En diciembre del 2020 ya se había autorizado el uso masivo de la vacuna anticovid y al menos 10 millones de dosis ya se habían comprado. Países de la Unión Europea y Estados Unidos ya esperaban la llegada de sus primeros lotes.
Guatemala aprobó hasta enero el Plan de Vacunación y el Congreso autorizó Q1 mil 500 millones para la compra de las dosis, un atraso de casi seis meses respecto de otros países, lo que podría explicar por qué el plan de inmunización en el país no alcanza ni al 1% de la población que aplica.
Durante la semana, Prensa Libre abordará de manera profunda las cinco circunstancias que han afectado de manera sistemática el combate de la pandemia. Cinco problemas que no solo nos ponen en desventaja en acceso a salud, sino redundan en problemas económicos para el país, que no logra reanudar sus actividades totalmente, por la escasa cobertura en vacunación.
Negociación tardía
El Plan Nacional de Vacunación fue aprobado por el Congreso de la República el 12 de enero. Aunque se convirtió en ley por la vía de Urgencia Nacional, con el voto de 145 diputados, fue una reacción tardía del Ministerio de Salud que significó sumarse tarde al mecanismo Covax para obtener vacunas para el 20% de la población, a través del la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS).
Ese mismo 12 de enero se aprobaron los Q1 mil 500 millones para disponer de un presupuesto que, según el Ministerio de Salud, alcanzaría para cubrir a 10.5 millones de guatemaltecos con un esquema de vacunación contra el covid-19 de forma gratuita.
Cuatro meses después, la realidad está lejos del plan. Con una ejecución del 76% del presupuesto destinado a la compra de vacunas, el país tan solo ha recibido el 7% de dosis y ha aplicado menos del 0.5% a la población.
Comunicación deficiente
La semana pasada, la ministra de Salud dijo a diputados en el Congreso que el plan de comunicación para promover la vacunación aún no había sido aprobado, lo que explica por qué la falta de información y respuesta de muchas personas que estaban incluidas en las fases de vacunación que ya se han convocado.
Un trabajo de Prensa Libre también confirmó cómo en lugares tan cercanos a la capital, pero en territorios rurales, como San Juan Sacatepéquez, muchas personas, todas indígenas, ni siquiera entienden por qué hay que vacunarse, y la falta de información oficial y concreta abre las puertas a la especulación y los mitos.
La poca información de parte de las autoridades gubernamentales sobre la vacunación llega a través de indagatorias políticas a las que sí responde la ministra en el Congreso; sin embargo, también resulta contradictoria cuando los hechos la obligan a corregir.
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Pago anticipado
El Ministerio de Salud ha suscrito dos contratos para compra de vacunas contra el covid-19. El mecanismo Covax, de la OMS/OPS, fue el primero, y el segundo fue la vacuna Sputnik V, con Rusia.
En cualquier contrato debe haber garantías para ambas partes, pero, en el caso de Guatemala, el primer síntoma de una opaca negociación fue la cláusula de confidencialidad con que el Ministerio de Salud protegió las negociaciones y por varias semanas el contrato suscrito. Finalmente, este se hizo público y vino a confirmar que el país se comprometió y desembolsó más de Q600 millones al Fondo de Inversión Rusa, equivalente al pago por adelantado de ocho millones de dosis anticovid, sin contar con un cronograma de entregas, lo que ha significado una etapa de incertidumbre sobre cuándo y cuántas dosis se tendrán disponibles.
Entregas parciales
Hasta ahora se han recibido cien mil dosis de vacunas Sputnik V, de los ocho millones que se pagaron desde hace casi dos meses.
La ministra de Salud dijo la semana pasada, con tono de resignación, que no se anunciarían las fechas de las siguientes entregas porque no sabía. Esta posición se entiende cuando se hace un repaso por las últimas seis semanas, cuando anuncian la llegada de las vacunas y luego deben salir a explicar por qué no arribaron.
Esta incertidumbre sobre el aprovisionamiento de las dosis anticovid ha llevado al presidente Alejandro Giammattei a criticar al mecanismo Covax, por medio del cual se compraron 6.6 millones de dosis, equivalentes al 20% de la población, cantidad máxima que la OMS/OPS se comprometió a proveer. No obstante, Covax fijó un cronograma de entregas que vence en octubre; es decir, aunque llegan las dosis de manera parcial, aún está entre los compromisos establecidos.
El ritmo de llegada es lento, y el país tampoco tiene capacidad de almacenamiento, lo cual podría significar una ventaja para que no se dañen los fármacos, que necesitan temperaturas específicas para manipularse. Tampoco se cuenta con personal suficiente para avanzar con la vacunación, de tal manera que las dosis llegan lento pero la inoculación, hasta ahora, lo es más.
Contrato sin garantías
El 12 de abril, la ministra de Salud, Amelia Flores, confirmó, durante una citación en el Congreso, que se había firmado un contrato con Rusia para la compra de 16 millones de dosis de la vacuna Sputnik V y que el 5 de abril se había hecho el primer pago de Q614.5 millones al Fondo de Inversión Directa de ese país (RDIF, en inglés).
El contrato, explicó la ministra, era confidencial, por cláusulas exigidas por Limited Liability Company Human Vaccine, la entidad rusa que intermedió en la compra, y se hizo público por filtración, no por los canales oficiales, y así se reveló que había condiciones que colocan al país en desventaja porque no existen garantías de cumplimiento, al menos para Guatemala, contrario a Rusia, que exigió el pago por adelantado, a diferencia de otras negociaciones, que se hace contra entrega, como en Honduras.
Aunque reconoció que se había hecho el pago por adelantado, Flores no supo confirmar cuándo llegaría el primer lote de vacunas y en recurrentes citaciones al Congreso comenzó a dar fechas que iba aplazando conforme se iban cumpliendo. Finalmente llegó un primer cargamento, el 5 de mayo, un mes después del primer pago, pero eran 50 mil dosis, el 0.31% de las requeridas y el 0.6% de las pagadas.