En muchas ocasiones si buscamos lo que debemos, en lugar de centrarnos en lo que queremos, encontramos insatisfacción con lo conseguido y se genera sensación de persistente infelicidad. Una buena solución, según Claudia Martínez, psicóloga, puede ser hacerse buenas preguntas y tratar de responderlas lo más sincero posible.
“Cuando queremos poner foco en nuestra vida y centrarnos en lo que deseamos, nos podemos hacer la pregunta ¿qué legado me gustaría dejar cuando ya no esté aquí? Y no solo me refiero a cuando nos muramos y no estemos en este mundo, sino en pequeños lugares como la empresa para la que trabajamos ahora o para la familia”, dice la profesional.
El legado de cada persona va más allá de lo material y físico, son las acciones que hacen que los demás la recuerden. Quizá, si se cuestiona ahora cuál es su legado, no encuentre una respuesta inmediata y se asuste al pensar que nada de lo que ha hecho se recordará y que no ha inspirado a nadie. Sin embargo, cada persona encuentra su legado a su tiempo. Pero es importante tratar de descubrirlo para trabajar en él y que se pueda disfrutar mientras se esté vivo.
Cómo descubrirlo
Descubrir nuestro legado lleva un proceso de introspección profunda, que se puede hacer menos complejo si se hacen las preguntas correctas. Lo ideal es que se descubra cuál es esa acción que no causa molestia al realizarla, sino que se podría llevar a cabo en cualquier hora del día y todos los días.
Para Paulina Rodríguez, terapeuta holística, un ejercicio para descubrir nuestro legado puede ser pensar en aquello que cuando termina nuestra jornada laboral, aunque estemos cansados, deseamos hacerlo al llegar a casa. Puede ser, por ejemplo, cocinar, hacer ejercicio, estudiar un idioma, entre otros. Lo importante es que cuando se descubre, uno se siente pleno realizándolo y que desea no hacer otra cosa.
“Para el proceso de introspección podemos hacer una lista de todas las cosas que hacemos a diario. Luego pensar que si en este momento hay una guerra y le piden que colabore haciendo algo, lo que usted quiera, ¿qué sería? Tome en cuenta que eso lo realizará sin pago, debe ser algo que pueda hacer con facilidad y que no le moleste, porque es lo único que hará todo el día, siempre. Al analizarlo puede tener una idea acerca de lo que podría dedicarse en la vida real, de cuáles son los verdaderos sueños”, explica Rodríguez.
Después de tener una idea de lo qué le gustaría hacer, puede cuestionarse ¿qué requiere para hacerlo? ¿Cómo puede contribuir al planeta con esa acción? ¿Cómo contribuirá a la humanidad, a las personas alrededor suyo con es acción? Cuando ya lo ha definido, entonces puede comenzar a trabajar en ello.
Otro proceso que puede ayudar a descubrir el legado consiste en imaginar la vida que se desea. Puede realizarlo mientras esté solo y en su lugar seguro. Cerrar los ojos y dejar fluir su imaginación, pensando en cómo desearía que fuera su vida. Qué desearía estar haciendo en cinco años.
El legado personal y familiar
El legado regularmente está relacionado a los valores morales que se pueden dejar a la familia. Sin embargo, va mucho más allá. Para Rodríguez, los proyectos personales también pueden ser un legado. Basta con analizar qué aprendizaje dejará, con el trabajo que desea, a las próximas generaciones de su familia. Quizá usted sea la primera persona en dedicarse al mundo del entretenimiento o a emprender un negocio propio.
“¿Cómo le gustaría que lo recordaran en su familia? Cuando sus nietos hablen de usted, qué quiere que digan, que comenten lo que hizo y cómo fue el primero que se atrevió a marcar la diferencia. Al buscar nuestro legado nos tenemos que separar del pensamiento de que con esto no podremos tener una vida económicamente buena”, expresa Rodríguez.
