La estructura del mercado laboral en Guatemala es 70% informal y 30% formal. Es decir, siete de cada 10 personas se emplean en la informalidad, y tres en el sector formal que tienen cobertura social.
Sin embargo, esas condiciones pueden haber cambiado, ya que hubo una destrucción del mercado formal, y se integró una nueva masa laboral en medio de la pandemia a la economía.
Las previsiones
David Casasola, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), afirmó que las personas que por alguna razón perdieron su trabajo formal en medio de la pandemia tuvieron dos destinos para generar ingresos: insertarse en la economía informal o la dura decisión de migrar a los Estados Unidos.
Por eso defiende que el sector informal se convirtió en el espacio para amortiguar los golpes que se dan por todos lados, y que termina creciendo, aunque aclaró que no existe un modelo o un estudio que confirme esa tendencia.
“Nosotros vemos que existen todos los elementos para que la informalidad laboral creció, pero también se precarizaron aquellos que ya estaban dentro y los que se agregaron cuenten con condiciones más bajas, más complejas y tendrán ingresos mucho más irregulares que tenían antes de la pandemia y los acontecimientos de los desastres naturales”, resaltó el investigador.
Óscar Erasmo Velásquez, exministro de Economía, coincide con Casasola, y señala que el covid-19 afectó a la economía informal por el cierre de los mercados, el confinamiento de los consumidores, que brindaron un golpe en los ingresos de las personas que se dedican a estas actividades en las calles y avenidas de la ciudad como en las cabeceras departamentales.
Algunas pudieron migrar y compensar ofreciendo sus productos por las redes sociales. Recordó que, en la informalidad, el sector más dinámico es el comercio.
Autoridades monetarias, consideran que el sector informal fue el más afectado porque no cuenta con mecanismos de defensa, en comparación con el formal, que durante los efectos de la pandemia recibió asistencia por medio de las suspensiones.
Los programas sociales compensaron una parte de la pérdida de los ingresos entre 10 a 15%, ya que hubiera sido más del 30%, se explicó.
Abel Cruz Calderón, gerente del INE, informó que lamentablemente no se pudo diseñar una Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (Enei), y será hasta el primer trimestre del 2021 cuando se levante la información para medir el efecto del covid-19.
Evidencia
Sobre cuánto pudo haber crecido el mercado laboral informal, Casasola explicó que solo en empleo formal se perdieron más de 100 mil plazas entre enero a septiembre que eran plazas formales y que se perdieron por el confinamiento, y las personas no generaron ingresos.
A la vez, se suman las personas que se graduaron de diversificado en el 2019, y como no creció el empleo formal, se estima que la mitad de los nuevos integrantes del mercado laboral se pudo haber dirigido a la informalidad. “Ya se tiene un acumulado de unas 150 mil personas en el mercado informal” dijo.
“Cerca de 200 mil personas están desempleadas que es 2% de la PEA; diría que hay un crecimiento de 3% a 5% de la informalidad que se incluyen los que perdieron su empleo, y de los que se graduaron de diversificado que su prioridad no era estudiar sino de buscar una ocupación”, añadió el investigador como una estimación.
Reiteró que para determinar ese comportamiento de aumento y el golpe del covid-19 se sabrá hasta se cuente con una Enei, pero aclaró que hay más personas que están ingresando al mercado informal.
Menos cotizan en el IGSS
Un reporte del sector privado organizado, con información del IGSS, señala que de enero a septiembre el número total de afiliados es de un millón 717.
En el caso de los cotizantes del sector privado la cantidad es de 941 mil 457, y refleja una caída de 11% con respecto a enero cuando los cotizantes era de un millón 59, es decir, 117 mil 696 en ese periodo de análisis.
El sector público reportó 330 mil 341 cotizantes y equivale a un incremento de 13.6%, o sea 39 mil 630, ya que en enero eran 290 mil 711 afiliados.
Javier Zepeda, director ejecutivo de la Cámara de Industria de Guatemala (CIG), destacó que uno de los objetivos para 2021 es la recuperación de los empleos perdidos en el sector formal por la pandemia, y las acciones deben apuntar hacia ello.
En 2019 el aporte de la economía informal al PIB fue de 22% y se prevé que esa estructura se mantendrá para el próximo período.
Sobre qué sectores de la economía informal podrían ser los más golpeados por el covid-19 se conocerá en 2021, sin embargo, ese mismo sector tuvo un retorno rápido para generar ingresos, mientras en el sector formal hubo subsidios.
Panorama difícil
Alicia Bárcena Ibarra, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), declaró que una de las complicaciones para los países será como abordar el tema de la generación de empleo en un contexto poscovid-19.
“Tenemos que ver esto con preocupación porque las economías van a tardar en recuperarse, aunque haya un rebrote en las economías en este cuarto trimestre del año. No necesariamente se puede decir que se va a recuperar la actividad económica, pero se resentirá en 2022 y 2023 y quizá en el 2024 se podrán recuperar los niveles”, puntualizó.