Este periodo que los países suelen tener una vez en su historia se conoce como bono demográfico, significa que la población de adultos en edad de trabajar aumenta consistentemente al mismo tiempo que disminuye el número de población dependiente —niños y adultos mayores—.
Después de este lapso la mayoría de la población envejecerá con lo cual es casi imposible acelerar la economía.
Para Guatemala, el bono demográfico del cual será parte la niñez y adolescencia de hoy representa la última oportunidad de alcanzar un crecimiento económico óptimo y el desarrollo humano para todos sus habitantes.
Sin embargo, la edad por sí sola no es garantía de que se alcanzará el tan ansiado desarrollo. Todo depende de qué se esté haciendo hoy para garantizar el bienestar esa niñez y juventud, puesto que, si se les ofrecen las condiciones óptimas en salud, educación, nutrición, seguridad y estimulación temprana, mañana tendrán la oportunidad de ser más productivos.
Es ahí donde está el problema.
Para nadie es un secreto que la niñez y juventud son sectores que han sido relegados por el Estado al extremo que son preocupantes las cifras de desnutrición crónica y aguda, así como el acceso a la educación, y otros indicadores.
La violencia también golpea a ese sector de la población. Por ejemplo, los casos de abuso sexual parecen ir en aumento, muchos de estos terminan en embarazos, incluso de niñas de 10 años. Por si eso no fuera suficiente, todos los indicadores retrocederán tras la llegada de la pandemia del coronavirus.
Tres pilares
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) precisa que el bono demográfico “es una oportunidad que puede aprovecharse o no”. Para lograr beneficios de este momento histórico del país, subraya, debe involucrarse no solo el Gobierno, sino también la iniciativa privada, sociedad civil, academia y la población en general.
Para garantizar un adecuado desenvolvimiento de este bono demográfico, enfatiza, es urgente hacer inversiones fuertes en este grupo etario, sobre todo en tres pilares fundamentales: el desarrollo de la primera infancia, adolescencia y juventud y en garantizar su protección integral.
Durante la primera infancia —periodo desde la concepción hasta los tres años — se desarrolla entre el 80 y 90 por ciento de la capacidad cerebral, y luego en la adolescencia, desde los 9 a los 18 años, ocurre otro periodo de acelerado desarrollo del cerebro, en el cual se pueden compensar habilidades básicas que tal vez no se alcanzaron en la primera etapa, explica Carlos Carrera, representante de Unicef en Guatemala.
Alcanzar el estado de desarrollo completo del cerebro de un ser humano depende de muchos factores, como una óptima nutrición y salud, así como un adecuado acceso a la educación y estimulación temprana, y una infancia libre de estrés tóxico que puede ser causado por violencia o abusos.
Unicef sostiene que no invertir en la niñez y adolescencia mantendrá a Guatemala en un círculo vicioso alimentado por malas condiciones de salud, nutrición y educación, más la violencia. Esto redundará en un desarrollo limitado del cerebro en la infancia y en consecuencia, bajo capital humano en el futuro lo cual perpetuará el subdesarrollo y la desigualdad económica, social y política.
Para Rubén Narciso, especialista en monitoreo y evaluación del fondo, “ya estamos un poco tarde” para comenzar a invertir en la niñez puesto que el país ya se encuentra en un 40 por ciento del desarrollo del bono democrático y las inversiones en niñez y juventud debieron empezarse a hacer hace cinco o 10 años para aprovecharse por completo. Sin embargo, aún puede hacerse algo.
Carlos Carrera, representante de Unicef en Guatemala
“Tenemos 20 años para aprovechar este bono demográfico. Se va a aprovechar si la población de jóvenes y niños son personas que hoy estén bien. Si no se hacen inversiones importantes es muy difícil que se aproveche”, enfatizó el especialista.
“La oportunidad que tenemos no solo es única, sino que ya estamos tarde”, advirtió Narciso. Agregó que Guatemala es de los pocos países en América Latina que aún tiene un índice de desarrollo humano medio, ya que la mayoría ha aprovechado su bono demográfico, y ya clasifica como medio-alto.
Acciones
Respecto a las actuaciones que ha adoptado el Gobierno, Carrera considera acertada la Gran cruzada nacional por la nutrición, ya que no se limita a temas de alimentación, sino también abarca cuestiones de salud, agua y saneamiento. Además, incluye aspectos relacionados a la estimulación temprana de los menores.
Añadió que países del este asiático, como Vietnam y Corea del Sur son un ejemplo de un buen aprovechamiento del bono democrático puesto que hace 50 años tenían condiciones “mucho peores” que las de Guatemala, y con menos recursos económicos ahora son naciones desarrolladas.
Asimismo, urgió a un acuerdo político amplio para aumentar la carga tributaria del país, “la quinta más baja de todo el mundo”, que apenas llega a un 10% del producto interno bruto.
“Países han conseguido que en una sola generación se transforme un país, pero requiere inversiones serias y sacrificios porque no hay nada gratis. La reforma fiscal es una condición necesaria para que el país aproveche este bono democrático”, aseveró Carrera.
Empresarios
El sector empresarial coincide con que el bono demográfico es una oportunidad única para el país de generar crecimiento económico acelerado que produzca los empleos que se necesitan para mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos, y estiman que esto ocurrirá entre el 2030 y el 2056.
En ese sentido llaman a la sociedad civil y al Gobierno a hacer las inversiones necesarias en esta generación de guatemaltecos, sobre todo en la salud y formación de quienes nacieron del 2015 en adelante, y también para generar condiciones productivas óptimas, no solo en el área metropolitana, sino también en ciudades intermedias que deben constituirse en nuevos polos de desarrollo.