José Scarpitta, coach de vida, cuestiona las razones por las que siempre se habla de legado cuando alguien ya ha fallecido. En el velorio se escuchan frases como “tan bueno que era en su trabajo” o “solo él sabía hacer las cosas así”, cuando el legado se construye todos los días ¿por qué recibir los méritos cuando ya no estamos?
El legado en el trabajo y en los proyectos personales se conoce y determina mediante la retroalimentación que se recibe, ya sea del equipo de trabajo o de la opinión de los clientes. “Por ejemplo, cuando un maestro recibe un reconocimiento o palabras de agradecimiento por parte de sus alumnos, está formando su legado. No se debe esperar hasta que se jubile para decirle cómo marcó nuestra vida. Realmente, si esperamos gozar nuestro legado cuando muramos, estamos equivocados. En ese momento ya será tarde”, declara.
Si ha recibido comentarios negativos de su servicio o un cliente ya no desea trabajar con usted, entonces cuestiónese por qué. Analice cómo fue su trato, el procedimiento de atención, etc., para que la persona haya tomado esa decisión. Pero no se frustre, únicamente es un proceso para aprender de los errores.
En la familia, el mejor legado es el ejemplo, afirma el coach de vida. Los principios y valores, sociales y familiares los hijos los aprenden viendo y escuchando a los padres de familia. Por ello, cuando se habla de legado familiar no se trata de la educación escolar o las cosas económicas que puedan proveer los adultos a los menores, sino de comportamientos que hacen conciencia de la realidad y ayudan a ser mejores personas.
“A mis hijos siempre les he enseñado el valor de la honestidad. En una ocasión, hicieron una travesura de la cual su madre y yo no nos dimos cuenta. Pero a los días, el mayor llegó conmigo y me contó lo sucedido. Más allá de enojarme, me llenó de satisfacción saber que estábamos haciendo las cosas bien con mi esposa, porque ellos estaban practicando lo que les hemos enseñado. Ese es el legado familiar”, dice Scarpitta.
El momento adecuado para determinarlo
Para los profesionales, no existe una edad adecuada o específica para comenzar a pensar en cuál será su legado. El proceso consiste en la introspección constante de la persona para estar atenta al llamado de la energía y de su cuerpo, cuando manifieste malestar por las acciones que realiza hoy en día.
“La pandemia para muchos sirvió para que lograran hacer su proceso de introspección. Cuando llevaron a cabo el confinamiento, tuvieron un respiro de esas acciones que ya no querían hacer más. Varios ya no desean trabajar para una empresa y por eso ahora son emprendedores. Otros, que siempre estuvieron huyendo de su hogar, tuvieron que enfrentar esos problemas y resolverlos. Entonces, uno comienza a sentir la necesidad de cambiar de ritmo de vida y de buscar cosas que le generen bienestar y satisfacción”, opina Rodríguez.
Debido a que las personas estamos en constante evolución, Scarpitta recomienda poner a prueba constantemente las creencias y pensamientos que se tiene acerca de nuestro legado. En muchas ocasiones hay que ir ajustando las acciones para que se adecúen a lo que realmente se quiere. “Cuando considere que las cosas están bien y se siente feliz, entonces continúe. Si en algún momento algo de lo que hace le resulta pesado y molesto, quizá es tiempo de analizar y readecuar el legado”, propone.
¿Mi legado o mi seguridad económica?
Para Scarpitta, no hay mejor forma de crecer económicamente que haciendo aquello que le apasiona. No hay nada que sea más poderoso para ser exitoso, hablando de lo económico, que dedicarse a lo que realmente se desea. Por ello, quizá al inicio sea una difícil decisión por el temor a fracasar o por la opinión de los demás, porque uno busca su felicidad.
“A todo lo que se haga hay que ponerle significado, energía y pasión. Cuando determine lo que quiere y tengo un verdadero significado para usted, póngale energía para cumplirlo, y al lograrlo actúe con pasión. En ese momento la retribución emocional será increíble e inigualable a la económica. Al trabajar con pasión, cada día irá forjando su legado”, enfatiza.