Atender y brindar respuesta al coronavirus en Guatemala, representó distorsionar la estabilidad macroeconómica que celosamente se venía protegiendo en los últimos años, y que en el 2020 llevó el déficit fiscal por encima del 5%.
El Gobierno aumentó la deuda pública para hacer frente a los estragos causados por el nuevo coronavirus.
El 2020 fue atípico en el manejo de las finanzas públicas, precisamente, presionado por la emergencia.
La reacción fue por medio de la política fiscal para enfrentar la crisis e impulsar la reactivación económica, pero implicó salirse de la ruta de la estabilidad macroeconómica que se venía ejecutando en los últimos años.
Álvaro González Ricci, ministro de Finanzas, justificó que Guatemala “tiene margen y maniobra” en comparación con otros países para recurrir a estos espacios.
Parte de ese espacio fue: elevar el techo del gasto público a Q107 mil millones, acelerar la tasa de endeudamiento, incrementar las cuotas de asignaciones para los ministerios de Salud, Desarrollo, Comunicaciones, Economía y los Consejos de Desarrollo para los programas de atención de salud, protección, compensación social y activar la economía.
Para 2021, aún es incierto cómo quedaría la contratación de nueva deuda, pero las autoridades de la cartera del Tesoro han adelantado que se recurrirá a este instrumento para financiar el plan de gasto por medio de la colocación de bonos del tesoro —deuda bonificable— y la aprobación de nuevos préstamos con organismos financieros internacionales.
De momento, no se conocen los detalles, ni las cifras, de cómo quedará esa variable.
En lo político, siempre hay manejo de la tasa de endeudamiento por el desgaste que representa; sin embargo, en el primer año de la administración del presidente Alejandro Giammattei, la deuda pública aumentó, y que ha motivado descontento generalizado.
Saldo
Al 31 de octubre último, la deuda acumulada alcanzó Q189 mil 631 millones, con los Q32 mil 305 millones que se suman este año.
En el 2019, el indicador fue de Q157 mil 325 millones, según el reporte de Operaciones de Crédito Público del Minfin, que registra estas transacciones.
El endeudamiento de préstamos y bonos con respecto al PIB también tuvo ajuste y de 26.6% —que fue en 2019— brincó a 32.3% hasta octubre.
El PIB nominal se proyecta en Q587 mil 512 millones.
Eso significa que, si se pagará el saldo total de la deuda pública, cada ciudadano debería de aportar Q11 mil 220, que es la referencia de la deuda per cápita.
También, al comparar la deuda pública versus los ingresos tributarios, la variación es del 376%, y con los ingresos totales asciende a 355%, cifras que han encendidos las alarmas.
La mayoría de los países adoptaron estrategias fiscales para hacerle frente a los efectos de la pandemia; un reporte del Banco Mundial (BM) detalló que, en promedio, el incremento del endeudamiento público en 2020 fue del 10%.
Sube en diez meses
Al analizar el saldo de la deuda anual de Q32 mil 305 millones hasta octubre, se puede observar un incremento sustancial al desempeño de los últimos 10 años.
El reporte de operaciones señala que, en 2011, el saldo total de la deuda era de Q7 mil 439 millones -anual-; 2012, Q8 mil 153 millones; 2013, Q7 mil 833 millones; 2014, Q6 mil 60 millones y 2015, Q7 mil 721 millones.
En 2016, llega a Q7 mil 50 millones; 2017, Q6 mil 773 millones; 2018, Q13 mil 571 millones y Q11 mil 305 millones en 2019.
En ese período de diez años, el ritmo de crecimiento anual promedio del saldo de la deuda era de 10%, y al décimo mes del 2020 se dispara a 20.53%, detalla el reporte del Minfin.
Composición
La deuda pública es la sumatoria de la deuda interna —bonos del Tesoro— que equivale al 57.2% y la externa —préstamos con organismos financieros internacionales— de 42.8%.
A octubre, por desglose, el monto es de Q108 mil 426 millones de la interna y Q81 mil 204 millones de la externa.
Corregir rumbo
Las autoridades de Finanzas consideran que es necesario continuar con los estímulos fiscales por la recuperación y reactivación productiva para 2021.
Jorge Lavarreda, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), consideró que, si bien este desvío fiscal se argumenta por la crisis al corto plazo, se deberá enderezar una consolidación fiscal que necesitará voluntad, institucionalidad fiscal y apoyo de la esfera política.
Es decir, se requiere retomar la disciplina fiscal, con un déficit del 2%.
Para ello, será necesario, cuando se apruebe el endeudamiento público que financiará el presupuesto del 2021, una amplia discusión para que, a futuro, reducir el déficit fiscal, advirtió.