anuncios no sean intrusivos, que las páginas sean seguras… Las estrategias tendrán que contemplar estas buenas prácticas”, dice Osorio.
El tiempo está en contra, sobre todo para aquellas páginas que no han trabajado en la optimización de sus sitios. “Google nos está diciendo: vamos a valorar el tiempo de carga, el tiempo de interactividad y la estabilidad. Entonces a los generadores de contenidos les corresponde validar que estén bien con estas tres condiciones para conservar su lugar –posicionamiento- y no caer en los resultados”, explica Catalán.
Google englobará estos indicadores clave en lo que bautizó como “Core Web Vitals”. Según los expertos, los detalles de estas tres métricas son:
Tiempo de carga de la página (Largest Contentful Point o LCP):
Se medirá el tiempo de carga de la página y la velocidad en la que muestra elementos visuales. Las páginas que serán mejor calificadas serán aquellas que muestren contenido en menos de 2.5 segundos.
Tiempo de interacción
Calificarán el tiempo que tarda una página en permitir interacción con su contenido, sea un clic o algún tipo de acción, en menos de 100 milisegundos. Google llama a esta métrica FID (First input delay).
Estabilidad visual
Vigilará que los anuncios o contenidos no se muevan para que los usuarios no pulsen en algún lugar del sitio donde no querían.
“Nuestra intención con el cambio en la experiencia en las páginas es crear juntos un ecosistema en la Web que a los usuarios les encante”, explicó Google.