IDEAS
La calamidad del semáforo
El domingo pasado finalmente nos dieron la buena noticia de que se empezaban a quitar las restricciones para que las personas pudieran trabajar y las empresas pudieran operar. La buena noticia fue doble, porque escucharon la solicitud de muchos de que los niveles de alerta no determinaran las actividades que se podían realizar, sino el aforo que se podía tener. Y todavía más, los parámetros que le pusieron al semáforo no fueron tan inalcanzables como inicialmente se habían sugerido.
' Si se mantiene la tendencia, el lunes 10 de agosto el municipio de Guatemala debiera amanecer en alerta naranja.
Jorge Jacobs
Aunque sigo considerando que el sistema de restricciones y semáforos viola los derechos constitucionales de todos los guatemaltecos, debo reconocer que la situación actual es mejor que lo que teníamos la semana pasada, y el semáforo, mucho mejor que lo que se había anunciado inicialmente.
Seguramente la mayoría no se ha percatado de ello, pero de la forma como quedó diseñado el semáforo —aún con algunas lagunas no definidas, o por lo menos no dadas a conocer—, el municipio de Guatemala está ya a un pelito de pasar de la alerta roja a la alerta naranja. Si bien es cierto la cantidad de casos por cien mil habitantes en los últimos 14 días —342.9— todavía está muy lejos de llegar al límite para bajar puntos —55—, los otros dos indicadores no. El porcentaje de positividad solo del domingo al viernes bajó de 29.17 por ciento a 26.7 por ciento, o a 25.33 por ciento (depende de cómo lo cuenten, una de las lagunas a que me refería). Este indicador baja un punto cuando llegue a 25, lo que implica que si sigue la tendencia como va, para el próximo sábado ya estará por debajo del 25 por ciento, lo que baja la calificación del semáforo en un punto.
El otro indicador, las pruebas diarias por mil habitantes, dependiendo de cómo lo calculen —otra de las lagunas— sea las del último día —ahorita está en 1.16—, o el promedio de los últimos 14 días —ahorita está en 0.91—, en un caso ya pasaríamos al siguiente nivel y en el otro estaríamos muy cerca de pasarlo. Ello implica que, de continuar la tendencia, también para la próxima semana seguramente estaría el indicador por encima de 1, con lo que la calificación bajaría otro medio punto, pasando de los 9 puntos en que estaba este domingo a 7.5 puntos, el límite para pasar el semáforo a color naranja. Es decir, si se mantiene la tendencia creciente de pruebas, y descendiente de positividad, el lunes 10 de agosto el municipio de Guatemala debiera amanecer en alerta naranja.
Pero luego está el tema del estado de Calamidad. El sistema de semáforos, como está planteado ahorita, necesita ese estado de Excepción para funcionar. De allí que, si no logran aprobar su extensión de aquí al martes de la semana entrante, se acaba y, por consiguiente, el sistema de alertas se queda sin sustento legal. Yo considero que esta vez la bancada oficial sí va a lograr conseguir los votos para autorizar la extensión por un mes más del estado de Calamidad, pero veo muy difícil que puedan extenderlo otro mes más después.
Lo que pone en una encrucijada al Gobierno. La única vía que le quedaría para continuar con su sistema de alertas es que el Congreso lo apruebe como ley. Esta ruta de todos modos es cuestionable, porque violaría todavía más los derechos de los ciudadanos, violación que ahorita justifican con la Ley de Orden Público, y que en una ley sería susceptible de acciones de inconstitucionalidad.
En resumen, le recomiendo que haga uso de su responsabilidad individual para protegerse usted y a su familia —que es como debió ser desde el principio—, ya que el sistema de pseudoprotección del Gobierno tiene los días contados, afortunadamente.