CABLE A TIERRA

Navegamos a ciegas rumbo a la segunda ola

|

Una parte fundamental del manejo de una epidemia es la capacidad de informar adecuadamente a la población. Es un mínimo acto de transparencia, de ética democrática, pero también tiene una finalidad práctica, pues contribuye a que las personas comprendan cuál es el nivel de riesgo que corren y por qué es importante adoptar las medidas individuales. Lamentablemente, esta ha sido una de las más grandes debilidades de la gestión, subsanada solo en parte con la implementación de la plataforma. Nótese, no obstante, que desde que Coprecovid presentó la auditoría de datos hecha a inicios de julio se detectaron insuficiencias e inconsistencias serias en ese proceso, asunto que desde el LaboratorioDeDatosGt señalamos en su momento, y a lo cual nunca se obtuvo respuesta.

' La segunda ola aún no se refleja en los datos oficiales.

Karin Slowing

Dos de estas debilidades nos afectan sobremanera a la hora de ponderar si realmente estamos viendo el inicio de la segunda ola epidémica. La primera, y que más ha llamado la atención en los últimos días, es el registro tardío (rezago) de decesos que ocurrieron meses atrás. Esta acción hace parecer como que se hubiera incrementado el número de decesos en un muy corto tiempo, cosa que no es tal, como lo hemos demostrado en LabDatosGt desde hace varias semanas, y que finalmente el MSPAS ya aclara también de manera rutinaria. Si bien es positivo que el MSPAS esté mejorando su registro de fallecimientos covid-19, aunque sea retroactivamente, la puesta al día de esta estadística, en este momento, sí puede prestarse a que la gente piense que ya estamos en escalada. Sin embargo, los datos oficiales de pruebas y casos reflejan que seguimos en meseta, con un rango promedio de casos semanales que en los últimos cuatro meses ha estado entre 500-700 casos, con la positividad alrededor del 15%. Los fallecidos diarios, por fecha de ocurrencia de la muerte, tampoco se han incrementado todavía. Es importante aclarar que esto no significa que no haya nueva escalada, sino que la sociedad no cuenta con el tipo de información que necesita para saberlo.

La información más relevante para eso es la que muestra lo que está ocurriendo con los servicios de salud; en particular, con la ocupación hospitalaria por covid-19, tanto pública como privada. Sin embargo, estos datos los han manejado como que fueran secreto de Estado. No se sabe cuál es el número y características de las personas hospitalizadas, en qué hospitales están, el uso de intensivos, cuál es la disponibilidad de camas, personal, equipo y suministros, entre otros. No solo no se registran de oficio esos datos en la plataforma, sino que, si se piden por medio de la Ley de Acceso a la Información, tampoco la entregan, lo cual es una ilegalidad.

¿Cómo quieren que la gente entienda la gravedad de la situación, si se le niega la información? ¿O solo están “asustando con el petate del muerto” para ver si así la gente decide encerrarse durante las fiestas navideñas? Lo que sí es claro es que la gente capta el desencuentro de mensajes del Gobierno: Por ejemplo, fue obvio de la conferencia de prensa que el presidente antepone el consumo de fin de año a cualquier otra cosa; mientras tanto, Coprecovid y el MSPAS anuncian que “Ya vino el Coco” (la segunda ola). ¿Es acaso un fallido intento por que la gente se asuste y tome medidas? Esta bipolaridad de mensajes e intereses en pugna; de acciones (liberar medidas prematuramente) frente a discursos, que ha dominado la gestión de la epidemia en Guatemala tiene como una de sus consecuencias que la gente termine de desentenderse del riesgo que corre. Más bien, agradecidos deberían estar de que la gente todavía se pone la mascarilla para salir.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: