El torneo pasaría de 32 a 36 equipos y debería permitir la clasificación, por primera vez, de algunos clubes en beneficio de su historial europeo mediante su coeficiente UEFA, incluso tras una mala temporada.
Sin cambios desde el curso 2003-2004, la fase de grupos se remodelaría por completo, con la desaparición de los ocho grupos de cuatro equipos y sus enfrentamientos durante seis jornadas.
En su lugar, los 36 equipos disputarían un mini-campeonato en un mismo grupo, según el ‘sistema suizo’: cada uno se enfrentaría a diez adversarios diferentes en una confrontación única, con cinco partidos en casa y cinco fuera.
Los ocho primeros de la clasificación final accederían a los octavos de final. Los clubes clasificados del 9º al 24º puesto se disputarían las otras ocho posiciones a través de duelos a ida y vuelta.
La fase de eliminación directa no tendría cambios. Habría duelos a ida y vuelta en octavos, cuartos y semifinales. La final se jugaría a partido único.
¿De dónde viene el ‘sistema suizo’?
Inédito en el futbol, este formato fue concebido por el suizo Julius Müller y fue utilizado por primera vez en el campeonato de Suiza de ajedrez, en 1889 en Zúrich.
La idea era organizar un torneo que agrupara a un número elevado de rivales -había 74 competidores en Zúrich-, pero limitando el número de confrontaciones.
Se trata por lo tanto de conjugar la fórmula “todos contra todos”, garantía de un resultado más justo, con un cuadro de eliminación directa, más rápido pero que se estima más aleatorio.
El sistema se fue declinando en multitud de variantes y se utilizó también en competiciones de ‘scrabble’, de competiciones de tiro en internet de Counter Strike o en los campeonatos de Europa de petanca, entre otros.
¿Cuáles son sus ventajas?
La fase de grupos debería contar con cien partidos más en relación al formato actual, lo que haría que la competición pasara a tener 225 encuentros en vez de 125.
En teoría, la UEFA puede esperar que aumente el pastel de los derechos de televisión. La instancia redistribuyó ya unos 2.000 millones de euros (2.344 millones de dólares) el año pasado a los participantes en la Liga de Campeones.
Los equipos clasificados, que tendrán de entrada 10 partidos garantizados en vez de los 6 actuales, podrán aspirar a mayores ingresos además por la ventaja de entradas.
En lo referente al interés deportivo, la multiplicación de enfrentamientos en la primera pase podrá brindar más pulsos directos entre grandes clubes antes de los octavos de final.
El ‘sistema suizo’ permite además la posibilidad de que el número de participantes y el número de partidos se ajusten en el futuro sin tener que cambiar el formato global.
¿Genera unanimidad este nuevo formato?
La asociación European Leagues, que representa a una treintena de ligas profesionales de Europa, estimaba el pasado viernes que multiplicar los partidos “no aumenta necesariamente el valor de la competición, incluyendo el financiero”.
Entre las temporadas 1999-2000 y 2002-2003, la UEFA había experimentado dos fases de grupos sucesivas en la Champions, una fórmula teóricamente lucrativa pero que no sedujo al público.
“Existe el peligro de dinamitar las competiciones existentes“, estimó a la AFP Ronan Evain, coordinador de Foot Supporters Europe (FSE), una asociación de hinchas. Considera que “el riesgo de cansancio es real” si el torneo se convierte en algo percibido como interminable y “difícil de entender”.
Algunos detractores creen también que el hecho de que cada equipo dispute diez partidos en la fase de grupos favorezca más a los grandes, que ya concentran más trofeos e ingresos.
“Nos dicen que esto funciona bien en el ajedrez. Seguro que es verdad, salvo que los jugadores de ajedrez con más dinero no pueden comprar varias reinas suplementarias a los jugadores más pobres”, lamentaba recientemente The Guardian, recordando cómo en el fútbol los clubes más poderosos tienen mayor capacidad para reforzarse y perpetuar o reforzar las jerarquías mediante esa vía.