Rubén Narciso, investigador Unicef
Jorge Benavides, investigador de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), expuso que el Estado, no solo necesita más recursos, sino saber focalizarlos en la atención de la niñez y juventud que comprende el bono demográfico.
Benavides indicó que más ingresos para el Estado no se trata solo tributos, sino también de aquellos no tributarios y “los retornos que se puedan aprovechar de una gestión pública eficiente y transparente”.
A la consulta de si es necesario aumentar los impuestos, Benavides indicó que primero se debe estimar la cantidad de recursos que se necesitan, analizar las partidas presupuestarias y la capacidad de ejecución. Luego revisar la cantidad de recursos que percibe el Estado y sus fuentes de financiamiento.
Después se podría empezar a identificar la necesidad de recursos adicionales “que deberán captarse y asignarse con destino específico, incluso, podría hablarse de una contribución especial para financiar las inversiones por bono demográfico”, explicó.
Verónica Spross, directora ejecutiva de Empresarios por la Educación, aseveró que la juventud necesita adentrarse en competencias tecnológicas, matemática, lenguaje e idioma inglés parea ser competitivos en el futuro y tener más oportunidades de hallar un mejor empleo o fuente de ingresos.
Si no son adecuadamente formados, agregó Spross, a estos jóvenes les será más difícil hallar un buen empleo o finalizar una carrera universitaria y por ende contribuir al desarrollo del país. Las consecuencias serán más subempleo y migración, advirtió.
Desarrollo es importante
Según informes de entidades financieras internacionales, para aprovechar el bono demográfico Guatemala necesita hacer inversiones urgentes puesto que al ritmo que se avanza hoy en día es imposible que un niño alcance el desarrollo pleno en su edad adulta.
El Índice de Capital Humano de 2019, elaborado por el Banco Mundial (BM) y presentado recientemente, da a Guatemala una calificación de 0.46 en una escala de 0 a 1, en la cual 1 significa educación completa y plena salud.
Jorge Benavides, investigador Fundesa
Este indicador se lee de la siguiente manera: la posibilidad de un niño que nace hoy en Guatemala de generar ingresos en su vida adulta será 54% inferior a las que podría haber alcanzado en un contexto de educación completa y plena salud. Este informe se elaboró previo a la pandemia.
El BM destaca que “a menos que fortalezcan su capital humano, los países no podrán mantener el crecimiento económico, no contarán con una fuerza laboral preparada para los empleos más calificados del futuro ni podrán competir eficazmente en la economía mundial”.
Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) considera que la población joven de Guatemala es uno de los activos más importantes para sacar adelante al país. Cerca del 23% de la población corresponde a jóvenes de 10 a 19 años por lo cual “al realizarse las inversiones necesarias en ellos se convertirán en el motor del crecimiento de largo plazo”, destaca en su informe BIDeconomics.
Sin embargo, el BID señal que hoy en día “demasiados niños y niñas” se ven privados, desde su nacimiento, de elementos esenciales, como haber nacido de madres sanas que provean la base biológica y psicológica desde la concepción o de haber recibido una alimentación adecuada.
Pandemia
Unicef alertó de que la situación de la niñez y juventud guatemalteca se agravó por la pandemia lo cual puede causar un retraso de entre ocho a 10 años de sus condiciones.
Informe BIDeconomics, del Banco Interamericano de Desarrollo
Como ejemplo, Carrera citó que ha aumentado la pobreza y en consecuencia una de cada cinco familias dejó de comer un tiempo de comida mientras que la mitad ya no comen alimentos que antes consumían.
En ese sentido, el representante de Unicef considera que se deben mantener los programas de protección social y si algunos resultan muy onerosos como el Bono Familia se deben revisar y reorientar a las poblaciones más vulnerables, por ejemplo, a familias pobres con niños menores de cinco años porque “será imposible recuperarlos en los siguientes años”.
“El país ya tenía rezagos y retos grandes para aprovechar su bono demográfico y el covid-19 aumentó fuertemente los riesgos de esta pérdida de capital humano”, externó el funcionario internacional, por lo cual, los niños deben estar al frente de las estrategias para combatir la crisis.
Postura
La secretaria General de Planificación y Programación de la Presidencia, Keila Gramajo, aseguró que en el Gobierno hay “plena conciencia” de que se deben de propiciar las condiciones óptimas a los niños y jóvenes de hoy, que serán parte del bono demográfico en unos años.
Aseguró que en los planes de Gobierno hay al menos 50 indicadores con metas específicas. Por ejemplo, reducir siete por ciento la desnutrición crónica y ampliar la cobertura educativa en preprimaria, diversificado y nivel universitario.
“Esta población —bono demográfico— es una esperanza para el país porque va a haber un boom de profesionales, esperamos que así sea, gente muy capaz que podrá sacar adelante al”, expuso.
Respecto a la necesidad de incrementar los recursos, Gramajo afirmó que “dentro de las prioridades de país, en los objetivos de desarrollo sostenible a largo plazo se menciona una reforma fiscal integral”, sin embargo, esta no necesariamente tiene que representar aumento de tributos, puesto que también se toma en cuenta apoyo de cooperantes e iniciativa privada, así como una ejecución más eficiente de los presupuestos.
Agregó que dicha reforma no necesariamente va a ser abordada en este gobierno, pero es algo que no se puede soslayar, por lo cual podría quedar para la siguiente administración.