No es difícil enumerar los retos. Aulas saturadas, la movilización de los estudiantes de la casa a las escuelas, en muchos casos carencia de servicios básicos y en áreas rurales de escasos recursos ni siquiera el acceso a una mascarilla adecuada para prevenir los contagios.
El miércoles de la semana pasada la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia Covid-19 (Coprecovid) reveló que junto con el Ministerio de Educación (Mineduc) trabajan en el plan “retorno seguro a clases” que podría ser presentado oficialmente el próximo mes y que se implementaría en el ciclo escolar 2021 “cuando la pandemia lo permita”.
En ese sentido, la titular del Mineduc, Claudia Ruiz, no descartó que el retorno a clases sea una mezcla de actividad presencial y virtual. Para el plan, aseguró, cuentan con el apoyo de instituciones como el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que han proporcionado epidemiólogos pediatras que trabajan en el diseño del plan.
Dificultades
El trabajo para lograr el retorno a las aulas de unos 2.5 millones de estudiantes del sector público en una modalidad mixta (presencial-virtual) parece casi imposible, sobre todo en el área rural donde miles de familias viven en pobreza y pobreza extrema y en donde el acceso a internet aún es muy complicado.
En estos lugares miles de familias están lejos de contar con una computadora u otro dispositivo similar para que sus hijos reciban clases, y en medio de tantas carencias, el contar con internet no es una prioridad. Esto implica que debería ser el Mineduc el que provea de estos insumos electrónicos con conectividad para facilitar su enseñanza.
Además, los días en que los menores tengan que ir al establecimiento educativo podrían enfrentarse a condiciones riesgosas de contagio, por ejemplo, en el traslado de sus casas a los centros de estudio. También sería difícil estar pendiente de cada niño de primaria para recordarle que no debe se debe quitar la mascarilla y procurar no tocarse la cara.
Y si de lavarse las manos se trata, la totalidad de escuelas deberían contar con servicio de agua entubada y jabón.
“Lo veo muy complicado porque ya estamos viendo en países de Europa y en Estados Unidos que han tenido que retroceder y regresar a los alumnos a sus casas porque el contagio es muy alto. No habrá seguridad hasta que exista la vacuna”, señaló Ester Ortega consultora independiente en educación.
María del Carmen Aceña, exministra de Educación
La también ex viceministra de Calidad Educativa señala que regresar a clases representará “muchos riesgos” puesto que en las escuelas ubicadas en las áreas rurales hay muy pocas facilidades de higiene.
La exministra de Educación María del Carmen Aceña reconoce que es un reto muy grande el volver a clases, por lo cual desde ya “hay que tomar acción”. En ese sentido afirma que los meses que quedan de este año deberían ser aprovechados para que todos los establecimientos educativos cuenten con servicios sanitarios y agua potable, para lo cual los alcaldes tienen un papel crucial.
En seguida, concuerda en apostarle a un sistema educativo híbrido en el cual, a manera de sugerencia, un grupo de estudiantes podría ir lunes y martes y otro jueves y viernes, mientras que el miércoles las instalaciones serían desinfectadas algo en lo cual las asociaciones de padres de familia deberán involucrarse.
Según Aceña, el Ministerio tendría que proveer de dispositivos electrónicos a los estudiantes para recibir clases presenciales, así como computadoras a los maestros.
Existe riesgo, pero es necesario
El comisionado de la Coprecovid Edwin Asturias reconoce que regresar a las aulas representará un “riesgo importante”. En otros países se ha tenido malas experiencias puesto que se han incrementado los contagios; además, por su condición de menores, muchos de los estudiantes contagiados suelen ser asintomáticos lo cual hace difícil su detección.
Con todo y los riesgos, Aceña considera necesario que los estudiantes vuelvan a recibir clases de manera presencial debido a que “este fue un año perdido”.
Salvador Paiz, Funsepa
“No podemos pretender que los niños están aprendiendo, así como están”, mediante la entrega de guías de estudio que regularmente se les da a los padres de familia cuando se les da la alimentación escolar, apuntó.
Agrega que son los niños de preprimaria quienes más urge que regresen a las aulas. “Como en todo principio hay miedo y riesgos, pero hay que tomar las precauciones necesarias e implementar los protocolos para tener la certeza de que los niños no se van a contagiar”, subrayó Aceña.
