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La asignación presupuestaria destinada a la prevención de la mortalidad de la niñez y la desnutrición crónica en enero era de Q1 mil 40 millones, sin embargo, para en junio contaba con Q146 millones menos. La cartera mencionó, en ese entonces, que haría la devolución de los fondos a los programas que se vieron afectados, pues se le criticó de atender la pandemia a costa de descuidar enfermedades que ya azotaban a la población.
Se han hecho reajustes para financiar de nuevo dichos programas, pero hasta este 1 de diciembre aún faltaba de reintegrar Q46.3 millones. Las acciones más golpeadas con las modificaciones realizadas dentro del presupuesto son dotación de micronutrientes a niños y niñas menores de 5 años, a la que se le disminuyó Q5 millones; mientras que la dotación de micronutrientes a mujeres en edad fértil tiene Q4 millones menos, y la atención por enfermedad diarreica aguda a niños y niñas también se desfinanció por Q5 millones.
Pese a que el Ministerio de Salud tuvo menos fondos para combatir la desnutrición la ejecución alcanza el 66.99%.
La Unidad del Presupuesto de la cartera refiere que “se devolvió lo que se pudo, el resto es cada unidad ejecutora en función a sus necesidades la que decide, probablemente ya tenían compromisos y por lo mismo no podían continuar debitándose”.
A criterio de Jessica Coronado, coordinadora de nutrición y salud del equipo Acción contra el Hambre, que se haya desfinanciado el programa contra la desnutrición preocupa, pues el estado nutricional de los niños se ve afectado no sola por los alimentos que consumen sino también porque tenga una buena cobertura en salud, como vacunas al día y que reciban micronutrientes de manera oportuna.
“Si no se invierte en salud no lograremos combatir la desnutrición. Hay muchas acciones que corresponden a otros ministerios, pero la mayoría de las que están enfocadas a la lucha contra la desnutrición son del Ministerio de Salud con muy poco presupuesto para llegar a las poblaciones más alejadas y necesitadas”, agrega Coronado.
Población en riesgo
En 2019 el promedio de casos de niños menores de cinco años afectados por la desnutrición aguda fue de 47 diarios, pues diciembre cerró con un acumulado de 15 mil 333. Este año, hasta el 14 de noviembre ya suman 25 mil 292, y se reporta la muerte de 16 niños que fueron identificados hasta mayo. Hay otros 122 decesos que están en investigación.
La semana pasada en Jocotán, Chiquimula, falleció una niña de 18 meses, la desnutrición aguda que padecía, y de la cual intentaba recuperarse, impidió que su organismo debilitado luchara frente a una neumonía. Su familia es una de las afectadas por el paso de las depresiones tropicales Eta e Iota y la pobreza en la que viven, además de que la comunidad quedó incomunicada, les impidió tener acceso a servicios de salud para salvar a la pequeña. La organización Antigua al rescate fue la que notificó el caso.
De acuerdo con Coronado, cuando los niños tienen deteriorado su estado nutricional por un largo período cualquier enfermedad puede causarles la muerte.
Es probable, entonces, que haya más decesos relacionados con la desnutrición aguda que no figuren en las cifras oficiales, pues el Sistema de Salud suele hacer un análisis de cuál es la causa primaria del fallecimiento y muchas veces registra que fue por otro padecimiento, como neumonía o diarrea aguda, pero si el infante sufre de desnutrición, se enferma y muere, fue porque su sistema inmune está débil.
En Jocotán hasta octubre, el centro de salud del municipio notificó un acumulado de 68 casos de desnutrición aguda. Los meses con más reportes fueron febrero y septiembre con 16 y 11, respectivamente.
Aumentará la crisis alimentaria
A partir de este año el Ministerio de Salud hizo modificaciones en el sistema que traslada los casos de desnutrición aguda que reporta cada unida de salud. Ese cambio llevó a que en las cifras oficiales se vea un aumento, pero estas son más apegadas a la realidad, pues ya no refleja únicamente los niños que llegaban a los centros y puestos de salud para ser evaluados -captación pasiva-, ahora se ingresan todos los menores de cinco años que son monitoreados en el sistema de salud y los que son localizados a través de la búsqueda activa de casos.
“Siempre ha habido un subregistro y no se identificaban oportunamente todos los niños, y es preocupante para Guatemala porque estos son los niños que si no se les atienden oportunamente pueden fallecer”, menciona Coronado.
De acuerdo con el último reporte del Siinsan, siete de cada diez de casos tienen desnutrición aguda moderada, y tres, un cuadro severo.
Los niños menores de cinco años de Escuintla, San Marcos, Zacapa, Retalhuleu, Huehuetenango, Guatemala, Izabal, El Progreso y Sacatepéquez están en mayor riesgo de padecer dicha condición.
Varios de estos departamentos fueron afectados por las recientes depresiones tropicales Eta e Iota que dañaron los cultivos de pobladores que se dedican a la agricultura de subsistencia.
“Esta situación debe monitorearse, porque al ser afectado los alimentos y los medios de vida de las familias definitivamente pueden darse más casos de desnutrición aguda, pero esto también se debe a que la situación de las familias ya era bastante precaria y si a esto le sumamos la pandemia y la afectación por las tormentas tropicales la crisis es mayor”, agrega Coronado.
En más del 80 por ciento en las áreas donde impacto Eta e Iota la pérdida de los cultivos fue casi totales, y de acuerdo con Mario Rivera, especialista de seguridad alimentaria de World Vision, si bien el daño de las plantaciones afecta a la población en el corto plazo, el impacto será mayor en el 2021, pues se perdió la reserva de alimentos para el autoconsumo o la venta que tenían para los próximos meses.
“Entre y abril y junio -del próximo año- es cuando se agudizará el tema de la falta de alimentos. Si no se atiende a las personas más vulnerables, impactadas por Eta e Iota y por el covid-19, la vulnerabilidad crecerá, vamos a ver aumento en los índices de desnutrición aguda, pero también en la pobreza y en la pobreza extrema de las familias”, agrega Rivera.
De esa cuenta, World Vision trabaja en un plan de respuesta en dos etapas, una para que las familias logren paliar la crisis alimentaria inmediata con raciones familiares, y una segunda fase de recuperación, para que puedan recobrar sus medios de vida.
Luego de que el Congreso de la República engavetara el Proyecto del Presupuesto 2021, tras el descontento de la población por su aprobación opaca, el presupuesto vigente aplicaría para el próximo año. Tanto Coronado como Rivera recomiendan hacer una revisión en a consciencia de las acciones que más impacto generarían en la población y destinarles mayores recursos, así como garantizar que los fondos para mejorar los servicios de salud y para el combate a la desnutrición.