“El buen banquero debe estar en los buenos, regulares y malos momentos”, fue una frase que resaltó durante esta entrevista, en la cual apuntó varios aspectos que hacen ver un panorama optimista para los siguientes años.
Usted asumió el cargo como gerente general en 2020, ¿cómo atendió la crisis?
Había dos caminos: uno, que tal vez hubiera sido lógico, pero muy dañino para el país: resguardar la liquidez, cerrar la cartera de créditos hasta ver qué pasaba, pero eso hubiera tenido un daño tremendo, puesto que las compañías que por confinamiento no se les hubiera atendido, probablemente hubieran adoptado decisiones como la reducción de personal, o simplemente volverse más pequeñas de manera drástica y entonces, comprometerse el futuro de la economía.
Por el contrario, la decisión que tomó BI fue apoyar a las empresas y a las personas, salir a dar créditos, evidentemente con precaución y mesura (…) Era la única manera en que la economía podría seguir adelante. Prueba de ello es que el banco creció más de Q5 mil millones en créditos, y el sistema en su totalidad creció en Q12 mil millones, es decir, que la institución creció cerca del 45% de lo que creció el sistema y el segundo banco que más creció –como Q1 mil 200 millones–aunque hubo una diferencia grande, fue precisamente para acercarse a los clientes.
Es importante resaltar que el buen banquero tiene que estar con los clientes en los buenos, regulares y malos momentos, siempre, y aporta mucho cuando es un banco local, que tiene mucho más arraigo a su gente, a sus empresas y a su país.
¿Cómo percibir esos indicadores de la cartera?
Están bien y son buenos porque fue un año totalmente atípico y complicado.
Crecimos en activos en Q11 mil 200 millones, y en depósitos en Q9 mil millones, y a pesar de los pesares, los resultados que se obtuvieron fueron muy positivos, y se conformaron reservas, ya que somos un banco muy conservador, por Q800 millones, y cerramos con una relación de reserva/ cartera vencida del 260% y estamos sobrereservados. Eso es ser prudente, que va de la mano.
Al fin de cuentas, derivado de un conjunto de medidas, quiero darle un especial reconocimiento al presidente de la Junta Monetaria (JM) -Sergio Recinos- y al Superintendente de Bancos -Érick Vargas- como autoridades actuaron muy bien, comprendieron la gravedad del problema, no solo adoptaron las decisiones correctas, sino que las hicieron en un momento oportuno, casi de inmediato.
El primer caso de coronavirus en Guatemala fue el 13 de marzo y, en ese mismo mes, en JM, ya se estaban adoptando decisiones como proveer liquidez, tanto en quetzales como en dólares al sistema, y modificar el reglamento de créditos.
No es lo mismo que le den medicina a un enfermo cuando tenga los primeros síntomas, cuando se les brinda en cuidados intensivos, y en otros países se tomaron decisiones buenas, pero muy tarde, más otras medidas que se adoptaron de gobierno, incidieron para que la economía del país se contrajera -1.5% en 2020 y es el (país) menos golpeado de la región.
¿A qué se refiere sobre su frase de ‘el buen banquero’?
Tengo en la mente a un empresario que se le apoyó en su negocio, y él, lo que me dijo fue: “De esto no me voy a olvidar nunca en mi vida”. Entonces, eso a uno lo hace sentir muy bien y es una muestra de que se apoya. Recordemos que la banca es primordial en un país para el desarrollo de la economía, apoyar en créditos y préstamos a las empresas para salir adelante.
Del lado del ahorrante, ¿qué se observó?
El sistema bancario de Guatemala es muy sólido, un sistema privado con 17 instituciones y el ahorrante tiene mucha confianza. Hubo un incremento en los ahorros cerca de los Q30 mil millones, y solo el banco creció Q9 mil millones. Reitero que es una muestra de que el ahorrante tiene mucha confianza en el sistema.
¿Qué cambios se experimentaron en estos últimos meses?
Lo que creo que ayudó mucho fue proveer liquidez para que la banca se sintiera cómoda y el hecho de modificar el reglamento de créditos, flexibilizar el cómputo del encaje y la banca se acercó al ahorrante para modificar los pagos para brindar seis meses de diferimientos en pago de capital e intereses, para que los clientes pudieran respirar.
Fue muy importante que la banca permaneciera abierta, y en BI se trabajó todos los días presencialmente, porque (esta) es una actividad esencial, por lo que hubo un esfuerzo muy grande para atender al público, que los cajeros tuvieran disponibilidad y procesar las remesas familiares. En general, la banca estuvo a la altura en la crisis.
¿Qué lecciones le dejó administrar el banco más grande, en medio de la pandemia?
Es importante adoptar las mejores decisiones en grupo, porque hay mucha responsabilidad. Por ejemplo, una decisión mal tomada puede generar efectos serios. En BI, los temas más importantes se discuten entre todos, se observan las aristas.