Rubén Alfonso Ramírez, pedagogo y quien durante 22 años ejerció la docencia en primaria y secundaria, indicó que en esta emergencia la tecnología ha ayudado mucho para salir adelante con la educación, aunque coincide en que en el sistema de educación público hay familias con recursos económicos muy limitados a las cuales les es difícil acceder a esta.
Sin embargo, para Ramírez, el motivo más importante para tratar de regresar a las clases de una forma segura es porque muchos de los estudiantes necesitan el acompañamiento físico del maestro, y aunque reconoce que puede haber riesgos, afirma que si los estudiantes no logran ir los cinco días de la semana a la escuela al menos deben asistir dos.
Recalcó que la tecnología es fundamental “pero el amor el cariño y la ternura del maestro es indispensable”, sobre todo en las escuelas públicas, donde muchos de los alumnos suelen pertenecer a hogares desintegrados o donde viven solo con el papá o la mamá.
Es posible regresar
Salvador Paiz, presidente de la Fundación Sergio Paiz Andrade (Funsepa) que está involucrada en el tema educativo de Guatemala, aseveró que se han hecho grandes esfuerzos para tratar de cumplir con la educación de la niñez y juventud del país por medio de plataformas virtuales, pero ese empeño se ha visto afectado por limitantes como la falta de conectividad, disponibilidad de equipos e incluso falta de energía eléctrica.
Por tal razón considera “muy importante” que se pueda concretar el regreso de los estudiantes a las aulas. A esto añade que las clases presenciales también contribuyen al desarrollo psicoemocional del menor de edad e incluso en ciertas regiones la alimentación que reciben en el centro educativo también es un motivo para pensar en el regreso.
Rubén Alfonso Ramírez, pedagogo y docente durante 22 años
“El regreso a clases puede ser seguro y exitoso si planificamos adecuadamente e incorporamos insumos técnicos y científicos a los protocolos. Sí es factible el regreso siempre y cuando planifiquemos y nos basemos en la ciencia y la evidencia”, precisó Paiz.
Pero algunos opinan que no se debe correr el riesgo.
Ortega, por ejemplo, considera que, aunque desde el punto de vista social es importante convivir e interactuar con otros estudiantes aún hay incertidumbre y hoy en día ya ni se están tomando la misma cantidad de muestras razón por la cual “no sabemos con exactitud en qué nivel estamos”.
“De dejar de recibir clases no se muere nadie, pero de asistir a clases presenciales sin la debida protección sí se van a morir muchos. Si yo tuviera que tomar la decisión no correría el riesgo”, puntualizó la analista.
¿Cómo lo ven los colegios?
Los colegios privados, por su parte, aunque siguen pendientes de las disposiciones oficiales, pero ya han comenzado a trabajar de cara a un probable regreso a clases presenciales el próximo año.
De esa forma algunos establecimientos han decidido cambiar los grifos y dispensadores de jabón y papel para que no sea necesario tocarlos, sino que se activen por medio de sensores. También trabajan en diseños de clases híbridas que incluirían al maestro dando las clases presenciales junto con un grupo de alumnos. Otro grupo de estudiante recibiría la clase en línea.
Pero para llevar a cabo un modelo así no solo bastará con el diseño, sino se tendrían que readecuar las aulas lo cual representará un gasto fuerte para los colegios.
Diana Brown, secretaria ejecutiva de la Asociación de Colegios Privados, expuso que debido a que se desconoce cómo estará el comportamiento del virus en enero próximo se preparan previendo tres escenarios, el primero en el cual las clases seguirían 100% virtuales, otro que sería la totalidad presencial y un tercero que sería una combinación de ambos.
“Tenemos que considerar las poblaciones escolares, cómo pasarán la hora de recreo, cómo será el cambio de clases, el transporte colectivo… Son retos distintos para cada centro educativo y cada uno debe ir midiendo cómo pueden manejar la situación”, apuntó Brown.
No obstante, Brown reconoce que, aunque los colegios preparen los mejores protocolos, al final de cuentas serán los padres de familia los que tendrán la última palabra en cuanto a mandar o no a sus hijos a estudiar; sin embargo “los centros educativos se están enfocando en tener todos los instrumentos y protocolos listos para evitar cualquier contagio”.