Sin embargo pesa en su contra el pésimo manejo de la mortífera pandemia de covid-19. De hecho la confirmación de que Trump padece de covid-19 parece ser el epítome poético de todo un proceso que arrancó cuando, en enero, él minimizó la gravedad de la enfermedad, se rehusó por meses a usar mascarilla e incluso elogió a China, donde se originó, para luego revertir el halago y volverlo señalamiento, a causa de las evidencias y del creciente impacto de la enfermedad, que ya ha arrebatado 209 mil vidas e infectado a casi ocho millones de personas. Por si fuera poco, se mofó de su rival, Biden, por utilizar mascarilla.
La tragedia aún marca a Estados Unidos y las palabras impulsivas parecen cobrar su precio.
No obstante, las cifras de crecimiento en el empleo hasta inicios de año soplaban a favor de la nave Trump y pueden llegar ser la carta decisiva, si la memoria no traiciona a los votantes.
Estos son algunos factores que marcan el proceso electoral estadounidense de 2020.
1. Muro fronterizo
Emblemática promesa queda relegada
En las elecciónes del 2016, la oferta de construir un muro fronterizo entre México y Estados Unidos para frenar el paso de migrantes indocumentados fue clave para el triunfo de Donald Trump. Sin embargo, en los últimos cuatro años no ha logrado el apoyo legislativo necesario para contar con los US$50 mil millones necesarios para hacer realidad su ofrecimiento.
En agosto pasado, el presidente visitó Yuma, Arizona, para hacer mitines y acusar a los demócratas de bloquear la obra.
En meses anteriores dijo que el proyecto ya había logrado reducir el paso de indocumentados e incluso, en julio, señaló que había sido una barrera contra el paso del covid-19. Trump había estado en esa ciudad un mes antes para supervisar y resaltar la edificación y renovación de unos 350 kilómetros de muro. Sin embargo, según un informe del Departamento de Homeland Security, citado por la Voice of América, la mayor parte de esa obra ha sido de renovación y reparación del muro existente y que solo se han erigido unos cinco kilómetros nuevos. Trump resaltó que la muralla posee tecnología de punta que la hace prácticamente “inescalable”, con sus nueve metros de altura.
La promesa de 2016 fue de extender 800 kilómetros la valla entre fronteras, pero los demócratas se han encargado de bombardear el financiamiento del proyecto, aduciendo el excesivo gasto y la ineficacia de este. En 2019 esta pugna fue uno de los factores que llevaron al cierre del gobierno estadounidense.
En agosto pasado, Migración reportó la captura de 50 mil migrantes a lo largo de la frontera sur. Suelen cruzar por áreas desérticas e inhóspitas en las que todavía no hay muro o solo existen vallas que impiden el paso de vehículos, mas no el de personas a pie. Trump insiste en prometer la continuidad de la construcción y esta es una promesa que puede darle fuerza o bien ser un obstáculo para su reelección.
2. Recuperación económica
Repunte de empleo y consumo
El presidente Trump resaltaba en todos sus mitines la mejora en la demanda de plazas laborales y en los niveles de consumo, pilar fundamental de la economía estadounidense.
La tasa de desempleo en EE. UU. bajó al 7,9% en septiembre, en un mes en que se aminoró el ritmo de contratación de personal, pero aún así la economía añadió 661 mil puestos de trabajo, según informó este viernes la Oficina de Estadísticas Laborales. En agosto, la economía había agregado más de 1.5 millones de empleos y el paro estaba en el 8,4%.
“Estas mejorías en el mercado laboral reflejan la continuada reactivación de la economía, que estuvo afectada por la pandemia y los esfuerzos para contenerla”, indicó el informe, el cual agregó que “en septiembre hubo avances de empleo notables en los sectores de ocio y hotelería, el comercio minorista, el cuidado de la salud y la asistencia social”.
En septiembre, el sector privado contrató a unos 877 mil trabajadores. Como “altos y sólidos” describe Trump los números de la reactivación.
“Gracias a la acción decisiva de mi administración para salvar los empleos estadounidenses es que actualmente están presenciando la recuperación económica más rápida en la historia de Estados Unidos. Y eso se debe a que la base que establecimos anteriormente, antes de que llegara el virus y llegara a nuestra costa, era muy sólida. Teníamos una base tan sólida que nos estamos recuperando mucho más rápido de lo que nadie anticipó”, dijo el mandatario en Bedminster, Nueva Jersey, en septiembre último.
Agregó que las compras minoristas también han aumentado exponencialmente, al punto de que se han “recuperado por completo”, y que su administración está trabajando por recuperar la industria automotriz, uno de los sectores claves de su política económica.
3. Migración
Un tema recurrente y espinoso
Aunque EE. UU. es una nación construida sobre la migración, la discusión acerca del combate de la llegada de indocumentados mantiene su fuerza y divide opiniones entre electores, aunque, en general, tanto republicanos como demócratas apoyan esa lucha.
Trump apela a todos los ciudadanos que no desean la llegada de más gente que aproveche los servicios y las ventajas conseguidos por el sistema estadounidense a costa del dinero de los contribuyentes. Los demócratas, por su parte, abogan por mayor apertura hacia quienes ya se encuentran en ese país y por su regularización.
Con el nombre “Luchando por ti”, el gobierno de Trump impulsa un programa que impide totalmente que inmigrantes ilegales tengan acceso a asistencia social, atención médica, educación y matrícula universitaria gratuita financiada con fondos públicos.
Desde 2017, el gobernante ha modificado drásticamente el sistema de inmigración, incluso con medidas que han tenido reveses legales, según afirman las investigadoras Sarah Pierce y Jessicfa Bolter, del Migration Policy Institute. Tan solo en el 2020, el Gobierno “ha emprendido más de 400 acciones ejecutivas sobre inmigración, abarcando todo, desde la aplicación fronteriza e interior hasta el reasentamiento de refugiados y el sistema de asilo, Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca), los tribunales de inmigración y los procesos de investigación y visado”, señala el informe.
Las solicitudes de asilo se han reducido a mínimos históricos y las capturas y deportaciones en la frontera se han disparado. Trump firmó acuerdos migratorios con varios países, incluyendo Guatemala, para tratar de frenar el éxodo. Recientemente se anunció un programa de visas laborales.
4. Tensiones raciales
Disturbios afectaron a toda la Unión
La tradición de democracia e inclusión de Estados Unidos tuvo un fuerte sacudón con la muerte, el 25 de mayo, del ciudadano afroamericano George Floyd, asfixiado por un policía de Minneapolis después de 10 minutos de sometimiento, los cuales quedaron grabados en video y fueron reproducidos millones de veces, lo que detonó en protestas raciales que evocaron los disturbios ocurridos en 1968, tras la muerte del líder Martin Luther King.
El movimiento Black Lives Matter se extendió a lo largo del país y llevó a protestas que en algunos estados devinieron en disturbios, los cuales fueron condenados por el presidente Trump, quien en junio prácticamente militarizó una parte de Washington para devolver “la ley y el orden”, pues incluso edificios federales fueron pintarrajeados o dañados por los manifestantes.
Por el lado demócrata se ha atacado el exceso en el uso de la fuerza contra ciudadanos, a la vez que se acusa al mandatario de ser él mismo un instigador de violencia.
“No puede detener la violencia porque durante años la ha fomentado. Saben, puede que él crea que pronunciar las palabras ley y orden le hacen fuerte, pero su fracaso en pedir a sus seguidores que dejen de actuar como una milicia armada en este país muestran lo débil que es”, dijo Joe Biden el 31 de agosto, en un acto de campaña en Pittsburgh.
El 3 de septiembre, Trump visitó Kenosha, Kentucky, ciudad asolada por la destrucción e incendios causados por un grupo que protestaba contra la muerte de otro afroamericano, Jakob Blake, a manos también de la Policía. En este caso hubo un agravante posterior, que fue el ataque a tiros de fusil por Kyle Rittenhouse, un joven blanco de 17 años, en contra de la manifestación, con cauda de dos muertos, por lo que fue consignado.
