Es importante definir mecanismos simples y ágiles que conviertan los procesos de innovación en una práctica común y embebida de forma natural en las actividades habituales de la organización.
Mario Morales, director de estrategia e innovación de la firma EY para Centroamérica y el Caribe, afirma que el embudo es necesario porque las empresas no tienen todos los recursos, ni todo el tiempo, para ejecutar todas las ideas en las que pueden pensar.
“Para una buena idea, muchas ideas”
Los sectores que más usan el embudo de innovación son sectores de consumo masivo, banca y servicios financieros y minoristas.
“Solamente alrededor de un 3% de las ideas que entran a un embudo de innovación, se ejecutan. Por eso el dicho de que, para tener una buena idea, hay que tener muchas ideas”, expresa Morales.
El especialista de EY citó como ejemplo su experiencia cuando trabajó en un reconocido banco en Centroamérica que tiene más de 20 mil colaboradores y generaron un programa para captar ideas de todos ellos.
En promedio se recopilaron 10 mil ideas al año, de las cuales se aprobaron para ejecutar un 10%. Finalmente, solamente el 5% de las ideas recibidas fue realmente implementado y se convirtieron en proyectos de innovación.
Había ideas que podían generarle a la empresa desde $50 mil hasta algunas que podían generarle US$2.5 millones.
Generar utilidades con un sistema integral
En opinión de los especialistas no existen inversiones altas o bajas, porque todo depende del tamaño de la empresa, lo importante, es conocer si la inversión de una empresa va a ser rentable o no.
“Es por eso por lo que uno empieza con muchas ideas y las va evaluando hasta llegar a las pocas que realmente van a mejorar las ventas y la rentabilidad de la empresa, siendo esas las que finalmente se ejecutan”, resalta el profesional.
Por lo anterior, la innovación debería ser la fuente del futuro crecimiento de la empresa y ayudarle a generar al menos un 20% de sus utilidades a través de productos, servicios y modelos de negocio lanzados en los últimos tres años.
No hay que olvidar que además del embudo innovación, está el proceso innovación integral de la empresa y además del proceso de innovación de la empresa está la cultura, la estrategia, y el liderazgo para la innovación.
Más que un embudo las empresas necesitan un modelo o un sistema de innovación integral, concluye Morales.
Innovación es sinónimo de colaboración
Es importante pensar en el funnel no como un instrumento aislado, sino que se apoya en otros como puede ser la estrategia de comunicación que ayuda a involucrar y dinamizar la participación de toda la compañía.
“Las ideas por sí mismas no sirven absolutamente para nada si no existen herramientas que las impulsen y las conviertan en propuestas. Gracias al funnel de innovación podemos monitorear y evaluar de un vistazo el estado de nuestro trabajo”, afirma Manuel Giménez, responsable de innovación en la firma Emergya.
La innovación, por naturaleza es colaborativa, ya que ninguna persona cuenta con todos los conocimientos necesarios para implementar una idea. Se debe colaborar de manera interna en la empresa, entre áreas como finanzas, mercadeo, ventas, investigación y desarrollo, producción, compras, y otros departamentos,
“También se debe colaborar forma externa de la empresa, como hablar con proveedores para ver qué es posible hacer y cómo estas capacidades se pueden implementar en la innovación que la empresa está trabajando”, agrega Morales.
Fases del embudo de innovación
En cada etapa o momento del embudo, mientras más se avanza hacia la derecha, más progresan los proyectos hasta que después de superar todos los filtros, se convierten en una innovación real con impacto, refiere Amalio Rey, consultor internacional en innovación, y describe de la siguiente manera las fases del funnel:
Generación de ideas: Como indica su nombre, es la fase más creativa en la que los participantes sugieren todas las ideas que les parecen interesantes para innovar. Aunque el resultado final va a depender también de otros factores, a más cantidad de ideas entren al embudo, más probable es que se consiga calidad al final del funnel.
De ideas a oportunidades: Primer filtrado de las ideas, que estaban planteadas todavía muy en genérico y en gran cantidad, para convertirlas en oportunidades (“retos”) porque según el diagnóstico realizado, responden a necesidades de innovación que tiene realmente la organización.
De oportunidades a proyectos: Por razones de recursos y de tiempo, no es posible atender a la vez a todas las “oportunidades” identificadas, así que hay que evaluarlas y jerarquizarlas, para entonces abordar un número manejable de proyectos. En esta fase nos centramos en la parte operativa de gestionar equipos para dar respuesta y avanzar en la solución del reto de innovación.
De proyectos a prototipos: De los proyectos sale una primera versión de solución que hay que testar y mejorar a través de lo que a menudo llamamos “experiencias piloto”. En esta fase probamos en un entorno controlado si la solución funciona, y le introducimos sucesivas mejoras hasta ponerla a punto.
Implementación: Cuando la innovación está a punto gracias a la fase anterior, el prototipo ya se ha convertido en una solución extensible a toda la organización, y a otros ámbitos que tengan un problema parecido. Es cuando la innovación se implementa en la realidad. Se replica y escala para generar un verdadero impacto en los colectivos beneficiarios bien sea a través de un proceso, servicio, producto o innovación de gestión.