Julia Yansura, gerente del referido Programa, explicó los factores que están impulsando un mayor ingreso de divisas que han observado en EE. UU., tendencia que vendrá con un crecimiento a futuro, sobre todo por canales digitales.
Yansura fue coautora del libro “Centroamérica en la mira: La migración en su relación con el desarrollo y las oportunidades para el cambio”.
¿Cómo están observando los flujos de divisas por remesas familiares en el último año?
El crecimiento es fuerte. Por ejemplo, en marzo de 2021 se observó un incremento de más de 70%, comparado con el mismo mes del año pasado. A un nivel más técnico, el crecimiento en la remesa generalmente está ligado a uno de los siguientes factores: crecimiento de la población migrante, aumento del porcentaje de migrantes que envían, mayores frecuencias, y/o mayores montos de envío.
En Guatemala vemos más migrantes, mayores frecuencias de envío y mayores montos por transacción y son factores que impulsan el crecimiento de la remesa fuertemente.
¿Qué podría esperarse?
Van a seguir creciendo y se harán cada vez más a través de canales digitales. Desde EE. UU., por ejemplo, se ha observado la adopción de herramientas digitales para enviar las remesas debido a la pandemia. Yo esperaría que esta tendencia se mantenga por la comodidad y facilidad que implica enviar remesas desde un celular o computador.
¿Cuál es la relación de los flujos en medio del proceso de vacunación?
Creo que las remesas están más ligadas al desempeño económico de los países, que al proceso de vacunación masiva. Las remesas son contracíclicas, así que cuando la economía guatemalteca está débil, las remesas van a aumentar para tratar de proteger los hogares receptores.
Ahora bien, si la vacunación masiva en EE. UU., permite reabrir la economía, esto sería positivo para los trabajadores migrantes, especialmente para quienes trabajan en restaurantes.
¿Qué papel jugarán las remesas para el proceso de recuperación económica?
Las remesas son muy importantes para las familias receptoras, pero no creo que puedan reactivar la economía por sí solas.
Al final, la remesa es un salario que se gana en un país y se gasta en otro. La remesa no es una inversión ni mucho menos un programa social, aunque a muchos gobiernos les gustaría que así fuera. Es simplemente un salario que se mueve dentro de una familia transnacional.
Más allá de la remesa, creo que hay oportunidades económicas muy importantes con la diáspora guatemalteca en EE. UU, que podrían contribuir a una recuperación económica. Por ejemplo, la comunidad guatemalteca en Estados Unidos compra más de mil millones de dólares cada año en productos guatemaltecos, a través del denominado “comercio nostálgico”.
Fortalecer este sector e involucrar a las pequeñas y medianas empresas guatemaltecas en el comercio, podría contribuir a una estrategia de reactivación económica.
Además del consumo, ¿qué otros usos se le puede brindar a la remesa y que experiencias de iniciativas han conocido?
Hay una percepción de que el consumo es malo, y que consumir implica “malgastar” la remesa. Yo quiero criticar esa percepción; el consumo puede ser muy positivo. Todos consumimos, y, de hecho, a nivel internacional, hemos visto como el consumo de comida, medicamentos y materiales, entre quienes reciben remesas, ha ayudado a combatir la desnutrición, mejorar las condiciones de salud, acceder a educación y mantener una calidad de vida digna.
A nivel de iniciativas, creo que la más valiosa es la inclusión financiera. Es importante tener en cuenta que los hogares receptores de remesas, quienes por lo general tienen ingresos un poquito por encima de lo promedio, tienen también un nivel de ahorro por encima de lo normal.
El problema es que este ahorro por lo general es informal. A través de programas de inclusión financiera, hay una oportunidad enorme de canalizar el ahorro informal de las familias receptoras de remesas hacia el sector financiero formal.
El ahorro formal tiene muchos beneficios: gana intereses, es más seguro, y abre la puerta al uso de otros productos financieros que ayudan a mantener cierta calidad de vida, como lo son los seguros, los créditos, y las hipotecas.
¿Cómo se puede analizar el comportamiento del flujo con la llegada de nuevas autoridades de Gobierno en Estados Unidos?
Es muy temprano para saber. Sí hemos visto cierto aumento en la migración indocumentada, pero creo que se debe en gran parte a la estacionalidad, es decir, que la migración sube y baja en ciertos meses del año.
¿Qué anticipa que pueda ocurrir en los flujos migratorios más los efectos de las tormentas tropicales?
A menos que haya un esfuerzo grande y efectivo por parte de los gobiernos, la gente va a seguir migrando por consecuencia de las necesidades que actualmente tienen.
¿Cómo pueden tener éxito las iniciativas para controlar la migración por parte del gobierno de EE. UU., que se están implementando?
En cuanto a los fondos para los países centroamericanos, creo que es clave tener en cuenta las características de la migración y la remesa. Suena obvio, pero no siempre se ha hecho.
Para dar un ejemplo, la Alianza para la Prosperidad, otra iniciativa que tenía objetivos similares, incluía grandes proyectos de infraestructura en zonas que no tenían una migración significativa.
El impacto de este tipo de proyectos para frenar la migración, sobre todo a corto plazo, es casi nulo.
Entonces con estos fondos de ayuda corremos el riesgo de que “combatir las causas-raíz de la migración” se utilice como un cajón de sastre, justificando cualquier proyecto que los gobiernos quieran realizar cuando en realidad, esto debe ser mucho más específico y enfocado.
Los programas deben ofrecer ayuda a corto plazo (asistencia alimentaria, o reconstrucción de viviendas en áreas afectadas por huracanes) y al mediano plazo (desarrollo económico, educación de calidad y seguridad humana) y deben enfocarse en las zonas donde la gente está migrando.
En el caso de Guatemala, por ejemplo, esto significaría programas de desarrollo económico no solo en el Altiplano, sino también en el departamento de Guatemala, dado su importancia como lugar de origen de muchos migrantes.
¿Cuáles son las principales iniciativas que está desarrollando GFI para Guatemala y Centroamérica?
El trabajo de GFI en Centroamérica está enfocado en combatir la corrupción y los flujos financieros ilícitos a través de investigación e incidencia en políticas públicas.
Esto es clave, porque queremos que los programas de Estado beneficien a los guatemaltecos y tengan el impacto esperado. Es más, que no terminen beneficiando a un oficial corrupto o a un familiar de un diputado, por ejemplo.
El GFI promueve soluciones técnicas, como transparencia en contratos públicos, información abierta sobre quién es el dueño de una empresa, y declaraciones aduaneras correctas, para ayudar a los países a avanzar en contra de la corrupción.