CATALEJO

Reorganización social contra la corrupción

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La batalla contra la corrupción se incrementa conforme se expande el conocimiento ciudadano sobre esta lacra. Inconscientemente. El ciudadano se indigna cuando un funcionario público, con una sola maniobra, puede enriquecerse con cifras equivalentes, a veces, a muchos años de trabajo. La rabia llega hasta la cúspide cuando los ciudadanos ven cómo la impunidad es el premio a quienes meten en sus bolsillos dineros cuyo destino debería ser el beneficio del país, o proveniente de gente dispuesta a comprar la justicia, las obras públicas y una larga serie de venalidades. El rechazo provoca agitación y fomenta la toma de calles, aun a riesgo de sufrir vejámenes, mientras los gobiernos se acercan a constituirse en dictaduras por el empleo de la represión y de las violaciones de los derechos humanos.

' Los planes para lograr un gobierno responsable deben ser realizados por dignos representantes de sus sectores.

Mario Antonio Sandoval

La presencia de corruptos, además de descarados, provoca la negativa a participar de personas idóneas, no dispuestas a desprestigiarse. El gobierno queda en manos de quienes perpetran el pillaje de la cosa pública, con cómplices dentro del Estado y de la iniciativa privada. Por aparte, el apoderamiento del control de las instituciones estatales las convierte en inútiles para realizar sus tareas. Como única forma de sacar a los países de ese lodazal se impone un pacto social entre sectores no gubernativos, y para ello es fundamental el consenso para que participen personas con representatividad y credibilidad.

En Guatemala ha habido varios intentos por lograr un acuerdo en los temas necesitados de cambios, etapa previa a cómo realizarlos. Se han celebrado reuniones, mesas redondas y exposiciones de representantes de los diversos sectores del país. Pero no se le ha dado seguimiento, se ha actuado con la idea de lograr respuestas prontas, casi inmediatas, a problemas complejos de raíces sociales, económicas e históricas, entre otras. Sin embargo, poco a poco ha resurgido la idea de hacer algo y empieza a cuajar la realidad del mal del país por actuar como se ha hecho. Si bien es necesaria la conducción de un equipo del cual salga un líder, este debe llegar convencido de no buscar posicionarse como la figura central, sino como el integrante de algún sector determinado, cuya postura será actuar respetando los puntos de vista y los legítimos intereses de los demás, y sobre la base de beneficiar a la mayoría, no a un grupo o individuo.

Otro elemento fundamental es el abandono del activismo y su sustitución por el de ser un estadista. La diferencia con un político es simple: el primero piensa en la próxima generación y el segundo en la próxima elección. Debe dirigir un equipo capaz de decidir metas en el tiempo, al tener planteamientos concretos y planes realizables paso por paso, no cambiables cada cuatro años. Esto puede explicar por qué el progreso real del país, no de un grupo, depende de no solo pensar a corto plazo, sino a mediano y largo. Sobre todo se aplica a campos como la educación y la salud. Todos deben ser llamados y los escogidos llenar requisitos muy variados, para asegurar criterios distintos.

Los pueblos antiguos tenían Consejos de los Ancianos, para aprovechar su experiencia. Otras veces se ha empleado el concepto de Grupo de Notables. Algo similar, con nombre e integración distintos, debe ser aplicado en Guatemala, donde la mayoría de los adultos son ciudadanos menores de 40 años y por eso pueden tener ideas actuales o actualizadas, así como un entusiasmo explicable y esperado por no haber sufrido decepciones, reveses y traiciones en el campo político. Si se cumple con la tarea de enviar a su casa a quienes traicionaron los principios de la democracia, el grupo ciudadano joven puede ser fuente de ideas novedosas. Las aceptadas hoy en día no son ineficaces porque cayeron en manos de la horda corrupta y/o corruptora.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.