“No me considero cien por ciento humano. Mi persona no coincide con el concepto biológico que se conoce”, explicó el fotógrafo y productor musical. Para encontrar su propia identidad, Manel, decidió implantarse un órgano, cómo le llama a la aletas que diseñó.
El órgano implantado consta en dos aletas de 500 gramos de silicona, colocados en ambos lados de su cabeza, que se encuentra conectado a un microchip que le permite percibir entre la piel y los huesos, vibraciones de sonido, la humedad, la presión y la temperatura. Esto lo ha ayudando a conectar más con la naturaleza,
El artista eligió que fueran aletas pues que, según sus palabras para una entrevista para Infobae, siempre han sido los peces su fuente de inspiración. “Decidí crear unas aletas porque mi inspiración han sido siempre los peces, la biología marina. Ya de pequeño me sentía muy conectado a ellos”, manifestó.
Para realizar semejante implante dérmico, Manel tuvo que viajar hasta Japón. Por supuesto, debe soportar algunas consecuencias. “Tengo la zona de la piel resentida. Y me quito las aletas para dormir y bañarme. Estoy acostumbrado a que la gente me mire por la calle, pero la verdad es que no me afecta”, reconoce.
Para realizarse el procedimiento, Manel, tuvo que viajar hasta Japón. Este implante dérmico tuvo consecuencias en todos los sentidos para él. “Por supuesto, debe soportar algunas consecuencias. “Tengo la zona de la piel resentida. Y me quito las aletas para dormir y bañarme. Estoy acostumbrado a que la gente me mire por la calle, pero la verdad es que no me afecta”, reconoció.
Manel se considera un cyborg que, según la definición de la Real Academia Española (RAE) “es un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos”. Existe una asociación para las personas que se hayan practicado un procedimiento similar o se sientan identificados con esta ideología de vida llamada la asociación Cyborg. Y, su definición es, “unión cibertntica y los organismos. Este fenómeno sigue evolucionando y sus definiciones, por el momento, siguen ambiguas.
De Aguas y su inmensa pasión por el mundo marítimo, fundó en el 2017 la asociación Trans Species Society junto a Neil Harbisson, el primer cyborg reconocido en el mundo por un gobierno y la artista Moon Ribas, coreógrafa y durante mucho tiempo tuvo sensores sísmicos en los pies para poder percibir “los latidos de la tierra”.
Según los creadores de la corriente, el transhumanismo, busca mejorar la especie y brindar una mejor calidad de vida. “Al día de hoy el humano vive como en una burbuja antropocentrista, viendo a la naturaleza en una escalera jerárquica vertical en la que el humano está por encima de las otras especies, y para mí este proyecto también significa romper con eso”, dijo Manel para explicar cuál, es según él, el fin de este movimiento.
Para difundir a mayor escala su mensaje, Manel, mostró su experiencia singular de vida, en 20, en el escenario de los Premios Globalis donde narró su experiencia y cómo desarrolló e instaló en su cuerpo un órgano sensorial cibernético que le permite percibir los cambios de presión de la atmósfera y que además dispone de wifi
Aseguró que este tipo de cambios impacta a nivel sexual también. Ya que, las personas, se empiezan a identificar con lo que ellas quieran y así lo explicó el joven “son cosas distintas, sin embargo está claro que modificar el cuerpo afecta la sexualidad. En algún punto, quizás ha cambiado la forma en la que yo me siento”.