Matthew todavía recuerda el momento en que su vida cambió: la noche en que su madre y su padrastro cruzaron con él las fronteras de Turquía hacia el territorio del autodenominando Estado Isámico (EI) en Siria.
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El duro testimonio de Matthew, el niño estadounidense que amanaza a Trump en un video de Estado Islámico
Matthew, nacido en EE.UU., fue llevado a Siria cuando tenía 8 años y su cara se hizo conocida cuando los militantes de EI lo utilizaron en un video en el que amenazaba al presidente Donald Trump.
Matthew fue llevado por su madre y su padrastro a territorio de Estado Islámico cuando tenía 8 años.(Foto Prensa Libre: BBC)
“Corrimos por una zona muy oscura, llena de alambres… No pasaba mucho por mi cabeza, excepto, ‘necesito correr'”, recordó al contar por primera vez su terrible experiencia al programa Panorama de la BBC y a Frontline, de la emisora pública estadounidense PBS.
Matthew, nacido en EE.UU., fue llevado a Siria cuando tenía 8 años y su cara se hizo conocida cuando los militantes de EI lo utilizaron en un video en el que amenazaba al presidente Donald Trump.
Ahora con 13 años, está de vuelta en su país y vive con su padre, luego de que el ejército de Estados Unidos lo rescatara y lo llevara a casa en 2018.
Dice que es un “dulce alivio” estar de vuelta.
“Lo que pasó, pasó. Todo quedó atrás”, cuenta a la BBC.
“Era tan pequeño que no entendía lo que estaba sucediendo”, agrega.
Camino al infierno
Fue en abril de 2015 cuando una aparentemente común familia estadounidense cruzó al territorio de EI desde la provincia fronteriza turca de Sanliurfa.
En Raqqa, la ciudad reivindicada por los combatientes islamistas como su capital, el padrastro de Matthew, Moussa Elhassani, fue enviado a recibir entrenamiento militar y se convirtió en francotirador.
A sus 8 años, Matthew hizo todo lo posible para darle sentido a su nuevo hogar.
“Cuando estuvimos por primera vez en Raqqa, nos quedábamos en la ciudad. Era bastante ruidosa por los disparos. De vez en cuando se escuchaba una explosión, pero era lejana. Así que no teníamos mucho de qué preocuparnos”, recuerda.
A principios de 2017, la madre de Matthew, Samantha Sally, le envió un correo electrónico a una hermana en EE.UU.
Le pedía dinero de forma desesperada para ayudar a la familia a escapar.
Adjunto, le envió también algunos videos extremadamente inquietantes sobre Matthew.
En uno, el padrastro Moussa Elhassani, obligaba a Matthew a armar un cinturón suicida.
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El niño, que seguía las instrucciones, recreaba cómo daría la bienvenida a posibles rescatadores estadounidenses, para luego matarlos detonando los explosivos.
En otro video, se le veía desmontando un AK-47 cargado, desafiado por su padrastro a hacerlo en menos de un minuto.
La pesadilla
Una noche, a medida que la coalición liderada por Estados Unidos intensificaba sus ataques aéreos contra Raqqa, una bomba golpeó una casa vecina, que se derrumbó sobre el lugar donde vivía Matthew con su familia.
El niño se salvó de milagro: logró salir a tientas entre los escombros y el polvo.
Poco después, en agosto de 2017, Raqqa estaba en ruinas, pero Estado Islámico todavía estaba seguro de su victoria.
Fue entonces cuando el grupo utilizó a Matthew para grabar un video de propaganda en el que amenazaba a Trump.
“Mi mensaje para Trump, el títere de los judíos: Alá nos ha prometido la victoria y te ha prometido la derrota“, dijo el niño, recitando el mensaje que le habían hecho aprender de memoria.
“Esta batalla no va a terminar en Raqqa o Mosul. Va a terminar en tus tierras… Así que prepárate, porque la lucha acaba de comenzar”.
Años después, el niño recuerda que fue su padrastro quien lo obligó a grabar el video y que durante la filmación lo amenazaba.
“Estaba empezando a perder el control, como si hubiera tenido problemas mentales”, cuenta.
Poco después, Elhassani murió en un presunto ataque con drones.
“Me alegré porque no me agradaba, obviamente”, dijo Matthew.
“No creo que debería haber estado feliz porque una persona murió, pero lo estaba. Todos estábamos llorando…de alegría”.
El rescate
Tras la muerte del padrastro, la madre de Matthew, Samantha Sally, le pagó a unos traficantes de personas para que ella y sus cuatro hijos salieran del territorio de Estado Islámico.
Matthew fue escondido dentro de un barril en la parte trasera de un camión para poder pasar por los puestos de control.
Cuando llegaron al territorio controlado por los kurdos, fueron retenidos en un campo de detención, y fue allí en el invierno de 2017 donde la BBC comenzó a hablar con Sally.
La mujer contó que su marido la había engañado para que llevara a su familia a Siria y que no tenía idea de lo que estaba planeando.
Una vez en Raqqa, dijo, el hombre se había vuelto violento con ella.
La estadounidense reconoció que durante su estancia allí habían comprado a dos adolescentes yazidíes como esclavas y que su marido las violaba con regularidad.
Las pruebas
Tras su regreso a EE.UU., mientras estaba en la cárcel en espera de juicio, Sally continuó defendiendo su versión de que había sido engañada por su marido.
Aunque lo había apoyado “en sus estúpidas empresas“, insistió en que no era culpable de que se uniera al EI.
Sin embargo, la investigación de la BBC y de PBS descubrió pruebas que socavaron esta historia.
Un miembro de la familia Elhassani dijo que Moussa se había obsesionado con EI en los meses previos a la salida de la familia de EE.UU. y que lo había visto viendo propaganda del grupo, incluidos videos de ejecuciones, en la casa de la familia.
Una amiga de Sally también recordó una conversación con ella en la que le había dicho que su esposo sentía un llamado para unirse a “la guerra santa”.
La investigación también reveló que Sally había hecho una serie de viajes a Hong Kong en las semanas antes de que la familia dejara EE.UU. y que había depositado al menos US$30.000 en efectivo y oro en cajas de seguridad.
Después de casi 12 meses tras las rejas, Sally cambió su historia y se declaró culpable de financiar el terrorismo como parte de un acuerdo de culpabilidad.
Las pruebas mostraron después que Sally había ayudado a filmar los videos de su hijo con el cinturón suicida y el AK-47.
De acuerdo con los fiscales, es probable que nunca se sepa por qué ayudó a su esposo a unirse a Estado Islámico, aunque su defensa argumenta que fue coaccionada por el marido controlador.
Desde su regreso a EE.UU.. Matthew ha recibido asesoramiento para ayudarlo a lidiar con los traumas de todo lo que le sucedió.
Según sus médicos, ha mejorado y lo está haciendo bien.