También a nivel de Asociación Bancaria de Guatemala se cuenta con una excelente comunicación, se pensó en el bienestar del país y las decisiones más importantes fueron adoptadas en consenso.
¿Cuáles fueron sus temores?
En Guatemala no se había tenido una pandemia desde hace 100 años, nadie sabía lo que iba a pasar y la preocupación era cómo se resolvería el tema del virus. Entonces, preocupa mucho la salud de los colaboradores del banco, de cómo apoyarlos y a sus familias. Se crearon equipos de trabajo para guardar cuarentenas y evitar problemas.
El grupo cuenta con seis hospitales y lo que ayudó es que tres se cambiaron para ser “full covid-19”, y la preocupación grande fue la salud de los colaboradores, e inmediatamente se establecieron normas y procedimientos para el resguardo.
¿Hacia dónde va el BI?
Lo importante es que vienen buenos años para Guatemala, y hay que entender que en el mundo se han inyectado alrededor 15 mil trillones de dólares según el FMI. Habrá mucho dinero en las economías; se espera que EE. UU. tenga un crecimiento del 6.5% para 2021, y, cada 1% de Estados Unidos a Guatemala, le representa 0.4% de crecimiento, y entonces es muy probable que el país crezca a niveles superior al 5%.
Ese exceso de liquidez está incidiendo en el precio de las materias primas, y vemos al azúcar, aceite de palma, y el hule. En general, es una tendencia de incrementos que ayuda muchísimo al país, y de los primeros cinco productos de exportación, cinco son agrícolas y ahí tenemos al cardamomo, café, azúcar, banano y aceites y esos son buenas noticias.
También se ve una estabilidad en la tasa de interés y considero que en EE. UU. se estaría aumentando en 2023 y todavía habrá un período de tasas bajas.
Entonces, motivar al sector empresarial para que invierta porque vienen buenos años, nos sentimos motivados. Hay mucha liquidez en el sistema y lo que necesitamos son proyectos para sacarlos adelante.
Hablamos de una recuperación en “V” fuerte.
¿Cómo se debe aprovechar este buen momento que anticipa?
Las empresas que traigan proyectos. Piense en contar con proveedores que estén cerca y Guatemala tiene la bendición de estar cerca, con dos puertos, y podemos llegar a ambas costas.
Vienen buenos tiempos, el país tiene que mejorar en infraestructura, porque las carreteras que tenemos son las peores de la región. No puede ser. Instar a que se invierta en infraestructura lo mismo en lo que se hizo en energía y telecomunicaciones, para que el sector privado pueda invertir de una manera muy clara.
Otro tema importante es la minería y ahora con la nueva Corte de Constitucionalidad se revise este tema, pero que las firmas puedan empezar a operar otra vez, solo la Minera San Rafael representa 0.3% del PIB. No puede ser que se mantenga cerrada y es algo en lo que se debe trabajar, así como toda la generación de empleo que pueda venir de esa industria.
Lo otro es trabajar un poco en el tema de certeza jurídica.
¿Qué planes tiene BI?
Seguir invirtiendo en el país y recordar que el nivel de bancarización es bajo, alrededor del 35% y hay mucho por hacer.
¿Qué resultados tienen con el DFC?
Lo estamos trabajando y estamos asociados con el Incae en un proyecto para todo lo que es el liderazgo de la mujer, el área de microfinanzas y todo esta va de la mano para poder apoyarlos sobre todo en la provincia con préstamos a tasas muy razonables.
¿Cómo está observando el plan de vacunación?
Lo que creo, es que las autoridades, así como lo que se hizo con las pruebas, permitir que la vacuna pueda ser importada y suministrada por el sector privado. Esto permitirá que existan muchos más puntos de acceso para la población.
Comprendemos que, por ahora, hay una limitación, y no se pueden adquirir las vacunas que uno quisiera, y hay un cuello de botella por la producción de estas, pero EE. UU., está avanzando muy bien en la vacunación y creo que será una cuestión de un par de meses. La producción superará la demanda que se tenga, entonces, habrá libertad para importarlas, pero la manera en la cual se pueda llevar a toda la población es permitir que el sector privado pueda importarlas.
¿Qué escenario se espera una vez la inmunización?
Esta enfermedad vino para quedarse, y tenemos que acostumbrarnos a vivir con ella, pero la economía debe seguir en una normalidad nueva con los cuidados, los distanciamientos y las medidas de higiene.
Tengo la esperanza que, a finales de año, se desarrolle una medicina muy efectiva, no una vacuna, sino una medicina como es con otras influenzas, pero el virus si vino para quedarse.
¿Cuál es el mensaje al agente económico?
Lamentablemente, en el país hemos estado divididos, y lo que tenemos que hacer es unirnos más, trabajar de la mano con las autoridades, resolver los problemas. Hay muchas oportunidades y vienen años muy buenos e instar a invertir en el país.