El test es el quinto autorizado por la FDA que utiliza muestras de saliva para detectar el coronavirus, pero algunos analistas lo consideran especialmente prometedor en parte porque no requiere atravesar un paso extra para separar el ácido nucleico, lo que evita el problema de escasez de los kits empleados para esa operación.
De acuerdo con el diario The Wall Street Journal, eso permitirá que el producto sea mucho más asequible y accesible que el hisopado nasal, dado que almacenar cada muestra costará entre uno y cinco dólares, y podrán enviarse a cualquier laboratorio para su examen.
“Dar este tipo de flexibilidad para procesar las muestras de saliva y ver si hay infección por COVID-19 es revolucionario en cuanto a su eficiencia y a evitar la escasez de componentes cruciales para las pruebas”, dijo en un comunicado el comisionado de la FDA, Stephen Hahn.
La NBA empezó a colaborar en junio con los investigadores de Yale y varios jugadores de la liga empezaron a enviar sus muestras de saliva para ayudar a desarrollar la prueba, denominada SalivaDirect y que permite producir hasta 90 resultados de distintas muestras en menos de tres horas.
Los científicos necesitaban una gran población asintomática para comparar los resultados de sus pruebas con muestras de saliva y los de los tests nasales tradicionales, con el objetivo de garantizar la precisión de su nuevo protocolo, y la encontraron en la NBA.
De forma anónima, jugadores, técnicos y otros trabajadores de equipos de la NBA se sometieron regularmente a tests nasales, orales y de saliva y los enviaron a dos laboratorios y a los científicos de Yale que compararon los resultados de los distintos métodos.
El equipo de Yale continuará a partir de ahora su estudio con personal de la NBA que se encuentra en Walt Disney World, en Florida, y según el Wall Street Journal, hasta ahora no han encontrado ningún caso positivo entre quienes están concentrados en las instalaciones de ese parque, algo que puede complicar o retrasar su investigación.
Según la FDA, Yale pretende compartir el protocolo de SalivaDirect con los laboratorios interesados como un “código abierto”, lo que significa que, siempre que sigan las instrucciones de los científicos que desarrollaron el test y demuestren que tienen equipos básicos, podrán procesarlo.