Para obtener una tonelada de escualeno se necesita matar entre 2 mil 500 y 3 mil tiburones, señala Stefanie Brendl, directiva de Shark Allies, la organización que ha investigado el asunto y advertido del riesgo que corren millones de escualos.
Afirma que Shark Allies no está pidiendo el fin de la investigación y elaboración de las vacunas para no perjudicar a los escualos, sino recordando que existen otras fuentes para obtener el escualeno.
La OMS subraya en su web que el escualeno es un componente de algunos coadyuvantes que se añaden a las vacunas para reforzar la respuesta inmune y menciona como ejemplo la vacuna de la gripe (FLUAD, Chiron) que contiene 10 miligramos de ese compuesto por dosis.
Según la OMS, 34 proyectos de vacuna han llegado a la fase de evaluación clínica en el mundo y 142 están en una fase previa.
Shark Allies ha podido confirmar hasta ahora que 17 de esas vacunas usan coadyuvantes y cinco contienen escualeno de tiburón.
Brendl señala que ese compuesto orgánico, que utiliza sobre todo la industria cosmética, se puede obtener a partir de plantas y bacterias y pide a las compañías farmacéuticas que se van a enriquecer con las vacunas que no piensen sólo “en los dólares” sino en el planeta.
Los tiburones tienen grandes hígados pues a diferencia de otros peces, no tienen una cámara de aire dentro de su organismo para poder flotar y lo que les permite hacerlo es la cantidad de aceite que produce el hígado.
Aunque pueda parecer raro, resulta más barato para esas compañías el escualeno obtenido a partir del aceite de hígado de tiburón, que sobre todo comercializan países asiáticos, que las alternativas.
Según la organización ecologista, usar tiburones como fuente de escualeno es “corto de miras, de resultados impredecibles y no sostenible” cuando existen alternativas más efectivas que no ponen en peligro a un animal salvaje con una población “finita” que, además, está amenazado por otros motivos.