MÁS SOBRE EL CASO
La menor desapareció el 4 de febrero del 2020 y fue localizada carbonizada un día después en un camino de terracería, a 50 kilómetros del lugar de su desaparición.
“Lo que más extraño de mí hija son sus abrazos y su sonrisa. Cuando me veía llegar a casa ella salía corriendo a recibirme con todo el amor y cariño que una hija puede tener con su padre. Todo me recuerda a ella”, dijo conmovido Franklin Hernández, padre de la menor, durante la caminata.
“La última noche que la vi cocinamos juntos su comida favorita y convivimos un momento porque yo debía regresar a trabajar”, recordó.
Entre sollozos dijo que Chelsiry “era una niña muy alegre, muy activa, amable y generosa. Mi hija era muy inteligente y educada”.
El 20 de febrero del 2020, el tío de la niña, Édgar Leonel Marroquín Barrera, se entregó a las autoridades, 12 días después de la desaparición de la menor.
Ese día, el Juzgado de la Niñez y Adolescencia lo ligó a proceso por el delito de femicidio
Marroquín aseguró que la atropelló por accidente y, por miedo a ser descubierto, escondió el cuerpo en el baúl de su carro y lo llevó a un terreno baldío para quemarlo.
Esta versión resultó ser incongruente para el fiscal a cargo del caso, quien dijo que la muerte de Chelsiry no fue por un accidente de tránsito.
El director del Instituto Nacional de Ciencias Forenses, Fanuel García, indicó entonces que el cuerpo “estaba totalmente carbonizado, estuvo expuesto a fuego directo y durante un tiempo suficiente” y esto complicó las tareas de identificación.
A pesar de que el tío se declaró culpable del hecho, el Juzgado Pluripersonal de Femicidio de Guatemala decretó clausura provisional del caso contra Marroquín Barrera, en enero último.
El recorrido de este sábado, en el que se exige justicia, fue de pocas cuadras y comenzó en en el kilómetro 25.3 del boulevard de Ciudad Quetzal y 5a. calle, Ciudad Quetzal, San Juan Sacatepéquez, y finalizó en la casa de la familia Hernández.
“No entiendo porque lo hizo, me parece que la situación de él ya se tornó en una obsesión”, dijo Hernández respecto del responsable, Marroquín Barrera.
“Yo no soy quien para perdonarlo, es difícil como ser humano llegar a perdonar algo tan atroz como que él hizo. A esa clase de persona no se le puede llamar ni gente, es lo peor que puede existir en la sociedad”, expresó. “Hasta llamarlo concuño es una ofensa para mí”, enfatizó.
“Es bien indignante, el sector justicia nos deja débiles en la aclaración de los casos que hay -de criminalidad- y a raíz de eso pienso que se ha desatado la delincuencia”, expresó.
Esteban Celada, abogado de la organización Mujeres transformando el mundo, la cual da acompañamiento integral en el crimen, dijo que “fue decretada una clausura provisional del caso, que tiene como efecto que el juez consideró que no había fundamento serio e indicó que hacía falta aportar elementos para abrir a juicio”.
“Estamos trabajando desde los querellantes en aportar prueba para que el Ministerio Público pueda incorporarlo a la acusación y que en la próxima audiencia, programada para abril, el juez tenga elementos suficientes para abrir a juicio”, agregó.