Un equipo liderado por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudia aditivos antimicrobianos inorgánicos para aplicarlos en las superficies e impedir el contagio indirecto que se produce por contacto con ellas.
El CSIC ha recordado hoy en una nota de prensa que todavía no existe información concluyente sobre el tiempo en el que el SARS-CoV-2 responsable de la enfermedad puede permanecer activo sobre una superficie y cuáles son los parámetros que controlan su tiempo de supervivencia.
Las superficies contaminadas pueden actuar por lo tanto como reservorios del virus y facilitar su propagación y el contagio, tanto en entornos hospitalarios como en ambientes comunitarios, pero hasta ahora la única medida disponible para controlar el contagio indirecto es la limpieza y la desinfección de los lugares más transitados.
“Estas medidas van dirigidas a eliminar o reducir la carga viral en estas superficies para garantizar unos niveles adecuados de protección de la salud de la población; lamentablemente, aunque estas medidas son necesarias, aún no son suficientes para limitar la propagación del virus por contagio indirecto”, ha advertido el investigador del CSIC Adolfo Fernández, del Centro de Investigación en Nanomateriales y Nanotecnología (CINN).
Para afrontar ese problema, los investigadores de este centro (un centro mixto del CSIC y la Universidad de Oviedo) han optado por los aditivos antimicrobianos inorgánicos, que presentan nuevas posibilidades para prevenir y combatir enfermedades infecciosas.
Son además, ha destacado el CSIC en una nota de prensa difundida hoy, más resistentes a las altas temperaturas, más respetuosas con el medio ambiente, y su coste es más bajo que el de las sustancias de origen orgánico.
Los investigadores están comprobando qué tipo de materiales antimicrobianos inorgánicos son capaces de actuar frente a virus estructuralmente similares al coronavirus.
“Se trata de un grupo de aditivos basados en vidrios y materiales vitrocristalinos con alto contenido en óxido de calcio u óxido de zinc, así como en nanopartículas soportadas de plata o cobre, y por ahora hemos visto que, en presencia de algunos de los materiales, se produce la caída de la carga viral”, ha precisado el investigador.
En una segunda fase del proyecto los científicos buscarán la mejor manera de aplicar los aditivos sobre las superficies con mayor contacto.
“Evaluaremos cuál es la forma óptima de aplicación del material, ya sea integrándolo en siliconas o pinturas o empleando técnicas de proyección”, ha anunciado Belén Cabal, impulsora también de esta iniciativa.
El CSIC ha subrayado que estos materiales antivirales podrían tener numerosas aplicaciones y ha asegurado que varias empresas ya se han interesado por ellos. EFE