El cuerpo rocoso alcanzó su punto de mayor aproximación a nuestro planeta el domingo a las 14H00 GMT, según el Observatorio de París. En ese momento, quedó a 2 millones 16 mil 158 km de la Tierra, es decir unas cinco veces la distancia que hay entre la Tierra y la Luna.
Bautizado 2001 FO32 y de menos de un kilómetro de diámetro, el objeto pasó a 124 mil km/h, según la NASA. El canal YouTube del Virtual Telescope Project mostró una imagen granulada con un pálido punto.
La agencia espacial estadounidense había precisado que no existía “riesgo de colisión con nuestro planeta”. Su trayectoria es “suficientemente conocida y regular” para descartar cualquier peligro, según los expertos del Observatorio de París.
Sin embargo, el gran cuerpo rocoso fue clasificado como “potencialmente peligroso”, como todos los asteroides cuya órbita se sitúa a menos de 19.5 veces la distancia entre la Tierra y la Luna y cuyo diámetro es superior a 140 metros.
Astrónomos de todo el mundo “persiguen incansablemente” esta categoría para elaborar el inventario más exhaustivo posible, subraya el Observatorio, recordando que el primer asteroide (y el más grande), Ceres, fue descubierto en 1801.
El asteroide 2001 FO32 fue descubierto en marzo de 2001 y su trayectoria está siendo seguida desde entonces. Pertenece a la familia de asteroides geocruceros “Apolo”, que dan la vuelta al Sol en al menos un año y pueden cruzar la órbita terrestre.
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Mucho para aprender
“Actualmente, sabemos poco sobre este objeto, así que este encuentro tan próximo nos da una oportunidad increíble para aprender mucho” sobre él, valoró Lance Benner, científico del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, del que depende el Centro de Estudios de Objetos Próximos de la Tierra (CNEOS).
La trayectoria no tiene nada que ver con la de las estrellas fugaces, asteroides muy pequeños que forman una línea luminosa que divide el cielo en una fracción de segundo.
Ninguno de los grandes asteroides catalogados tiene opciones de estrellarse contra la Tierra en el próximo siglo.
Entre 80 y 100 toneladas de material procedente del espacio, como pequeños meteoritos, caen sobre la Tierra a diario, según la NASA, sin que esto suponga riesgo alguno. Pero objetos más grandes plantean la amenaza de una gran destrucción por la energía que pueden crear a raíz de la velocidad que llevan.
En 2013, un objeto de unos 60 metros de diámetro explotó sobre un punto cerca de la ciudad rusa de Cheliábinsk, generando 30 veces la fuerza de la bomba nuclear lanzada sobre Hiroshima, Japón, en la Segunda Guerra Mundial.