¿Sabía usted que hace exactamente veinte años la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó que debemos celebrar, cada 21 de abril, el Día de la Creatividad y la Innovación? De hecho, recomiendan festejar la semana completa, empezando el 15 de abril (casualmente, la fecha de cumpleaños de Leonardo Da Vinci), hasta el 22, Día de la Tierra. Es un poco surrealista que la ONU, tan propensa a fomentar la intervención gubernamental en nuestras vidas, proclame esta conmemoración. Es como quien pone un post-it en el refrigerador para recordarse a sí mismo que está a dieta: la ONU admite que el verdadero motor de la sociedad no es un único gobierno mundial, ni la planificación estatal, sino la actividad creativa del ciudadano de a pie.

En todo caso, viene bien este recordatorio cuando tenemos los nervios crispados por sucesos como el estado de Prevención proclamado por el presidente Alejandro Giammattei, el limitado acceso a la vacuna, el próximo viaje de la vicepresidenta Kamala Harris a la región, y otras noticias similares. Los elevados niveles de ansiedad que hemos manejado a lo largo de estos meses de pandemia pueden paralizarnos, o por lo contrario, enfocar nuestra atención en lo que realmente sacará adelante al país.

¡Celebremos la “chispa chapina”! Miles de guatemaltecos innovan, emprenden y reinventan su negocio frente a la adversidad. Merecen aplausos las doña Chonitas, los tenderos de la esquina, los comerciantes, los agricultores y los industriales. A pesar de los pesares, según el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), Guatemala fue la economía centroamericana que menos se contrajo en el 2020 (-1.8%). Si la economía repunta este año, será por los anónimos actos de estos héroes productivos. Para bien de toda la sociedad, tenemos que desencadenar ese ingenio nacional.

El mercado libre es el sistema que mejor potencia la creatividad humana, nos dicen expertos de la talla de Michael Novak, autor del clásico El espíritu del capitalismo democrático (1982). Cuando la inteligencia y la imaginación quedan libres para innovar y crear, entonces surge una diversidad de soluciones a los retos cotidianos. En la vida real, el descubrimiento se produce gradualmente. El innovador aprovecha el conocimiento ya existente. Los pequeños y grandes avances tecnológicos o mercantiles resultan de un proceso competitivo, con su buena dosis de pruebas y errores, en el cual cooperan innumerables individuos. Las personas creativas asumen riesgos y convierten la incertidumbre en oportunidad. Además, pueden investir su trabajo creativo de sobrenaturalidad, agrega Novak. Estas nobles y lícitas ocupaciones nos convierten en cocreadores con el Dios-Creador.

Lamentablemente, durante más de una década nuestro país ha recibido la etiqueta de “moderadamente” libre por el Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage. En la edición 2021, Guatemala ocupa la posición 75 de los 169 países evaluados. Según los analistas del índice, debemos fortalecer el estado de Derecho, pues cosechamos decepcionantes resultados en la certeza jurídica y de los derechos de propiedad, así como en la transparencia gubernamental. Otros países nos aventajan en la implementación de reformas favorables al emprendimiento.

Refuerza este mensaje el índice de Hacer Negocios del Banco Mundial. Allí constatamos que, en Guatemala, se topa con engorrosos trámites quien empieza un negocio, registra una propiedad o construye algo. Además, es difícil hacer valer contratos o liquidar un negocio fallido.

Así que, en la semana de la Creatividad y la Innovación, pedimos que lleven a cabo reformas conducentes a liberar la chispa chapina.