CATALEJO
La Aurora: retroceso de más de medio siglo
Guatemala, se ha dicho muchas veces, es un lugar donde casi a diario se pone a prueba la capacidad de asombro, mezclado con incredulidad e indignación, y una de las razones es la incapacidad de los funcionarios, casi siempre puestos a dedo y por ello incapaces de realizar las tareas de los puestos. En este momento, el país corre el riesgo de sufrir un retroceso de más de medio siglo en el importantísimo tema de la comunicación gracias a la aviación comercial. El cierre de seis meses del aeropuerto La Aurora ya tiene en sus ramas los frutos amargos y de hecho puede convertir a nuestro país en una especie de lejana islita cuyos ciudadanos deben aceptar la imposibilidad de preparar un viaje de un día para otro, porque todos los vuelos estarán llenos.
' Es una consecuencia clara de nombrar a puestos muy técnicos a gente sin la experiencia ni tampoco capacidad, gracias a pactos politiqueros.
Mario Antonio Sandoval
La responsabilidad de esto recae directamente en Alejandro Giammattei, por haber dejado al jefe de Aeronáutica Civil, Francis Argueta, alguien nombrado por el abominable Jimmy Morales y su permanencia en el cargo solo se puede explicar como parte del pacto por el cual se permitió también la afrenta de darle posesión en el inútil Parlacén al excómico y expresidente, gracias a la decisión de su presidenta, hija de Sandra Torres. Argueta dijo que el aeropuerto estará listo “en el momento prudente” y la fecha “puede ser el 15 o 20 de septiembre”, porque se le olvidó, no conoce o no entiende todas las acciones previas para permitir la operación normal de las aerolíneas, como por ejemplo preparar los itinerarios, conectarlos y rotar los aviones.
Si un guatemalteco desea hoy ir a Europa, por ejemplo, debe ir a El Salvador por tierra y de allí al viejo continente. Entre los motivos esgrimidos por el ilustrado gobierno giammatteiesco, se señala no estar decididos los protocolos, pero como muy pocos entienden la complejidad de todo lo relacionado con la aviación comercial, no han apresurado esto, lo cual provoca unos 6.5 millones de quetzales menos de ingresos por el impuesto de 21 quetzales cada uno de los 325 mil boletos vendidos en un año. Otro efecto, si no hay más demoras, es el atraso de uno o dos meses para el reinicio de las actividades del aeropuerto, pero, eso sí, con la enorme disminución ya temida y señalada por integrantes de la Asociación Guatemalteca de Líneas Aéreas.
La actual terminal de La Aurora fue inaugurada en 1968, cuando solo Pan American tenía vuelos diarios a Miami, Los Ángeles, New Orleans y otro a México, a quienes se unía el servicio de Aviateca y Taca. Lo recuerdo porque viajé en varios de ellos. Era la época de los Boeing 707, los Douglas DC6, de hélice, y de los Viscount, de turbohélice. En una semana sumaban alrededor de unos 60 vuelos. La actual situación, en su peor posibilidad, significará la reducción del 86% del número de posibilidades de salir de Guatemala hacia el extranjero. Estas cifras permiten entender la gravedad de la situación en todo el mundo y por qué la asociación mencionada calcula en cuatro años el tiempo necesario para regresar al número de vuelos del año pasado.
La industria relacionada con el turismo lucha enconadamente para lograr el regreso de los visitantes extranjeros, pero no se podrá lograr porque la principal enemiga de todos los guatemaltecos es la estulticia de los funcionarios del actual gobierno. El descenso de visitantes seguirá teniendo efectos devastadores, sobre todo en los pequeños empresarios. La crítica de hoy se debe a las decisiones tomadas y al tortuguismo burocrático, aplicado como muestra de irresponsabilidad y a la vez causante del informe de la Organización de Aviación Civil Internacional, quien critica a Guatemala porque ha tenido cinco meses y medio para prepararse, y las autoridades no lo han hecho. De nuevo, la irresponsabilidad de no dar la importancia debida a temas aparentemente sin importancia.