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El 21 de enero se anunciaron las nuevas disposiciones. Se tomó la decisión de restringir el horario de los mercados cantonales y municipales, con el argumento de que son un foco para que la enfermedad se disemine, debido a la aglomeración de personas. Para esa fecha iban 15 mil 860 casos positivos, solo del 2021.
Una semana después, el 26, las disposiciones se modificaron, se amplió el horario de los mercados cuatro horas más, y se limitó el de los centros comerciales, supermercados y tiendas de barrio, mientras que los bares tenían un horario más amplio. Tan solo en esa semana se registraron 4 mil 883 casos positivos, y 59 fallecidos, según datos oficiales.
Nuevamente hubo cambios. El 4 de febrero se amplió el horario de atención en los mercados hasta las 19 horas, y los centros comerciales, supermercados, tiendas de barrios y restaurantes podían funcionar en horario regular. Se autorizaron las ferias cantonales y municipales, y así como la visita a playas, ríos y lagos, siempre respetando el aforo y las medidas de bioseguridad.
Una semana atrás, el viceministro de Salud Francisco Coma señaló en conferencia de prensa que cuatro hospitales ya no tenían camas para atender a pacientes covid, pero el 5 de febrero, las autoridades de Salud indicaron que la segunda ola de contagios empezaba a descender.
Esa constante variación en los datos y, por consiguiente, de las disposiciones ha llevado a un relajamiento por parte de la población, según el personal de salud, que ve cómo se saturan los servicios. Lo cierto es que desde que comenzó el 2021 hasta el pasado domingo 7 de febrero se reportan 26 mil 410 casos de covid-19, y 352 fallecidos.
Decisiones erráticas
Para Karin Slowing, analista independiente en gestión pública e integrante del Laboratorio de Datos GT, durante la epidemia en Guatemala las disposiciones para controlar la enfermedad han cambiado de manera errática, sin coherencia con los datos que se muestran y con el discurso oficial, pero esto ha sido más evidente en las últimas semanas.
El país ha pasado por toques de queda parciales y totales, cierre de fronteras, limitaciones de circulación vehicular según el número de placa, por horarios restringidos para comercios, cancelación de actividades diversas, medidas que también ha tomado otros países.
A criterio de Slowing fuera de un estado de calamidad las restricciones no se pueden sostener, y que las condiciones de aforo y horarios que se establecen actualmente solo se espera sean cumplidas por la buena voluntad de la población, porque no hay un marco de respaldo.
La actualización del semáforo del Sistema de Alertas del pasado fin de semana indicó que hay 51 municipios en rojo, cien en anaranjado y los que aparecen en amarillo son 189, lo que conlleva a más libertades para la población.
Si bien hay más municipios en alerta amarilla, el médico Esaú España Morales señaló a través de las redes sociales que esto no es congruente con lo “abarrotado” que están los hospitales, “solo en Guatemala controlamos el covid-19 sin hacer confinamiento ni cierre de la economía en la 2a. ola”, escribió en Twitter, pues en países de Europa los gobiernos han optado por cierres totales.
El pasado 21 de enero, un médico publicó una carta abierta en su cuenta de Facebook en la que hizo el llamado a las autoridades a tomar medidas firmes e inmediatas para controlar los contagios en el país, y evitar que el sistema de salud se desbordará nuevamente, como sucedió entre los meses de mayo a julio del año pasado.
“Nadie queremos llevar la carga de enfermos graves y muertos por no haber hecho lo que se debe de hacer”, escribió, un sentir que ha manifestado el personal médico a lo largo de la pandemia.
¿Colores sin fundamento?
El semáforo cambia cada 15 días, según la medición de testeo y casos de positividad, y con base en este se establece las medidas a seguir por la población por las próximas dos semanas, así debería de ser; sin embargo, Slowing indica que este cambia de acuerdo con el número de pruebas que no es sostenido, y en las últimas semanas se respalda en los test que realizan los laboratorios móviles, pero sin que haya una estrategia definida.
“El semáforo no les ayuda a orientar sus medias, las medidas las disponen por otros indicadores que no se sabe cuáles son… Se sigue manejando la epidemia en función del interés de la economía”, agrega.
La vocera del Ministerio de Salud, Julia Barrera, refiere que las recientes disposiciones se tomaron en base a la reducción del reporte de casos positivos de forma sostenida durante toda una semana, la reducción del número de municipios rojos y naranja, el aumento en el número de pruebas, y la reducción del porcentaje de ocupación de camas hospitalarias.
“Dependiendo del comportamiento de estas dos semanas, las medidas seguirán vigentes o se restringirán nuevamente los horarios”, añade.
