CABLE A TIERRA
Acaban con la epidemia por decreto
El Gobierno ha consignado en el acuerdo 229-2020 del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social que ya dispuso que el jueves 1 de octubre acabarán las últimas restricciones que quedaban a la movilidad y a las actividades económicas por la epidemia de covid-19. Tampoco habrá más pedidos para renovar el estado de Calamidad. Así, la ministra, con su nombre y firma, asume el costo político de liberar todas las restricciones aun y cuando el índice de positividad promedio de los últimos 14 días estuvo en 21.2% y el promedio del índice no ha cedido del 20% desde hace varias semanas. Por supuesto, no sabemos si ello es por el bajo número de pruebas que hacen o porque se mantiene en meseta el número de casos, derivado de la absoluta libertad de que goza el virus para moverse de humano en humano desde hace ratos; lo más probable es lo último. Lo peor es que liberan toda restricción a sabiendas de que el parámetro para considerar que la epidemia ha sido controlada es lograr un índice por debajo del 5%, algo que está todavía muy lejano para Guatemala. Así de grande la impunidad en el país que no les preocupa una acusación por negligencia.
Seguramente, el índice de positividad será un “pequeño detalle” que se omitirá durante la Asamblea de Ministros de la Organización Mundial de la Salud esta semana. Seguramente, tampoco se hablará mucho de que nunca se desarrolló una verdadera estrategia epidemiológica; que la ola subió y bajó sola hasta hacer meseta; que nunca se alcanzó la meta de testeo que el mismo Coprecovid definió; que nunca se logró implementar una estrategia de rastreo y seguimiento de casos y contactos. Después de lo visto estos meses, ya nada sorprende, aunque sí provoca una profunda, profunda decepción.
' Los negocios van antes que la vida de los guatemaltecos.
Karin Slowing
El cierre decretado también da para acordarnos de Cantinflas; seguro que un émulo del recordado artista mexicano redactó el acuerdo ministerial; cuando menos, su artículo 6 de “disposiciones transitorias”. Literalmente dice: “Durante los primeros 3 meses posteriores a la publicación de este Acuerdo, las localidades consideradas en verde se clasificarán como alerta amarilla, dada la fase actual de la epidemia”. ¡El chiste se cuenta solo! Seguramente no querían que desentonara el cierre de la parodia con lo que ha sido el manejo del semáforo covid-19 todos estos meses. Como diría un amigo, un semáforo que siempre da verde, aunque marque rojo.
Nunca se entendió que la mejor forma de proteger la economía del país era montando una buena estrategia epidemiológica: testeo, rastreo y aislamiento temprano. Trabajo de atención primaria en salud, para informar y educar, para gestionar centros de cuarentena, y para detectar tempranamente los casos antes de que se complicaran. Sin duda, una tarea muy difícil en este ministerio de Salud tan plagado de problemas, corruptelas y debilidades, pero no necesariamente imposible. Sin embargo, tres meses después de Coprecovid y del cambio de autoridades ya no hay beneficio de la duda de nada. Quedó muy claro que la consigna que recibieron no era muy distinta de la que tuvo el doctor Monroy; quizá solo un poco menos inepta, para la inmensa felicidad de los proveedores de insumos, de los kits de medicamentos y, claro, de los mercenarios de las pruebas.
Espero que se acuerden de que la epidemia llegó a Centroamérica un mes después de que llegó a Europa y a Estados Unidos. Que sigue en Estados Unidos, en Europa está repuntando y en Guatemala no ha cedido tampoco. ¿Qué les hace pensar que acá no habrá repunte? Recuerden también que acá tampoco es Suecia como para esperar la civilidad y el dominio propio que se les pidió a los suecos.