El presidente era el general Miguel Ydígoras Fuentes y la operación llamada Drake quería impedir la invasión en aguas territoriales de barcos extranjeros. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, en un boletín de prensa fechado el 2 de enero de 1959, informó que “barcos piratas” se dedicaban a depredar los recursos naturales marítimos, y que “además de robar grandes cantidades de pescado y camarón, envalentonados por la escasa vigilancia de esa zona, han llevado su audacia hasta hacer desembarcos furtivos en diferentes puntos de la costa, para ingresar contrabando de armas y drogas nocivas”.
A raíz del incidente, México con el paso de las semanas rompió relaciones diplomáticas, en ese tiempo recién había tomado el mando del gobierno Adolfo López Mateo. Él anunció en la radio esta decisión, después que varias negociaciones con Guatemala no había tenido los resultados esperados.
Entre las acciones de apoyo a Guatemala, medios de comunicación como Radio Panamericana y Radio Internacional prohibieron de todos sus programas las canciones, anuncios y radionovelas mexicanas o grabadas en México. Eran los años de cantantes como Silvestre e Irma Dorantes.
En la publicación también se describe “al mismo tiempo hace una exhortación a todas las emisoras particulares- del país para que adopten una actitud similar para robustecer la solidaridad nacional frente a la actitud insolente de las autoridades mexicanas”, decía un artículo publicado el 17 de enero de 1959.
El mismo día también se daba conocer que cerca de trescientas personas impidieron en Zacapa la exhibición de la película mexicana Pepe el Toro, de Pedro Infante. Esto era un gesto de repudio por el contexto que se vivía. La película estaba anunciada en la cartelera del cine Lux de aquella localidad, informó la policía.
La actitud de los vecinos constituye un gesto de repudio a la campaña de agitación del gobierno mexicano, decía la publicación. Los informes policíacos indican que los propietarios del cine Lux se vieron obligados a suspender la función,
En una investigación posterior publicada por la historiadora mexicana María Eugenia del Valle Prieto se comenta que durante el conflicto, la frontera no permaneció del todo cerrada. Los cónsules de ambos países continuaron en sus puestos otorgando las visas correspondientes.
“En algunos casos incluso las familias chiapanecas y las guatemaltecas están emparentadas, además de que las unen muchos lazos culturales de folklore y religión. Uno de estos lazos religiosos facilitó la solución pacífica del conflicto, ya que con motivo de la Feria de Ayutla la frontera se abrió y se concedieron a los guatemaltecos visas y pases locales durante los días 9, 10 y 11 de febrero para facilitar su concurrencia”, se describe en la investigación.
Como parte de las festividades de dicha feria se acostumbra visitar el templo del Señor de Las Tres Caídas, muy venerado no solamente por los católicos chiapanecos sino también por todos los centroamericanos. Unidos en el fervor religioso, los fieles chiapanecos y guatemaltecos en esos días convivieron pacíficamente olvidándose de las pasiones del reciente conflicto.
En realidad el conflicto nunca los separó mayormente. Otro incidente, sin embargo, estuvo a punto de provocar la violencia cuando un tramo de vía férrea del Puente Internacional entre Ayutla del lado de Guatemala y Ciudad Hidalgo del lado de México, propiedad de los Ferrocarriles Nacionales de México, fue destruido. Se dijo que la vía había sido levantada por soldados guatemaltecos, quienes intenta. así encender los ánimos, pero el rumor nunca llegó a ser comprobado.
Cuando los pescadores mexicanos recientemente liberados llegaron a las oficinas de migración, una nutrida multitud se arremolinó para recibirlos amistosamente. La historiadora también describe que en realidad, quienes más contribuyeron a levantar los ánimos en contra de los mexicanos fueron la radio y la prensa, exhortando a la población a no escuchar música, a no ver películas y a no consumir productos mexicanos. Pero para el 8 de marzo el gobierno de Guatemala se vio obligado a levantar el boicot que había establecido desde el 5 de enero, permitiendo que todo volviera a la normalidad.
Para esos días, la Cámara de Comercio de Guatemala informaba que la venta de artículos mexicanos para los guatemaltecos que cruzaran la frontera se había normalizado casi por completo. No sucedió lo mismo del lado mexicano, ya que en esas mismas fechas la Cámara de Comercio de Tapachula hacía saber que el movimiento comercial con los habitantes del vecino país del sur aún no se nivelaba. Las negociaciones para superar las diferencias se alcanzaron en septiembre de ese mismo año.