Un tuit inusual se divulgó la noche del 28 de enero: las personas que estaban agendadas para vacunación en la Universidad de Seattle y de Washington debían presentarse a partir de las 11 de la noche.
King 5, un medio local, informó que un congelador con 1 mil 650 vacunas de Moderna corrían riesgo de expirar. De allí la prisa por agilizar la faena.
“Fue conmovedor ver a las abuelas en silla de ruedas a las 2 am siendo vacunadas”, dijo Kevin Brooks, uno de los médicos a cargo de la operación. “Pudimos apoyar a otra organización de atención médica y asegurarnos de que no se desperdiciara ninguna dosis”, dijo Brooks.
Aunque hubo sudor frío por el riesgo de desperdicio, Brooks tiene alto optimismo. “Hemos realizado un viaje desde pacientes en cuidados intensivos a la aplicación de vacunas. Poner fin a esta pandemia está al alcance”, confió.
Y sí, se usaron con éxito todas las vacunas.