No obstante, se acusó a la Policía de ser benévola con el atacante, pues se hipotetizó que si hubiera sido afroamericano lo habría abatido.
5. Bipartidismo y colegios electorales
Nación se divide en dos bandos
Aunque son los ciudadanos los que votan, el ganador no depende de la cantidad total de votos, sino de haber podido ganar la mayoría de los colegios electorales asignados a cada Estado: un sistema que ha sido cuestionado pero tiene su explicación en el intento de dar equidad a todos los Estados, sobre todo a los más pequeños en extensión y cantidad de habitantes. Donald Trump tuvo menor cantidad de votos (62.9 millones) que Hillary Clinton (65.9 millones) en 2016, pero consiguió 304 colegios (de 227 necesarios), que designan, cada uno, a un “elector”. Clinton se quedó solo con 213 sufragios electorales.
Por otra parte, en el sistema político estadounidense existen muchos partidos políticos, incluyendo a ecologistas, independientes, libertarios y una gran gama de tendencias ideológicas, no obstante desde el final de la guerra de secesión, en 1865, han dominado dos: los republicanos y los demócratas. Desde 1852, todos los presidentes de Estados Unidos han pertenecido a alguno de ellos. Esta tendencia se ha visto reforzada por el sistema de votación de una sola vuelta y por los colegios electorales: quien gana se lleva todos los votos de cada Estado.
Lee Drutman, autor del libro: Rompiendo el ciclo de los dos partidos, opina que en los últimos 50 años se ha marcado más la polarización entre ambos grupos, pero a menudo los votos logrados no son tanto por la convicción de ciudadanos en sus ideas, sino por rechazo a la otra agrupación. De hecho se ha señalado que Donald Trump ha acendrado esta rivalidad, al señalar a los demócratas de ser “socialistas”, mientras que, por otra parte, él ese acusado de sostener posturas que colindan con el fascismo y la intolerancia. Para más agravante, el mandatario ha amenazado con no reconocer los resultados si no le favorecen, un chantaje que más parece extraído de las viejas dictaduras latinoamericanas que de la tradición democrática de Estados Unidos.
6. Estilo mediático
Presencia en la opinión pública
A pesar de las controversias y las críticas, Donald Trump ha sabido mantenerse como una voz activa que genera nuevos temas de discusión o reaviva los mismos, indistintamente de cualquier ventaja que las encuestas le den a su oponente demócrata.
El uso de Twitter como canal directo de expresión es característico de la gestión del mandatario. Tiene 60 millones de seguidores y si bien algunos de sus mensajes han sido objeto de críticas por las maneras de expresión, Trump se mantiene como una fuerte voz que apela a la audiencia conservadora.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 5, 2020
Por otra parte, Twitter redujo la posibilidad de bloquear a sus críticos, a fin de darle mayor balance a la discusión pública.
Los partidarios de Trump suelen exponer con mucha frecuencia y bastante consistencia las razones de su apoyo al magnate, a quien consideran un bastión del nacionalismo americano y de las ideas republicanas, al tildar a su oponente como un simpatizante de izquierdas. Esto ha conducido a una polarización de opiniones que prácticamente imposibilita el diálogo y transforma el entorno virtual en una verdadera guerra de señalamientos, memes e incluso insultos, los cuales suelen ser censurados como parte de las políticas de uso de las redes.
Sin duda alguna, el mayor punto débil de Trump es su manejo imprudente de la pandemia, la cual relegó en sus inicios y que ahora lo tiene a él mismo como paciente, aunque todavía no se tiene idea de cómo esta situación podría ser aprovechada para propiciar más empatía o bien para terminar de confirmar la deficiente atención sanitaria, ya que él mismo se rehusó a utilizar mascarilla durante meses.
En todo caso, la imagen de ser antipolítico le sigue creando réditos, pese a que entraña otra contradicción, pues afirma ser partidario de los valores tradicionales pero al mismo tiempo, con sus reacciones emocionales, critica la misma institucionalidad, lo cual, a su vez, genera simpatía entre segmentos de población desencantados con los políticos de carrera.