En uno de los salones de la escuela pública del cantón San José Cortéz, ubicada en el central municipio de Ciudad Delgado, Allison López, que cursa preparatoria, tiene un espacio reservado para su especial pupitre que le permite tener distancia con los 11 compañeros con los que comparte clases.
El carpintero comentó que tardó unas siete horas en armar el pupitre, fabricado con madera de conacaste y cortéz blanco, y al que le incorporó un vidrio de tres milímetros de espesor.
El costo para la fabricación del peculiar escritorio ronda los US$115, señaló el salvadoreño.
“Me siento bastante seguro que mi hija esté ahí recibiendo la clase (…) es para protegerla sobre el virus, ya que es un virus bastante contagioso”, dijo López y apuntó que también ha dotado a su hija de alcohol en gel, mascarilla y una careta.
La idea, según el salvadoreño, fue retomada de unas imágenes en las que se ve un grupo de niños que aparente nacionalidad china que están en un salón de clases con un cubículo especial cada uno.
Para el padre de familia “sería bueno que en el país se implementará la misma formula para que los alumnos, especialmente los pequeños, estén protegidos porque cuando están en clase se acercan para hablar”.
“Sería buena idea implementarlo a nivel nacional. Seria bastante ordenado ya que todos (los alumnos) estuvieran en su cubículo recibiendo sus clases, sería excelente”, agregó.
El pasado 6 de abril los estudiantes de las escuelas públicas del país centroamericano volvieron de forma semipresencial a las aulas, aunque la vuelta no era obligación ya que los padres tenían la opción de mandar a sus hijos o no a los salones.
El Salvador acumula 68 mil 318 contagios de la covid-19, de los que 1 mil 880 casos están “activos”, 2 mil 098 fallecidos y 64 mil 340 personas se han recuperado.