EDITORIAL
Apuesta por innovación debe ser integral
En un entorno de noticias y realidades preocupantes, surgen dos noticias alentadoras en el ámbito de la innovación tecnológica: tres guatemaltecos son reconocidos por aplicaciones digitales. Una orientada a proveer de información certera, oportuna y comprensible sobre el covid-19 y otra, más lúdica, pero no menos importante, enfocada en promover la actividad física en espacios domésticos o de oficina que usualmente imponen sedentarismo.
No todos los días una guatemalteca logra figurar dentro de las 25 personas menores de 35 años más influyentes de Latinoamérica, distinción otorgada por la revista del Instituto Tecnológico de Massachussets, MIT Review, a Gabriela Asturias, estudiante de Medicina, quien contribuyó al desarrollo de Alma, un sistema de información digital de inteligencia artificial que pone en contacto las consultas de los usuarios con respuestas de médicos especialistas. Se trata de una iniciativa surgida en Guatemala tras la convocatoria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, aunque tuvo que encontrar apoyo en el Banco Interamericano de Desarrollo para su implementación.
En el segundo caso, fue una decisión tomada por un jurado multitudinario: la preferencia de miles de usuarios de Apple. Wakeout, una aplicación de microejercicios para la casa, la oficina o cualquier otro ambiente, fue declarada como la mejor App del año, un reconocimiento otorgado a los desarrolladores guatemaltecos Pedro Wunderlich y Andrés Canella. Su competencia con millones de aplicaciones creadas en todo el mundo constituye un motivo de orgullo y un aliciente para que más jóvenes se involucren en la temática tecnológica.
Desde hace al menos una década han cobrado auge términos como la innovación y la competitividad digital. Existen esfuerzos consolidados por agrupar a este gremio, que se encuentra integrado por desarrolladores, diseñadores, ingenieros informáticos, administradores y también artistas. De hecho, la exportación se productos digitales como aplicaciones, videojuegos, estrategias de posicionamiento en redes, mercadeo digital y análisis de datos figuran dentro de los productos por cuya exportación el país recibe ya millones de dólares en divisas.
Es un hecho que las ideas vanguardistas en el campo digital pueden convertirse en emprendimientos competitivos, pero para potenciar esta capacidad es necesario que el país haga una apuesta estratégica por transformar la educación, no solo universitaria sino también de preprimaria, primaria y secundaria. Dotar de equipos de cómputo y conexión a internet a las escuelas es un anhelo lejano para tantos planteles del interior del país, por lo que hay que buscar las sinergias con la iniciativa privada o entidades internacionales para reducir esta brecha digital que limita el desarrollo de nuevas vocaciones en este campo.
Esos pequeños que hoy reciben clases en aulas sin pupitres podrían ser la mente creativa que resuelva un reto tecnológico, que construya un nuevo paradigma de comunicación en línea o llegue a crear un producto digital exitoso. El cambio no ocurrirá de milagro ni por azares del destino: hace falta una intención clara y una convicción sostenida por transformar la visión de país, la expectativa de futuro y los objetivos concretos del sistema educativo. Puede pensarse que se trata de un sueño y en efecto lo es, pero uno que puede cambiar al país para siempre.